Un grupo de representantes de corregimiento, del distrito de Panamá, se
fueron hacia Penonomé, Coclé con el fin de observar el eclipse solar total,
pronosticado para el 11 de julio de 1991.
Sus contactos le informaron que el pronóstico del
tiempo en la capital sería lluvioso, por lo que el fenómeno natural no se
apreciaría y la recomendación fue irse a otras provincias.
Fabricio Pineda, ocupaba el puesto de representante
del corregimiento de Tocumen, era oriundo de la capital coclesana e invitó a un
grupo de concejales y empleados del Consejo Municipal a su vivienda que tenía
en el lugar donde mataron al cacique Nomé.
Había espacio suficiente para diez personas, otras se
alojaron en hoteles o donde parientes en la provincia del dígito dos.
Una emoción gigantesca existía, ya que los eclipses,
tanto solares como lunares, no siempre se aprecian en todas partes del mundo,
aunque este sí se vería en Panamá si el clima lo permitía.
El grupo se marchó a Penonomé, luego se reunieron en
la finca de los papás de Pineda donde hicieron un rumbón con rantan de guaro,
comida y música típica de Dorindo Cárdenas.
Bailaron, gozaron y disfrutaron de la actividad social
hasta que a las 12 de la noche se fueron a dormir.
Al día siguiente, la propiedad estaba llena con unos
20 vehículos, todos preparados para ver el eclipse solar y con protectores en
los ojos para no perder la visión.
Observar la corona solar en el eclipse a simple vista provocaría la
ceguera, así que en las calles se vendía los protectores oculares como pan caliente.
Lograron admirar el fenómeno natural y luego
volvieron a la capital porque había que trabajar.
Ese 11 de julio era jueves, los concejales sesionaron
el martes, posteriormente se fueron a Coclé y al terminar el eclipse partieron a la
ciudad de Panamá.
Todo normal en la carretera hasta que Lucrecia Marlo,
la secretaria del presidente del concejo, empezó hacer piruetas al carro donde
viajaba Fabricio Pineda, cuando subían Loma Campana, en Capira.
Fabricio Pineda estaba con su esposa, identificada
como Carmen de Pineda, sus hijos Alfonso de 24 años y Luis de 20, mientras
realizaba peripecias para esquivar el automóvil de Lucrecia.
El político perdió el control, colisionó contra un
árbol, el vehículo de fabricación estadounidense era automático y con cierres eléctricos, se trancaron
las puertas, Fabricio Pineda se golpeó con el volante porque no llevaba puesto
el cinturón.
No era obligatorio usarlos en esa época.
Ante los hechos, los compañeros se bajaron de sus
carros para auxiliar a la familia, el automóvil ardía, y un funcionario municipal de nombre Moisés Martínez, con
una piedra, rompió los vidrios para sacar a Carmen, Alfonso y Luis.
Sin embargo, no logró salvar del vehículo a Fabricio
Pineda, que falleció asfixiado y con algunas quemaduras frente a la mirada de sus colegas, familia y
empleados municipales.
Lo que le esperaba a Carmen Marlo, un proceso penal
por el delito de homicidio culposo y una familia destrozada.
Un fenómeno natural se convirtió en un eclipse de la
muerte para la familia Pineda.
Imagen del eclipse de Wikipedia, de la cruz y rosario Pinterest.