El rabiblanco y la chorrillera

 Crescencio Navarro Aragón, era uno de esos rabiblancos, miembros del Club Unión, quien era la oveja descarriada de su familia, adicto a la marihuana y de a milagro tenía estudios secundarios terminados.

Pero no todo fue su culpa, su padre era integrante de una de las familias “honorables” de las que fundaron la República de Panamá, maltrataba a su madre verbalmente, la golpeaba, tenía otras mujeres y una hija con una exempleada doméstica.

Su madre, Oreida Aragón, se matrimonió por razones de dinero, como sucede normalmente entre los que ostentan el poder económico y una práctica heredada de los reyes de Europa, porque unir dos reinos los hace más fuertes.

Entre los miembros del famoso club panameño, le llamaban a Crescencio “Fulo droga”, ya que era rubio, alto, de ojos verdes y con la mirada perdida, principalmente cuando estaba “trabado” en el cannabis.



Lo expulsaron de varios colegios privados, lo enviaron a Estados Unidos y allí lo sacaron de una academia militar y también de Chorrillos, en Perú, por mal comportamiento.

“Fulo droga” daba la impresión que no tenía futuro alguno, vivía con sus padres en una mansión en Obarrio, con piscina, cancha de tenis y todas las comodidades, pero el hombre se perdía para ir al Chorrillo a chupar cerveza de la antigua Zona del Canal y fumarse su pito.

Los maleantes del área lo conocían, nadie se metía con él porque siempre llevaba dinero, patrocinaba cerveza y marihuana, además la plata le servía para irse con una chica de barrio con el fin de “bicicletear”.

Al final de tanto viaje, Crescencio Navarro Aragón, preñó a una chorrillera llamada Kiara, hermosa, de raza negra, culona, tetona y con hablar de rakataka, la tapa del coco para la familia del oligarca.

El rancho ardió, hablaron con la dama para que abortara, ella se negó y mandó al carajo a la futura abuela, quien la citó en un restaurante de Bella Vista para hacerle la indecente propuesta.

-Usted y su plata se van a la verga doñita, no necesito su dinero-, le respondió Kiara, la amiga de cama de “Fulo droga”-.

La señora sorprendida se retiró del local, no sin antes advertir que la niña que tendría no heredaría ni un centavo de los Navarro-Aragón, ni su hijo estaba obligado a dar pensión porque ellos tenían dinero y poder.



La única habilidad de Crescencio Navarro Aragón, era de pintar cuadros, cosa que hacía muy bien, con sus contactos con los zonian, les vendía el fruto de sus habilidades para mantener a su niña cuando nació.

El hombre se llevó a su negra de El Chorrillo a un arrendado apartamento de dos recámaras, en Betania, convertido en nido de amor y conflictos cuando el caballero estaba drogado.

No es fácil vivir con un amigo de las drogas, pero Kiara logró domarlo con su miel natural y pezones oscuros, tanto que el hombre bajó la guardia y consumía menos marihuana.

Tiempo después, los papás,  el hermano de "Fulo droga" y este se fueron a una fiesta dominical en Coronado, donde hartaron y bebieron licor.

Mariana, era la única nieta de la familia y no fue invitada, ni Kiara, pero cuando el grupo regresaba a la Ciudad de Panamá, don Navarro venía hasta la guacha y chocó contra un poste. Todos murieron.

Los parientes intentaron quedarse con el dinero, pero un abogado izquierdista conocía a Kiara y usó sus conocimientos para entablar un proceso de sucesión no intestada e incluyó a la hija de la empleada doméstica en el litigio judicial.

Hizo un matrimonio post mortem entre Kiaria y Crescencio, lo que enfadó a la familia del rabiblanco que pensaba quedarse con todo.

Como murieron  los herederos de primera línea o grado, el juez ordenó repartir los bienes entre la bebé de Kiara y su tía, la hija de la antigua mucama de los Navarro Aragón.

La familia de los Navarro y Aragón apelaron, pero las dos instancias correspondientes confirmaron la decisión del juez.

Kiara y la hija de la doméstica en su vida imaginaron que el destino cambiaría su futuro.

1 comentario:

  1. Kiara no tenía intereses monetarios, pero al final su hija quedó asegurada.
    No importa la clase social, la droga destruye hogares.

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