Juego de espías

 

El FBI buscaba por todas partes al topo que filtró información de dos espías estadounidenses en La Habana, quienes fueron detenidos y trasladados hacia la prisión de Villa Marista, conocida como la antigua Lubianka cubana.

Ted Taylor, director del FBI, estaba furioso porque sus mejores informantes se encontraban entre los barrotes y les esperaba una larga condena por ser agentes de Washington.

Un largo conflicto entre Estados Unidos y Cuba, el segundo instaló en plena Guerra Fría un gobierno comunista, mientras que la respuesta de Estados Unidos fue un bloqueo naval, luego económico y la operación Mangosta, que consistía en destruir estructuras, introducir plagas y otros actos de sabotaje.

Pero, los izquierdistas se mantuvieron a pesar de los ataques de la superpotencia ante la pequeña isla, así que La Habana se preparó militarmente, ideológicamente, culturalmente y en materia de comunicación para culpar a Washington de todos sus males.



Entretanto, los federales buscaban en la Pequeña Habana de Miami y otras zonas de sur de la Florida al agente del gobierno cubano que se mezcló entre los exiliados, no tenían una sola pista de la identidad del espía identificado como Alex Doe.

Escarbaron entre los antiguos combatientes de la Bahía de Cochinos, Hermanos al Rescate, deportistas, artistas, comerciantes, escritores, cantantes y no hallaron absolutamente nada.

La dictadura cubana hizo todo un espectáculo de propaganda durante el juicio a los tres espías estadounidenses, todos criptógrafos del Ministerio del Interior, la televisión transmitió las audiencias y la decisión del juez.

Desde la Florida los exilados miraban el juego de político y Cuba iba ganando esta guerra psicológica hasta que la televisión estatal hizo un anuncio.



La policía detuvo en el aeropuerto José Martí, al ciudadano cubano Ronaldo Tamayo Varela, nacionalizado estadounidense y presunto espía norteamericano, lo que dejó boquiabiertos a toda la comunidad expatriada.

Tamayo Varela era Alex Doe, los cinco meses que tardo el FBI, Cuba lo hizo tan pronto descubrió que el hombre entregó documentos a la inteligencia británica por si algo le sucedía.

Obvio de que Londres enviaría todo a su aliado incondicional Estados Unidos, sin embargo, al enterarse Cuba por otro topo, le informó a Tamayo Varela que regresara a la isla vía México y lo pescaron en la terminal aérea.

Los tres escurridizos terminaron con una sentencia de 25 años de prisión porque así es el juego de espías y al final de la historia el gato siempre caza al ratón.

Imagen de Cotonbro Studios y Balaz Simons no relacionadas con la historia.

El cantante de rock

 Las presentaciones de la banda The OC  eran fabulosas, con luces, sonido espectacular, las guitarras, teclados, baterías y efectos especiales hacían vibrar a los fanáticos durante sus conciertos.

William Méndez, era su vocalista, hijo de migrantes chilenos que se establecieron en el Valle de San Fernando, California durante la dictadura del general derechista Augusto Pinochet.

La familia de la estrella, tanto en Chile, como en Estados Unidos, se sentía orgullosa del artista porque hacían giras por todo el territorio continental estadounidense y planificaban irse a Europa.



Un ritmo de rock pesado, mezclado con acordes de música clásica y la voz de William rompían el patrón musical durante los conciertos.

El vocalista tenía todo a su favor, fama, unos 10 millones de dólares en fortuna, mucho para una banda que tenía cuatro años de inicio de carrera, viajes, lujos, eran portadas en los periódicos y revistas.

En cada concierto William contaba con uno de los sonidistas para que le llevara una chica del público, cuando terminaba se iban al camerino a hacer travesuras, no sin antes consumir varios gramos de cocaína.

La vida del hijo de migrantes, a pesar de todas las ventajas que le ofrecían al artista, no eran la mejor, el sufrimiento de su familia exiliada, la rigidez de su padre, un capitán dado de baja del ejército chileno y la superficialidad de la fama lo atacaban constantemente.

William fumaba marihuana, consumía demasiado güisqui, cocaína, eran un mujeriego en todo su esplendor, no obstante, su frustración fue nunca conquistar a Melany Smith, a pesar de contar con todas las ventajas de un varón.



A la mujer no le interesaba la fama, la fortuna y el dinero porque laboraba de maestra en un colegio de Orange County y se iba a casar con Mel García, otro hijo de migrantes, pero mexicanos.

La noticia frustró al intérprete, se presentaba a los estudios de grabación borracho, no lograba coordinar las letras de las canciones y sus compañeros intentaron ayudarlo, pero William no puso de su parte.

En cinco meses no lograron grabar el segundo álbum del grupo, su productor y agente lo solicitaba urgente porque así lo exigía el mercado, así que entre los integrantes de The OC y el jefe mayor, decidieron despedir a William como vocalista del grupo.

Una decisión fatal que se sumó al matrimonio de Melany con su compañero maestro, así que William se fue a San Francisco a relajarse y meditar sobre su futuro.

Tres días después la policía encontró el cuerpo del artista, los exámenes de necropsia arrojaron que el caballero contaba con 20 tipos de drogas distintos en su anatomía.

La sobredosis se lo llevó y terminó su mundo de fantasía.

Imagen cortesía de Pixbay y Alena Darmel de Pexels no relacionadas con la historia.

Compañeros y rivales

Perplejo Pérez y Casiano González, eran compañeros de trabajo en el Ministerio de Comercio e Industrias de Panamá (Mici), siendo el primero jefe de Compras y el segundo liderizaba el departamento de Servicios Generales.

Ambos ganaban un salario de 3,000.00 mensuales, casados y con hijos, pero eran cazadores de las compañeritas del ministerio, aunque nunca coincidieron en gustos semejantes, lo que evitaba la disputa por una fémina.

En ocasiones se visitaban a sus casas, iban a las playas con sus familias, al cine o hacían vida social como dos grandes amigos o hermanos.

Dos hombres acholados, de mediana estatura, piel canela, solo con la diferencia que Perplejo era ñato y Casiano algo barrigón, sin embargo, como eran caciques en la institución, algunas damas caían antes los encantos del dólar estadounidense.



Todo iba excelente hasta que llegó a laborar como secretaria del departamento de Tesorería una joven de 23 años, de nombre Estrella del Mar García, una mulata, delgada, de ojos verdes, hija de una colonense y un marinero italiano que nunca la reconoció.

De inmediato, Casiano de 41 años, le tiró todas sus divisiones a la mujer, su compañero Perplejo se encontraba de gira hasta que a los tres días llegó, fue hacer una diligencia a Tesorería, la vio y quedó loquito.

Perplejo, de 35 años, también se lanzó a la conquista como varios en el ministerio, porque cuando ingresa una dama nueva a una empresa o entidad pública, los hombres se comportan como lobos al ataque de una presa.

Sin quererlo, Estrella del Mar se convirtió en la manzana de la discordia de ambos varones porque llovieron las flores, chocolates, pulseras, almuerzos, café, perfumes, cadenas y cualquier otro regalo con el fin, no de atraer, sino de comprar el amor fantasioso.

Pero, la joven estudiante de finanzas se enamoró de Chablé Cárdenas, un santeño de 19 años, oriundo de Las Tablas, de aspecto colorado, trabajador manual, alumno de leyes y de ojos miel.



La mujer no le interesaba los hombres acholados, ni veteranos, no obstante, aceptaba todo lo que los ahora rivales le obsequiaban.

Era notorio en el ministerio que los conquistadores no se hablaban, de amigos terminaron como enemigos y odiándose a muerte porque creyeron que Estrella del Mar le regalaría su tesoro más preciado.

A los tres meses, durante un juego de fútbol en una de las canchas alquiladas de la ciudad de Panamá, se presentó Chablé con Estrella del Mar, agarraditos de la mano, ante la sorpresa de Perplejo y Casiano.

El primero se pegó una borrachera y lloró, mientras que Casiano intentó golpear a Chablé, pero el muchacho le metió un derechazo que lo dejó tendido en el piso y los compañeros intervinieron para calmar las aguas.

Triunfó el que ganaba 800.00 dólares al mes o el más limpio porque en el amor siempre existen sorpresas.

Fotografías de Christina Morillo y Pixbay de Pexels no relacionadas con la historia.

La ciudad de Jesús

Harry Johnson llevó a sus seguidores al estado de Zulia, Venezuela, ante la persecución del gobernador de Arizona y los federales que lo acosaban por denuncias de abusos hacia sus los fanáticos.

El pastor estadounidense, de 55 años, predicaba el amor de Cristo, la obediencia a ciegas, combatía la infidelidad, los castigos eran fuertes, azotes, ayunos forzados y lectura durante largas horas de la Biblia.

Harry fundó su iglesia de Cristo Salvador en el condado de La Paz, lejos de la ciudad de Parker, bien cercada y con vigilantes armados para evitar los escapes de quienes se arrepintieron de vivir en la ciudad de Jesús en 1978.



En Venezuela, el religioso compró 30,000 hectáreas al gobierno de ese país para edificar su ciudad agrícola, cultivaban, maíz, arroz, papas, contaban con ganado bovino y porcino, pollos y patos.

Dos ingenieros construyeron una pequeña planta de energía eléctrica cerca del río para ser autosuficientes, sin embargo, a los tres meses de abandonar Estados Unidos y ante la evasión de una familia de cuatro personas, Harry decidió quitarles los pasaportes a sus seguidores.

Casi un campo de concentración en plena selva del hermoso país sudamericano, con diez torres, custodiadas por hombres con fusiles M-16, con la excusa de rechazar incursiones de guerrilleros colombianos.

El asunto no pintaba bien, entre fanáticos que lo seguían como borregos y disidentes silenciosos que planeaban su fuga, la vida continuaba en la villa hasta que las autoridades venezolanas decidieron intervenir ante la presión de la embajada estadounidense.



La familia que escapó denunció en Estados Unidos las atrocidades de Harry, la diplomacia hizo su trabajo y un soplón alertó al pastor que allanarían la propiedad en cuatro días.

El caballero se preparó y lo hizo con los habitantes de la ciudad de Jesús, en una prédica manifestó que era el momento de irse al paraíso, que los demonios atacarían el sagrado lugar y la única salvación era conocer al creador.

Al día siguiente, los habitantes desayunaron tortillas de maíz, carne y café, a los niños se les dio a beber jugo de naranja.

El día de la acción judicial, los pilotos de los helicópteros de la Guardia Nacional venezolana comunicaron una dantesca escena, decenas de cadáveres se veían desde el aire y los soldados entraron de inmediato.

Todos muertos, incluyendo al pastor Harry, los exámenes médicos arrojaron restos de cianuro en los cuerpos de los seguidores del religioso, un suicidio colectivo para encontrarse con el hijo de Dios.

Imagen de la Guardia Nacional de Venezuela cortesía de Defensa.

La casa de Bernarda Alba

En la obra de teatro, Federico García Lorca nos lleva a la España de inicios del siglo XX, en un escenario rural donde las pasiones y sentimientos se elevan como el Everest, además de la sociedad tradicional de un pueblo chico e infierno grande.

Bernarda Alba, una mujer que enviuda por segunda vez a los 60 años, manipula a sus hijas y las controla, decide llevar ocho años de luto y arrastra a sus descendientes al mismo modo de vida por sus intenciones de no perder su estatus de propietaria de tierras.

El dramaturgo español plasma en la obra envidia entre hermanas porque Angustia es la prometida de Pepe Romano, caballero que roba el amor de Adela y Martirio.



Odio, culto al dinero y el clasismo de Bernarda Alba son retratados por García Lorca en el libreto de tres actos, sin embargo, a pesar de que pasaron 84 años desde que el poeta la creó, aún prevalecen en el mundo algunas de esas aristas en nuestras sociedades.

Muchas familias se preocupan por el qué dirán, sentimientos como la envidia porque fulano o zutano tiene más que yo y el odio entre hermanos, por amor, dinero, propiedades o sencillamente porque la vecina tiene un carro del año.

Es cierto que algunas situaciones ya no son iguales, pero otras se mantienen intactas como no perder el estrato social, por el contrario, subir más escalones porque quien más riquezas posea, asimismo será respetado por las sociedades.



Se dice que se conoce a los hermanos en la herencia, a los esposos en el divorcio y a los hijos en la vejez, lo que nos plasma el asesinado escritor español no ha variado 84 años después.

Un drama espectacular, el maltrato a las criadas o empleadas domésticas tampoco a variado en nuestros días.

Trágico final, Adela cree que su madre, Bernarda Alba, asesina a Pepe Romano y se suicida, la figura matriarcal pide a sus hijas que nadie llore, que oculten todo y que la vistan de doncella para que crean que murió virgen, aunque se acostó con el prometido de su hermana Angustia.

Bernarda Alba, como muchas personas en la actualidad, prefiere el honor que el dolor y todo por no bajar la escalera de la sociedad.

Por el ojo del c...

 Alisha, era tan poderoso que ni sus maestros de la magia se atrevían a desafiarlo, su radio de cobertura era de varios millones de años luz, no existía rival alguno que lo derrotara y conseguía lo que deseaba.

Sus pardos ojos se combinaban con su blanca piel, su pequeña estatura se confundía con su delgada figura e impresionaba con el timbre de su voz de barítono como la plena función del Barbero de Sevilla.

El mago recorría varios planetas buscando contrincantes, alguien que lo retase o encontrar algún pleito con él para demostrar que el título número uno nadie se lo quitaría.

Logró amansar fortuna, despojaba de bienes, absorbía la vida de humanos, plantas, animales, lagos, estrellas, vientos y huracanes y mientras más tiempo transcurría, Alisha se hacía casi el gobernante del mundo.



En las estaciones espaciales, los habitantes abordaban rápidamente sus naves al escuchar que el caballero de 90 años se presentaba, huían despavoridos.

Convertía agua en fuego, el viento en hielo, el cemento en hierbas cambiaba la noche por el día, el sexo de las personas y transformaba las jirafas en águilas y otros animales.

Todo dependía de su estado de ánimo, no se le conocía punto débil, aunque en todos los tenemos, Alisha pareciera que fuese omnipotente, desafiaba a los dioses de todas las galaxias y los gobernantes de las colonias pactaban con él porque no querían ser convertidos en meteoritos.

En el año 2120 Alisha, llegó al planeta Morti, un lugar ubicado a millones de años luz de la Tierra, así que de inmediato preguntó por alguien que lo desafiara para ganarle la batalla.

Takan, era un mendigo, decidió retarlo, el mago Alisha al ver sus harapos sonrió y dijo que lo transformaría en un montón de cenizas y si era al revés, el popular mago perdería todos sus poderes y serían transferidos al hombre pobre.



El indigente tomó una lata vieja, le abrió varios huecos abajo, le mostró la abertura principal, le informó que todos los huecos se llamarían ojos, se la colocó en el trasero y se tiró un gas.

Le preguntó a Alisha por cuál ojo había salido el pedo, pero el mago sonrió sin saber responder, pasaron 20 minutos y nada, así que el reto estaba en curso, ahora el mendigo sonreía y el mago asustado.

Ante la falta de respuesta del poderoso mago, Takan respondió que el gas salió por el ojo del culo y todos en la plaza espacial se callaron.

Alisha se colocó la capucha negra en su cabeza, en segundos se convirtió en ceniza y la sombra que lo abandonó entró al cuerpo de Takan, quien ahora tenía los poderes mágicos en toda la galaxia.

Imagen de Fariborz MP y Kelly no relacionados con la historia.

Amores que matan

Mayetín, se sentía defraudado con la infidelidad de su novio de ocasión, Lucas, un prostituto que mantenía relaciones sexuales con hombres y mujeres a cambio de jugosas sumas de dinero.

Lucas era un migrante oriundo de Envigado, Colombia, estuvo por varias ciudades de su país hasta que arribó a la capital panameña con el propósito de ganar plata de la forma que sea y haciendo cualquier cosa.

Vendió cigarrillos de contrabando, marihuana y cocaína hasta que casi lo pescan, así que un día se fue a un casino a meditar donde conoció a Orlando, un empresario, casado y bisexual.



Aprendió que una forma de obtener dinero sin tanto esfuerzo era hacerle el amor a hombres pudientes que le entregaban numerosos regalos y dádivas con el fin de un rato de cariño.

El negocio iba viento en popa, mientras que, durante unos carnavales en Las Tablas, Mayetín estaba tomado y conoció a Lucas, sin embargo, solo le dio su número de celular para un futuro encuentro.

Los ojos verdes, rubios cabellos y aspecto de luchador del sudamericano atraía, tanto a hombres como a mujeres, apostaba por los dos y le iba tan bien que clientes del poder económico lo buscaban para obtener placer.

Todas las relaciones sexuales de Lucas con sus varones o damas eran clandestinas por ser casados o casadas, el extranjero encontró una mina de oro que le dio un Mercedes Benz, un apartamento alquilado en Paitilla, joyas y dinero en efectivo.



Mayetín era accionista de un banco, una televisora, una emisora y poseía numerosas tierras de negocios familiares, llevaba una doble vida por tener en su cuerpo de hombre una mujer encerrada.

La sociedad ni su familia le permitirán salir del guardarropa, así que, en silencio, al igual que Orlando, escondían su otro yo ante el temor del qué dirán.

Pero Mayetín descubrió las andanzas de su marido de ocasión, por lo que fue a verlo al departamento que el empresario le arrendaba en el elegante barrio panameño, donde los gritos de hijo de puta malagradecido y migrante asqueroso se escucharon por todo el edificio.

Lucas, ante el temor de lo peor, llamó a Orlando para arreglar la situación, al llegar el último los ánimos se encendieron aún más.

Herida y lesionada en su orgullo de mujer, Mayetín sacó una Glock, le disparó tres veces a los dos caballeros y posteriormente se metió un tiro en la sien derecha.

Todo acabó porque hay amores que matan.

Imagen de Rosie Ann y Filip Szyller de Pexels no relacionadas con la historia.

 

Parranda costosa

Marco estaba aburrido de andar en autobuses, con tres años en su trabajo de vendedor internacional en la Zona Libre de Colón, decidió adquirir un vehículo que consumiera poco combustible y lo transportara desde la ciudad de Panamá hasta Colón.

Se fue con su amigo Pepe a una feria en el centro de convenciones Atlántico Pacífico (Atlapa) donde le encantó un Kia Picanto, color rojo y con todas las extras, cuyo financiamiento fue de 210 dólares mensuales por ocho años.

Con su nuevo automotor, el caballero viajaba desde una ciudad a la otra y comenzó a salir con chicas, ya que, a sus 25 años, le fascinaban las damas, principalmente rubias.

Así que con su carrito en dos semanas Marcos se convirtió en un real Don Juan, empezó a gastar dinero en féminas para enviar flores, ropas, zapatos, joyas, relojes y cualquier regalo para conquistar.



En esas salidas conoció en una discoteca a Felicia, una chica de 21 años, rubia, interesada, fría, calculadora y con un cuerpo voluptuoso cuyos senos pasaron por el quirófano con el fin de incrementar su tamaño.

Marco quedó loquito con Felicia, oriunda de la provincia de Chiriquí, quien emigró a la capital en busca de mejor vida, logró explotar su hermosura y los varones caían ante sus encantos.

La pareja se empató y a las dos semanas ya vivían juntos en un apartamento en Betania, Marco era exprimido económicamente por su nueva media naranja, dejó de ser mujeriego para dedicarse únicamente a su rubia mujer.

A los cuatro meses de tener el Picanto, el marido y la fula, se fueron un fin de semana a Punta Barco para asistir a una fiesta yeyesona, Marcos conducía y al llegar la pasaron excelente.

Mucho güisqui y vino, el masculino se pegó una borrachera, mientras que Alfonso, el dueño de la fiesta, le aconsejó pernoctar en la residencia veraniega porque era peligroso conducir así.



Sin embargo, Felicia quería retornar a las dos de la madrugada, le dijo a su marido que, si no volvían a Betania esa noche, no le daría de su miel que atrapaba a los varones, así que el enamorado vendedor internacional complació a su quita frío.

A Marcos se le cerraban los ojos producto del licor, el cansancio y el sueño, su novia se durmió y cuando iban a la altura de cerro Campana, el carro se salió de la carretera e impactó contra un árbol.

Las bolsas de aire salvaron la vida del conductor y la pasajera, no obstante, el vehículo quedó pérdida total.

Estuvieron un día en el hospital, les dieron de alta y cuando Marco fue a reclamar el seguro le informó que no le correspondía pago alguno porque el parte policivo decía que conducía borracho.

A la semana, Felicia lo dejó a su marido por un tipo que andaba en un BMW descapotable y con mucha plata.

La parrada le resultó costosa a Marco porque debe todos los meses pagar el financiamiento del vehículo durante el tiempo pactado y sin pareja.}

Imagen de brindis de Isabella Mendes de Pexels no relacionadas con la historia.

Pillado

Todo estaba preparado para la fiesta que le tenían a Macedonio, en su cumpleaños número 35, con cervezas, güisqui, vino, picadas, alimentos, música, donde asistirían algunos compañeros de trabajo, vecinos y clientes de su negocio.

Macedonio se dedicaba a la venta de tortillas de harinas de maíz desde hacía diez años, se levantó de la nada y contaba con dos microbuses que distribuían el producto por varios comercios.

Si bien es cierto que no llevaba una vida de millonario, el caballero pagaba su casa, los gastos de servicio, ropa, alimento y de vez en cuando darse algunos lujos como salir con varias chicas.

Era un hombre totalmente infiel, dedicado a su trabajo, carecía de intenciones de formar una familia, al menos no por el momento, a pesar de que tuvo algunas damas dispuestas jurarle amor frente al altar o un juzgado.



Macedonio salía con Alicia y Teresa, ambas vivían en Calle Tercera, Vacamonte, mientras que él en Los Cerezos Dos, en Arraiján, Panamá, así que la suerte lo acompañó porque no era descubierto por ninguna de las dos.

Sus largas jornadas laborales y ventas eran la excusa perfecta para manejarse con la primera que contaba con 25 años y la segunda fémina rondaba por los 29 abriles.

El sábado en la tarde se hicieron todos los preparativos para celebrar el cumpleaños del caballero y hasta un cantante callejero del ritmo salsa se presentó en la vivienda.

Los invitados se zamparon ron y cervezas, el vino casi ni lo tocaron porque la gente de pueblo en Panamá no acostumbra a consumir bebidas que se ingieran al clima cálido del istmo.



Teresa, era la culisa pocotona que acompañó a su novio a la parrada porque el infiel le comunicó a Alicia (de tez blanca) que se iba para Chiriquí con la familia de su padre, por lo que se zafó de un problema.

Pasaron las horas, hasta que se hizo diez de la noche, cuando Alicia se presentó en la actividad social y vio a su pareja tomado de la mano con una dama desconocida.

Lógicamente, hubo reclamos de Alicia, mientras que Teresa también se la armó a Macedonio porque se sintió herida, engañada y mancillada.

Teresa y Alicia se unieron, destruyeron los adornos, estrellaron botellas, lanzaron sillas y se fueron juntas a un bar en Vista Alegre, donde la segunda confesó que recibió una llamada en la que le informaron que su novio estaba en una fiesta con otra dama.

Macedonio se quedó solo y con el tiempo las víctimas de la infidelidad se hicieron grandes amigas.

Fotografía de cerveza cortesía de Elevate en Pexels no relacionada con la historia.

El último trabajo

Bonifacio salió del Centro Penitenciario La Joya, luego de cumplir una sentencia de tres años de prisión por robo a una joyería en el corregimiento de Calidonia y con un excelente plan para un asalto bancario.

Durante el tiempo que estuvo encerrado conoció al colombiano nacionalizado panameño William Rojas y al istmeño Alfonso Gómez, reconocidos delincuentes de poca monta y que buscaban subir en el escalón en el mundo del crimen.

El trío planificó asaltar un camión blindado con la ayuda de un guarda de seguridad que le colaboraría cerrando mal la puerta del vehículo, una secretaria que filtraría la ruta y tres sujetos más como pistoleros.

Anhelaban el botín posiblemente de más de dos millones de dólares monto que distribuirían en partes iguales, posteriormente escaparían de Panamá por la frontera de Paso Canoas y el dinero saldría de contrabando por Río Sereno, en Chiriquí.



Todo preparado para el último trabajo que les dejaría un éxito y dinero con el propósito de no delinquir en su vida, sin embargo, la ruta del vehículo eran las avenidas Transístmica, Manuel Espinoza Batista y la Nicanor de Obarrio.

Era mediodía, cuando el camión salió del banco en la Transístmica fue interceptado, el guarda no logró dejar la puerta abierta, salieron los disparos desde adentro del vehículo protegido y los maleantes respondieron el fuego.

Los dos ayudantes o pistoleros, quienes viajaron el primer carro, murieron de un balazo en la cabeza, mientras que el otro falleció de un impacto de plomo en el corazón, Alfonso logró escapar a pie y William herido en un hombro derecho.

Bonifacio tuvo la suerte que no recibir un solo tiro dentro del segundo carro donde se encontraba, al imitar a William, ya la policía había llegado y una bala le impactó en la columna.



El resultado fue tres muertos, dos heridos, el colombiano capturado, Bonifacio parapléjico, el agente de seguridad quedó preso junto con la secretaria.

Un fracaso intentar asaltar a pleno mediodía donde los embotellamientos vehiculares están en todas las calles de la ciudad de Panamá.

Por nada planificaron el delito dentro del penal porque las cárceles también son universidades del crimen, pero no todos se gradúan.

Imagen de las armas de Carolina Grabowska de Pexels no relacionada con la historia.

Dura como una piedra

 Conocer a Alejandra Barahona fue un verdadero dolor de cabeza que duró meses, en primera instancia porque su decepción amorosa le transformó su corazón en una piedra que ningún mazo lograba quebrar.

En segundo lugar, era muy quisquillosa, tenía mal humor o diría yo una cascarrabias, producto de la situación que atravesaba con sus dos hijos varones, peleando con el padre de sus descendientes para que cumpliera con la manutención y asuntos laborales.

Con todas esas aristas, la veía en las mañanas cuando pasaba para laborar en la Caja de Ahorros, donde trabajaba como oficial de crédito, mientras que a pocos metros yo me ganaba el pan como ejecutivo de préstamos en una financiera.

Sus profundos ojos pardos e inmensa cabellera negra contrastaban con su piel canela, que despertaba kilométricos deseos masculinos, la dama era deseada por muchos y a todos los rechazaba.



Vestía un uniforme de falda azul, con chaqueta del mismo color, camisa blanca, con un pañuelo celeste atado a su hermoso cuello, que eran inspiración mental de cualquier alpinista que adorase la piel canela.

La conocí por casualidad en un restaurante de la zona, ella volteó su vianda sobre mi camisa color nieve, quedó con un mapa de grasa y verduras, la fémina se puso más blanca que la leche y por primera vez escuché su dulce voz con lo siguiente: mis disculpas señor por derramar la sopa.

Ya la había visto otras veces, sin embargo, para la princesa yo solo era un fantasma, no me encontraba en su mapa cerebral, ni en su radar, porque como no quería nada con los varones por problemas del corazón, no existía.

Tras el accidente nos saludábamos, luego almorzamos en una ocasión y decidí atacar con artillerías de girasoles, misiles de bombones envueltos en rosas, poemas en papel celeste emperfumado y cajas de música con bailarinas que se movía al ritmo de Para Elsa de Beethoven.

Dos meses y nada, me quedé sin municiones, mis 45 años no sirvieron de nada porque la mujer de 35 años no aceptaba salir conmigo, menos ser mi novia y darme el anhelado beso con que soñaba todas las noches.



Cambié de táctica, ya no le enviaba mensajes por las mañanas en la aplicación de WhatsApp y me contrataron como tecladista en una orquesta que se presentaba en un casino de Vista Alegre, Arraiján, por lo que mi vida cambió.

No determiné más a Alejita durante cuatro meses hasta que una compañera de trabajo me comentó que la fémina preguntaba por mí a diario, así que solo sonreí y callé.

Al mes, durante una presentación, me inspiré con mi teclado, interpretamos cuatro canciones, nos fuimos a un cuarto de descanso cuando el cantante Pepe me dijo que una mujer me buscaba.

Era Alejita, vestida con pantalón vaquero azul, una camisa blanca de rayas rojas, el cabello recogido con cola de caballo y botas blancas se acercó, me dijo que cerrara los ojos, obedecí y sentí sus labios junto a los míos.

¡Casi me desmayo!

Imagen de Vija Rindo Patrama y Pixbay de Pexels no relacionadas con la historia.

El guerrillero que rompió el silencio

José Argüello y Nicole Garza vivían Inglewood, Los Ángeles, donde fueron a buscar mejor vida como lo proyectan las películas de Hollywood, sin tomar en cuenta que solo es fantasía y cuando llegas a tierras californianas no tienen pavimento de oro.

José provenía de Matagalpa, Nicaragua, hijo de campesinos que laboraban para la finca de un reconocido somocista, mientras que Nicole emigró desde Chiapas a recoger lechugas y tomates, debido a las pocas oportunidades de laborar en su amado México.

La pareja se conoció porque trabajaban en la limpieza del estadio Forum, usado para baloncesto y hockey, mientras que entre escobas, desinfectantes y bolsas de basuras nació un amor.



Ella quería irse a Pico Rivera, una zona donde residen numerosos mexicanos, sin embargo, el nicaragüense prefería quedarse en Inglewood, por ser una urbe con mayoría de raza negra porque decía sentirse como en Bluefields.

Para los americanos que no residen en Estados Unidos no es normal que haya barrios o zonas donde residan determinadas etnias, sin embargo, en EE. UU. la segregación racial es tan normal como el amanecer.

Áreas donde solo viven negros, otra para blancos, hispanos, asiáticos u otras etnias, algo imposible que suceda porque en otros países de América, porque la segregación es económica, no racial.

Así que el matrimonio sobrevivía y luchaban para salir adelante en un caserón destartalado, no tenían hijos y un día llegó Alfonso, un amigo de la infancia de José y excombatiente de la Contra.

Alfonso no tuvo problemas en encontrar la residencia de la pareja, tocó el timbre y la dama abrió la puerta, el paisano se identificó y lo hicieron pasar.

Luego empezó una tormenta en la cabeza de Nicole al escuchar las historias de la guerra civil nicaragüense, peor cuando oyó que entre su amigo y su marido ejecutaron extrajudicialmente a cinco soldados sandinistas.



A pesar de estar desarmados, los dos guerrilleros de derecha abrieron fuego porque odiaban la revolución sandinista, el socialismo y el comunismo, una narración que dejó a la mexicana horrorizada.

Su marido nunca le contó nada que fue insurrecto, de política y menos que la dictadura sandinista lo buscaba en 1988 por asesinato, así que huyó por la frontera del norte hasta llegar a California.

Cuando José abrió la puerta, encontró a su antiguo compañero de armas con cara de pocos amigos, su mujer lloraba a cántaros, le gritó asesino hijo de puta y desgraciado.

Había poco que hacer, a Nicole no le gustó que su pareja le ocultara su triste pasado, aunque en las guerras tanto la derecha y la izquierda cometen crímenes atroces, muchos de los cuales no son castigados.

El secreto fue el caldo de cultivo del rompimiento de una pareja que vivió unida durante tres años y la guerra los separó.

Un sorpresivo periplo

Conocí a Graciela durante un viaje en autobús desde San José, Costa Rica hacia la ciudad de Panamá, antes de que finalizara el 2022, y de inmediato quedé enloquecido con la costarricense.

Venía de una competencia de tiro al blanco, gané dos medallas de plata y una de oro, por lo que retornaba al istmo orgulloso, así que le conté a la dama lo feliz que me encontraba al haber dejado en grande el nombre de mi país.

Graciela realizaba el periplo a Panamá para reunirse con su prima, casada con un istmeño y otros amigos panameños, con el fin de recibir el 2023 a un estilo totalmente distinto al de su Costa Rica.



Lo primero que me encantó de la dama fue su cabello castaño claro ensortijado, de mediana estatura, blanca como la espuma, ojos miel y una sonrisa que me atrapó en la gigantesca celda del amor.

Divorciada, de 43 años, con dos hijas adolescentes y su peculiar zarcillo en su fosa nasal derecha y un tatuaje con la forma de sol debajo de su nuca.

Vestía un traje azul de flores, con un abrigo negro de lana y que, al quitárselo en Santiago de Veraguas por el sofocante calor, dejó ante la faz del mundo su tersa piel que todo varón aspiraría a esquiar con la yema de sus dedos.

Entre ambos hubo química, platicamos durante la revisión de los boletos de la empresa Tica Bus y posteriormente charlamos afuera, mientras esperábamos la llegara la unidad que realizaría el largo viaje a la capital panameña.

Un amor a primera vista se notaba que le gusté a Graciela, conversamos hasta que nos ubicamos en nuestros asientos, pero la dama no aguantó y fue hasta mi puesto a preguntar si podríamos comer algo en la siguiente parada.



Respondí que, con mucho gusto, nos sentimos como dos colegiales, sin embargo, ambos somos veteranos, cupido nos flechó porque uno nunca pronostica el momento culminante.

Pasamos la frontera de Paso Canoas, luego el autobús se detuvo en Santiago de Veraguas para almorzar, nos sentamos en la misma mesa, allí la invité a estar el Año Nuevo conmigo, respondió que no dejaría mal a sus amistades y me dijo que la acompañara.

No los aburriré, recibí el 2023 fabuloso con Graciela, cociné para los amigos y la prima de la tica. Fue una fiesta espectacular.

La costarricense regresó a su país el 15 de enero de 2023, no obstante, en marzo del mismo año aterrizó en el aeropuerto internacional de Tocumen con sus dos hijas para quedarse conmigo de forma definitiva.

No me pregunten qué pasó, la vida me la puso frente a mí y no la dejé ir, así tan sencillo.