El último trabajo

Bonifacio salió del Centro Penitenciario La Joya, luego de cumplir una sentencia de tres años de prisión por robo a una joyería en el corregimiento de Calidonia y con un excelente plan para un asalto bancario.

Durante el tiempo que estuvo encerrado conoció al colombiano nacionalizado panameño William Rojas y al istmeño Alfonso Gómez, reconocidos delincuentes de poca monta y que buscaban subir en el escalón en el mundo del crimen.

El trío planificó asaltar un camión blindado con la ayuda de un guarda de seguridad que le colaboraría cerrando mal la puerta del vehículo, una secretaria que filtraría la ruta y tres sujetos más como pistoleros.

Anhelaban el botín posiblemente de más de dos millones de dólares monto que distribuirían en partes iguales, posteriormente escaparían de Panamá por la frontera de Paso Canoas y el dinero saldría de contrabando por Río Sereno, en Chiriquí.



Todo preparado para el último trabajo que les dejaría un éxito y dinero con el propósito de no delinquir en su vida, sin embargo, la ruta del vehículo eran las avenidas Transístmica, Manuel Espinoza Batista y la Nicanor de Obarrio.

Era mediodía, cuando el camión salió del banco en la Transístmica fue interceptado, el guarda no logró dejar la puerta abierta, salieron los disparos desde adentro del vehículo protegido y los maleantes respondieron el fuego.

Los dos ayudantes o pistoleros, quienes viajaron el primer carro, murieron de un balazo en la cabeza, mientras que el otro falleció de un impacto de plomo en el corazón, Alfonso logró escapar a pie y William herido en un hombro derecho.

Bonifacio tuvo la suerte que no recibir un solo tiro dentro del segundo carro donde se encontraba, al imitar a William, ya la policía había llegado y una bala le impactó en la columna.



El resultado fue tres muertos, dos heridos, el colombiano capturado, Bonifacio parapléjico, el agente de seguridad quedó preso junto con la secretaria.

Un fracaso intentar asaltar a pleno mediodía donde los embotellamientos vehiculares están en todas las calles de la ciudad de Panamá.

Por nada planificaron el delito dentro del penal porque las cárceles también son universidades del crimen, pero no todos se gradúan.

Imagen de las armas de Carolina Grabowska de Pexels no relacionada con la historia.

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