Juego de espías

 

El FBI buscaba por todas partes al topo que filtró información de dos espías estadounidenses en La Habana, quienes fueron detenidos y trasladados hacia la prisión de Villa Marista, conocida como la antigua Lubianka cubana.

Ted Taylor, director del FBI, estaba furioso porque sus mejores informantes se encontraban entre los barrotes y les esperaba una larga condena por ser agentes de Washington.

Un largo conflicto entre Estados Unidos y Cuba, el segundo instaló en plena Guerra Fría un gobierno comunista, mientras que la respuesta de Estados Unidos fue un bloqueo naval, luego económico y la operación Mangosta, que consistía en destruir estructuras, introducir plagas y otros actos de sabotaje.

Pero, los izquierdistas se mantuvieron a pesar de los ataques de la superpotencia ante la pequeña isla, así que La Habana se preparó militarmente, ideológicamente, culturalmente y en materia de comunicación para culpar a Washington de todos sus males.



Entretanto, los federales buscaban en la Pequeña Habana de Miami y otras zonas de sur de la Florida al agente del gobierno cubano que se mezcló entre los exiliados, no tenían una sola pista de la identidad del espía identificado como Alex Doe.

Escarbaron entre los antiguos combatientes de la Bahía de Cochinos, Hermanos al Rescate, deportistas, artistas, comerciantes, escritores, cantantes y no hallaron absolutamente nada.

La dictadura cubana hizo todo un espectáculo de propaganda durante el juicio a los tres espías estadounidenses, todos criptógrafos del Ministerio del Interior, la televisión transmitió las audiencias y la decisión del juez.

Desde la Florida los exilados miraban el juego de político y Cuba iba ganando esta guerra psicológica hasta que la televisión estatal hizo un anuncio.



La policía detuvo en el aeropuerto José Martí, al ciudadano cubano Ronaldo Tamayo Varela, nacionalizado estadounidense y presunto espía norteamericano, lo que dejó boquiabiertos a toda la comunidad expatriada.

Tamayo Varela era Alex Doe, los cinco meses que tardo el FBI, Cuba lo hizo tan pronto descubrió que el hombre entregó documentos a la inteligencia británica por si algo le sucedía.

Obvio de que Londres enviaría todo a su aliado incondicional Estados Unidos, sin embargo, al enterarse Cuba por otro topo, le informó a Tamayo Varela que regresara a la isla vía México y lo pescaron en la terminal aérea.

Los tres escurridizos terminaron con una sentencia de 25 años de prisión porque así es el juego de espías y al final de la historia el gato siempre caza al ratón.

Imagen de Cotonbro Studios y Balaz Simons no relacionadas con la historia.

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