Amores que matan

Mayetín, se sentía defraudado con la infidelidad de su novio de ocasión, Lucas, un prostituto que mantenía relaciones sexuales con hombres y mujeres a cambio de jugosas sumas de dinero.

Lucas era un migrante oriundo de Envigado, Colombia, estuvo por varias ciudades de su país hasta que arribó a la capital panameña con el propósito de ganar plata de la forma que sea y haciendo cualquier cosa.

Vendió cigarrillos de contrabando, marihuana y cocaína hasta que casi lo pescan, así que un día se fue a un casino a meditar donde conoció a Orlando, un empresario, casado y bisexual.



Aprendió que una forma de obtener dinero sin tanto esfuerzo era hacerle el amor a hombres pudientes que le entregaban numerosos regalos y dádivas con el fin de un rato de cariño.

El negocio iba viento en popa, mientras que, durante unos carnavales en Las Tablas, Mayetín estaba tomado y conoció a Lucas, sin embargo, solo le dio su número de celular para un futuro encuentro.

Los ojos verdes, rubios cabellos y aspecto de luchador del sudamericano atraía, tanto a hombres como a mujeres, apostaba por los dos y le iba tan bien que clientes del poder económico lo buscaban para obtener placer.

Todas las relaciones sexuales de Lucas con sus varones o damas eran clandestinas por ser casados o casadas, el extranjero encontró una mina de oro que le dio un Mercedes Benz, un apartamento alquilado en Paitilla, joyas y dinero en efectivo.



Mayetín era accionista de un banco, una televisora, una emisora y poseía numerosas tierras de negocios familiares, llevaba una doble vida por tener en su cuerpo de hombre una mujer encerrada.

La sociedad ni su familia le permitirán salir del guardarropa, así que, en silencio, al igual que Orlando, escondían su otro yo ante el temor del qué dirán.

Pero Mayetín descubrió las andanzas de su marido de ocasión, por lo que fue a verlo al departamento que el empresario le arrendaba en el elegante barrio panameño, donde los gritos de hijo de puta malagradecido y migrante asqueroso se escucharon por todo el edificio.

Lucas, ante el temor de lo peor, llamó a Orlando para arreglar la situación, al llegar el último los ánimos se encendieron aún más.

Herida y lesionada en su orgullo de mujer, Mayetín sacó una Glock, le disparó tres veces a los dos caballeros y posteriormente se metió un tiro en la sien derecha.

Todo acabó porque hay amores que matan.

Imagen de Rosie Ann y Filip Szyller de Pexels no relacionadas con la historia.

 

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