La llegada de Anastasia al apartamento de su prima Thelma al Hatillo, en Caracas, cambió radicalmente la vida de las parientes y Perturo, el esposo de la segunda, un ingeniero petrolero oriundo de Puerto La Cruz.
Las damas eran gochas, Thelma se marchó desde Mérida a
trabajar a la capital del país, atraída por la prosperidad, el deseo de casarse
con un caraqueño y vivir los peligros de las grandes urbes.
Tres años después, Anastasia se unió a su pariente sin
imaginarse que su traslado representaría un saco de sorpresas porque Perturo,
era un hombre tímido en toda su expresión, poco hablaba y se pasaba encerrado
en la habitación nupcial para evitar problemas.
Tres son multitud, cuando una mujer atractiva, soltera
e inteligente entra al círculo de un matrimonio burbuja, los peligros son inmensos
y aunque intentes torear la situación, la única solución es escapar.
Una de esas noches en que Thelma laboraba en la radioemisora
como periodista, su marido salió de la pieza hacia la cocina, fue cuando vio a
Anastasia con una pantaloneta cachetera, una blusa que apenas cubría su tórax y
sobresalían los rosados pezones.
Fue atracción de inmediato, ella sonrió, el caballero
se disculpó bajo el argumento que no sabía que la prima de su esposa estaba
allí, desde hacía rato se tenían ganas y solo faltaba una casualidad que los
empatara.
Por accidente Anastasia dejó caer la taza de café, los
dos se agacharon para agarrar los restos quebrados, sus miradas se toparon y
con los labios cercanos se dieron un intenso beso.
Perturo, era tímido, no pendejo, así que la subió a la
mesa de la cocina, luego de que su lengua viajara por la espalda y senos de la mujer,
la ametralladora disparó todas las balas del cartucho hasta que quedó vació.
Los tórtolos clandestinos sentían remordimiento, no
obstante, sus citas furtivas no se detenían, tanto que para no crear más
problemas Anastasia decidió marcharse, pero su prima se negó.
La mujer engañada sabía todo porque con sus celos
ocultos clonó la aplicación de WhatsApp de su marido, así que cada detalle, versos,
palabritas o mensajes entre los novios ocultos era conocido al instante.
No reclamó, pero en sus ojos verdes llovió en muchas semanas
hasta que planificó la venganza al agregar clorox y miel de abeja en el café Perturo
y Anastasia durante cuatro meses.
Sin embargo, una cámara oculta colocada por Perturo corroboró
que su mujer los envenenaba poco a poco para cobrar la deuda de la infidelidad,
la denunciaron porque sentía el sabor del químico en la bebida y fue arrestada.
Furiosa, Thelma confesó todo ante la policía porque una
mujer engañada posee cara de ángel y mente de asesina.
Fotografía de Jason Villanueva y Matheus Ferrero de
Pexels no relacionadas con el relato.