Plingaló Fernández planificó todo para estafar a unos inversionistas franceses que llegaron a Panamá con el fin de hacer dinero en bienes y raíces, aprovechando que los costos de los bienes inmuebles es menor que en Europa.
La idea era tumbarle 500,000.00 dólares en un proyecto de construcción de
un edificio de 40 apartamentos, cuyo costo por unidad era de 250,000.00, los cebó
con la idea que los europeos invirtieran tres millones y él inyectaría uno al proyecto
y el resto con préstamos bancarios.
Francois y Andrea, se reunieron con Plingaló en unas oficinas temporales
que el istmeño arrendó durante unos meses a nombre de otra persona, le colocó
el letrero de Inversiones Fernández S.A. y contrató un grupo de personas
eventuales con el fin de aparentar ser una compañía consolidada.
Plingaló mostró los planos a los inversionistas, tras tres horas de
conversaciones, se fueron al terreno en Parque Lefevre y los extranjeros
quedaron impresionados que en una zona tan cerca de la ciudad de Panamá hubiese
lotes baldíos de ese tamaño.
Quedaron en abrir una cuenta bancaria para depositar un capital semilla, posteriormente
con todo aprobado por el Municipio de Panamá y el resto de las autoridades y
pedirían un crédito para construir.
Francois y Andrea, sonrieron, se fueron al banco, con sus pasaportes
estamparon su firma, también el istmeño y pactaron que cada uno transferiría
250,000.00 como capital semilla.
Muy picarón, Plingaló transfirió un dinero que dos estadounidenses le
entregaron para propiedades del edificio, claro era poco lo que le dieron, pero
cuando los franceses depositaran se voltearía con la plata, le devolvería
al yanqui su dinero y desaparecería.
Estaba seguro de que los europeos confiarían en el panameño, colocarían el
monto y él se esfumaría como un fantasma en medio de la noche.
Sin embargo, pasaron cuatro días y los foráneos ni depositaban, ni transferían la suma acordada, por lo que Plingaló los llamó, pero ninguno respondió las llamadas, ni mensajes por redes sociales.
La cuenta que los tres abrieron fue cerrada y la suma extraída.
Bien cabreado, tomó su Mercedes-Benz arrendado, se digirió hacia la vía conocida como Tumba Muerto, llegó hasta un centro comercial de dos plantas, tomó el ascensor y al abrir la puerta del aparato en frente quedaban las oficinas de los franceses.
Sus ojos reventaban al ver un letrero que decía Se alquila, se fue
donde la administradora del centro comercial, quien le dijo que largaron a los
extranjeros por falta de pago.
Plingaló fue estafado, le robaron los huevos al águila y se la pasaron sin
vaselina porque siempre el que quiere ser vivo llega otro y se la aplica.
Imágenes de Pexels no relacionadas con la historia.
Plingaló, jooo lo estafaron por querer jugar vivo. Jooo y el nombreb🤣🤣
ResponderBorrarDecía mi abuelita: el más Vivó, vive del más pendejo. 😅
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