¿Dónde estás? (Poema)

 

Colaboración de Paulina Gutiérrez Jiménez

Ciudad de México


Ángel tierno del cielo

¿dónde estás?

Recuerdo tu roja sonrisa.

Detrás de la cortina

Busco tu mirada.



 

Tiemblo, siento tu presencia

cierro los ojos y

respiro profundo.

 

Tiembla mi alma.

oigo tu voz en la soledad.

¿Dónde estás?

 


Tengo miedo

al ver la cortina

apareces y desapareces.

Como hoja al viento te vas.

¿Dónde estás?

 

Cortina naranja,

fuego detrás de mi y

quemando mis finos huesos.

 

Escalofríos recorren mi cuerpo y

una blanca mirada veo en el cielo obscuro.

¿Dónde estás? 

Tengo miedo.

 

Estrellas amarillas,  luciérnagas blancas

¿Dónde estás?

 ¡Aparece!

te busco,

no te encuentro

cierro los ojos, respiro profundo,

todo se aclara y

no te veo.

Fotografías de Tanmoy Prosad y Danila Popov de Pexels.

La cuenta de IG de la autora es paulina_gj


Luz Mary Castrillón y su literatura infantil

La escritora panameña de origen colombiano, Luz Mary Castrillón platicó con este portal donde habla de su inspiración, su horario laboral en la literatura y cómo inicia sus historias infantiles, algo que no todos los literatos logran desarrollar.

¿Quién es Luz Mary Castrillón?

Una escritora de Colombia, naturalizada panameña. En su narrativa se encuentran relatos de ficción.

¿Cómo inicia su camino hacia la literatura?

Empiezo escribiendo en un diario desde muy pequeña y publico mis primeros cuentos cuando estudiaba Filosofía y letras en la Universidad de Caldas, Manizales, Colombia­.

¿Cuáles son sus fuentes de inspiración?

Vivencias, viajes, sueños oníricos y elementos repletos de símbolos que encuentro en la vida real.



Usted tiene una trilogía de cuentos para niños. Hable de ellos.

Cuando tenía once años, empecé a escribir en un diario viajes astrales donde vivía historias que pueden durar segundos o minutos en escenarios equívocos y mal estructurados que envuelve el mundo de los sueños. En el 2022 los transcribo agregando un espacio, un tiempo y un orden cronológico.

No todos pueden crear literatura infantil.  ¿Cómo hace?

Con la original idea de lo onírico, personajes infantiles y animales, un lenguaje sencillo y un equilibrio entre la simplicidad, profundidad y el valor que se pretende transmitir al niño.

¿Escribe de noche de día o noche? Explique.

De día.  Mi jornada empieza después de las 7:00 de la mañana y termina a las 2:00 de la tarde. Procuro escribir todos los días.

¿Cómo considera usted que están los escritores autopublicados?

En una lucha constante con el fin de que sus historias, sin un intermediario, puedan llegar a comercializarse.



Mencione todos sus libros publicados.

 

El tren de las siete, Volando en sueños, El mundo de eR, Siluetas en la noche, El caso de Sofía Müller, Los sueños que no cuento y El dragón, Los sueños que no cuento y El cascanueces, Los sueños que no cuento y Chompimpa.

¿Cuál fue su obra más difícil de escribir y por qué?

Siluetas en la noche ya que hay un asesinato y un juicio. Tenía que adquirir un gran conocimiento acerca de la criminología y la criminalística.

Diga su peor experiencia en el campo literario.

Confrontar la página en blanco. Mis inseguridades al empezar a publicar.

Diga su mejor experiencia como escritora.

Tener mi libro ya publicado y que los lectores me cuestionen cuál es el próximo libro que vendrá.

¿Escritora de mapa o brújula?

De los dos.  Comienzo planificando cada detalle de la historia que quiero escribir, después me dejo llevar por la insistencia de la improvisación que me llega día a día.

¿Se lee o no en Panamá?

Sí se lee. De acuerdo con mi opinión, los lectores panameños se ajustan a los formatos que más le agradan.

Un mensaje para los futuros escritores.

Leer muy a menudo. Alimentar, expresar y materializar sus sueños insistiendo, persistiendo en la práctica que solo se consigue escribiendo día a día.

Las redes sociales de la escritora son  Instagram: amanecer.deletras y Facebook: Luz Mary Castrillón

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Escritora panameña publicó su primer libro

‘Pesadillas inolvidables’, es el título del primer libro de cuentos de la escritora panameña Rosella Inés González, quien en ocasiones utiliza el seudónimo de Michelina Rossi.

La literata aceptó conceder una entrevista a este portal, que cuenta con un nuevo formato y las respuestas fueron interesantes.

 ¿Quién es Rosella Inés González?

Es una escritora novel panameña.

¿Dónde inicia su camino a la literatura?

Inicia su camino a la literatura a través de su pasión por la lectura que la llevo hacia la escritura.



¿Cuáles son sus fuentes de inspiración?

Son algunos programas foráneos de YouTube, de Chile, México y de los Estados Unidos, Discovery Investigation.

¿Por qué literatura de terror?

Porque me gusta el terror y también tiene su público lector.

¿En el proceso de escritura tuvo pesadillas o algo similar?

No tuve pesadillas, coloqué el titulo basado en la temática de los cuentos que están dentro del libro.

¿Escribe de noche o de día?

Estos cuentos fueron escritos de noche, en tutorías literarias con mi editora y correctora Linda Astwood.

Explique la situación de los escritores autopublicados.

Comprendo que pocos nos entienden, pero para mí es la mejor forma de publicar un libro en Panamá.

Diga su mejor experiencia.

Mi mejor experiencia ha sido el trabajo de escribir y publicar este libro después de veinte años de no hacer este trabajo.



Diga su peor experiencia

Para mi mí peor experiencia fue transcribir en papel una álgida experiencia de vida, reviviéndola en cada palabra de mi primer cuento policiaco.

¿Qué obra ha sido más difícil de realizar?

La obra más difícil de realizar fue mi primer cuento policiaco, de ficción basado en hechos reales que me tocaron directamente a mí.

¿Escritora de mapa o de brújula?

Soy escritora de brújula, aunque también me gusta investigar los temas literarios a trabajar.

¿Se lee o no en Panamá?   Explique.

A mi entender en Panamá sí se lee.  Y creo que hay lectores para todo género literario en nuestro país.

Un consejo para los aspirantes a escritores.

Que primero comiencen leyendo toda clase de libros de distintos géneros literarios para después escribir en un cuaderno las ideas que se les ocurra.

 

 

 

Mi primo el traidor

Cuando mi pariente Jaime Garza cruzó la frontera de Arizona, se presentó en mi apartamento porque requería albergue, alimento y una plaza laboral, accedí con mucho gusto al comunicarme mi madre el hecho.

Fue ella quien le proporcionó la dirección y número de teléfono en Phoenix para que me contactara, así que lo ayudé a conseguir una plaza laboral en una planta de carne donde trabajé en una ocasión y el capataz gringo quedó satisfecho con mi esfuerzo.

Soy Marco Lizalde, oriundo de Toluca, México, aprendí el oficio de barbero a través de mi papá Jorge y hace siete años llegué a Estados Unidos como indocumentado hasta que abrí mi propio negocio y arreglé mis papeles.



Desde un principio no me gustaron algunas actitudes de Jaime, la primera de ellas era la forma como miraba a mi novia Hellen, una estadounidense anglosajona, oriunda de Bowling Green, Kentucky, rubia de ojos verdes y muy bella.

Mi novia también laboró en la planta recién llegó a Arizona hasta que se cambió a una tienda de lujo, se mudó conmigo tras dos años de relación, pero en un principio desconocía que mi pariente la deseaba.

No aceptó que, a pesar de que él es blanco, de ojos claros y yo de piel canela, con algunos rasgos indígenas, la estadounidense se fijó en un mexicano casi indio y no un hombre descendiente de europeos.

Otra cosa fue que bebía mucho, parrandeaba demasiado, apenas se quedaba con dinero y no ahorraba, hábito de extrema importancia en este país porque las tarjetas, el crédito y una cuenta bancaria son obligatorios aquí.

Un día Jaime me presentó a Alicia, una compañera de su trabajo, mientras que una tarde nos fuimos a almorzar pollo frito, él nos dejó solos, sin embargo, captó una imagen de la mujer conmigo en la mesa.



El maldito se la envió a Hellen, le dijo que era mi segundo frente, lo que provocó una discusión entre ambos, la gringa no me creyó que todo fue falso y se marchó del apartamento.

Jaime fue tan malvado que sentí dolores en mi estómago, luego mi arma de reglamento natural no funcionaba, así que fui al médico y los exámenes revelaron que mi cuerpo contenía Desipramina, lo que también provocaba en mí pésimos estados de ánimos y ganas de suicidio.

Me suministraba la droga en los alimentos y bebidas, le dije el doctor que nunca consumí eso, al hablarme de un proceso judicial por posible envenenamiento concluí que fue mi primo.

Fui a la policía, quien se presentó al apartamento, detuvieron a Jaime, se lo llevaron a la estación y allí confesó que me suministraba la sustancia porque su fin fue sacarme del camino para conquistar a mi exnovia.

Ahora mi pariente está preso por intento de homicidio y le pueden dar de entre veinte años a cadena perpetua de ser encontrado culpable.

Sobre mi expareja la estadounidense, no sé si perdonarla, aunque ahora me pregunto por qué hay gente tan perversa como mi primo Jaime, el traidor.

Fotografía de Pavel Danilyuk y Cottonbro Studio de Pexels no relacionados con la historia.

 

 

 

 

 

El chamán de Nancito

Filogonio y Mastranto eran dos ebrios de Nancito, Chiriquí, les gustaba zamparse a cada momento sus tragos de licor sin mezclador, agua y hielo, ya que preferían los lavagallos.

Ambos jubilados sentían curiosidad desde hacía años por la leyenda que un chamán se aparecía en el Parque Arqueológico y Petroglifo el Nancito, uno de los lugares donde se encuentra arte rupestre en Panamá.

Desde chiquillos escuchaban las historias de que en una piedra el grabado de un animal, salía en las noches de luna llena y luego se convertía en chamán con el fin de vigilar que nadie dañara los pictogramas de la zona.



Signos de la cultura maya en el istmo, algo increíble, a pesar de la lejanía de Panamá en tierras donde ese pueblo vivía, aunque para ir a cualquier lugar se viaja, pero más que las fabulosas imágenes de cazadores o recolectores arcaicos y otras, estaba el misterio.

Ya viejos, Filogonio y Mastranto, planearon una noche de luna llena, al salir de la cantina, caminar al parque a corroborar si existía o no ese famoso fantasma de la persona que una vez tuvo poderes sobrenaturales de curar enfermos y convocar espíritus.

Un sábado de carnaval abandonaron la cantina del pueblo, anduvieron hasta perderse entre los herbazales y alumbrados solamente por la luz de luna, cada uno con una pacha de licor, cigarrillos y una linterna.

De a milagro podían andar producto de la borrachera, gritaron, rieron y casi no se comprendían al dialogar por el licor en su sangre.

Entraron al parque, no vieron nada, Filogonio se sentó frente a una piedra y Mastranto, fue a orinar detrás de otra, luego volvió, encendió un cigarrillo y sacó de su bolsillo trasero derecho una media botella de seco.



Un trago para neutralizar la noche que se tornó fría, pasadas las doce, se bebieron todo y se fumaron los cigarrillos, sin embargo, no vieron nada, solo se escuchó el ruido del viento, las ramas de los árboles y algunas ranas.

Molestos se fueron, gritaron gran cantidad de cloacas y palabras de grueso calibre contra el fantasma del chamán y argumentaron que eran cuentos de camino en mal estado.

Mientras salían la neblina cubrió la totalidad del lugar, los ebrios se asustaron y dieron algunos pasos hasta que observaron un indígena maya.

Con el torso desnudo, una falda que cubría su pelvis, una cinta entre su cabeza, varias plumas de quetzal, descalzo, el cuello adornado de cadenas de chaquiras, también sus manos y con un zarcillo en su nariz.

—Que sea la última vez que vienen en ese estado a la tierra mis antepasados—advirtió el chamán.

Filogonio y Mastranto quedaron blancos como un manto de nieve, la juma huyó de su cuerpo y corrieron tres kilómetros sin parar del susto.

Cuando contaron el hecho en la cantina, todos se rieron de ellos y los tildaron de ebrios y cuenteros.

Fotografía de Matheus Alves y Janeth Charris de Pexels no relacionados con la historia.

 

 

 

 

 

 

 

El águila calva

El país de Mustakand peligraba porque el águila Calva, de nombre Ryan quería apoderarse de las riquezas como el agua, el viento, las manzanas, las praderas, el aceite que caían de los árboles y otros recursos.

Ryan gobernaba el reino de Norates, ubicado al norte del planeta Rajut, el dirigente amenazó a varias naciones con ser ocupadas por su ejército si ellos no entregaban determinados territorios.

Los presidentes quedaron muy temerosos, puesto que no contaban con una fuerza para contrarrestar el poderío de las tropas del águila, quisieron reunirse, sin embargo, desde su imponente árbol Ryan los amenazó con sanciones.



En ese momento Norates atravesaba por serias dificultadas domésticas con protestas y manifestaciones por el alza del precio de los alimentos, las chozas y la energía que calentaba a ese país.

Para contrarrestar esta situación, el águila calva encontró una salida a los problemas internos y culpó a los trabajadores extranjeros de los males de la nación.

Otra estrategia de Ryan fue enviar a las hormigas en barcos, con las patas atadas, los ojos vendados y envueltas en pequeñas cajillas a sus países, acción que ordenó para doblegar, intimidar y hacer valer su voluntad.

Al expulsar a los trabajadores-insectos foráneos de Norates, no había quien recogiera las cosechas, empacara la leche, transportara los alimentos ni trabajara en los almacenes porque los ciudadanos de esa nación solo laboraban en oficinas con altos salarios.



El poderoso gobernante contaba con destacamentos de mercenarios en todas las partes de Rajut, con aproximadamente setecientas bases con gruesas armas y soldados bien entrenados.

Paralelamente, otro grupo de líderes se oponían a que Ryan los mandara porque solo buscaba satisfacer el interés de sus compinches y no los del planeta.

La retórica de Ryan no funcionó en su país, hubo una explosión social por el costo de la comida, a pesar de ello, lanzó sus tropas a la isla congelante de Tibur, Mustakand y Lagorio.

Rajut se encendió, otras naciones pusieron en alerta a sus ejércitos, mientras que los invadidos le aplicaron las tácticas de guerra de guerrilla o golpes al invasor y retirada.

No fue fácil, pero Ryan al final cedió y sus tropas duraron veinte años en las naciones ocupadas, la agresión no resultó por la incapacidad de los Norates a largos y costosos enfrentamientos que terminan en desgaste.

Los invadidos estudiaron bien los puntos débiles de los soldados extranjeros, por allí metieron su estocada y aplicaron el principio de que primero conoce a tu enemigo y luego a ti mismo.

Fotografías de Pixabay y David Bell de Pexels no relacionadas con la historia.

 

 

 

 

 

 

 

        

Lucrecia Garrido

Apenas era un imberbe al ser alumno de mi último año de la licenciatura en Actuario en la Universidad de Panamá, tras duros años de estudio, insomnios, trabajos y horas interminables de sacrificio.

Luego de analizar varios temas, conversé con mi profesor y asesor, le anuncié que los incrementos de los abortos fue el elegido porque en último quinquenio hubo un alza impresionante, lo que le pareció bien a Fernán García.

—Aunque es una polémica investigación, es importante Rogelio—, respondió el docente.



Fui a la Contraloría General de la República, al Ministerio de Salud (Minsa), a la Caja del Seguro Social (CSS) y algunas clínicas privadas con el fin de obtener información de los últimos cinco años.

Corría el año 2005 y ya laboraba para una firma consultora de negocios, banca e inversiones, trabajaba con estadísticas, proyecciones y cifras, en mi país y en el exterior.

Tener el diploma en mano, representaría un ascenso no solo de cargo de analista I, pasaría a analista II y me iría a España a tomar un diplomado con gastos pagos por la firma.

Así que aceleré la investigación, sin embargo, durante una visita al Minsa por accidente vi un expediente de Lucrecia Garrido, una antigua vecina de Calidonia, de quien estuve enamorado desde mi niñez.



Me sorprendió que la chica tuvo cinco abortos, problemas de consumo de estupefacientes, fue maltratada por su padrastro e incluso abusada sexualmente sin que su madre poco hiciera.

Recordé esos años infantiles, la niña de cabello lacio, mitad indígena y mitad española, corríamos por la antigua Zona del Canal, al escaparnos de nuestras familias y decidí buscarla.

Terminé mi trabajo de grado, lo sustenté y me gradué, pero no encontraba a mi vecina, mis intentos fracasaron hasta que vi a Jorge, otro amigo del barrio y me contó que la femenina laboraba de mesera en el restaurante Rock Bar.

A los dos días fui a ese negocio, la vi y la reconocí de inmediato, como una princesa, casi lloro de imaginarme todo lo que sufrió esa chica y solo busque saber de ella.

Transcurrieron un montón de años, pero Lucrecia supo quién era yo, fue a saludarme, me atendió y a la salida de su turno volví a recogerla.

Desde ese momento no nos hemos separado, la ayudé en su rehabilitación de la marihuana, vivimos juntos y ahora me siento tan feliz como en los tiempos de nuestra inocente infancia.

Fotografías de Cafer Carner Slavi y Lukas de Pexels no relacionadas con la historia.

 


No todo lo que brilla es oro

Laura y Wilfredo llevaban casi ocho meses de relación a través de varias redes sociales como WhatsApp, Instagram, Tiktok y Snapchat, luego de coincidir en una transmisión en directo para conocer parejas.

Ella con cuarenta y cinco abriles y dos hijos, mientras que el romeo contaba con cincuenta y dos años, además padre de un varón casi de tres décadas.

A diario los enamorados conversaban solo en las noches sobre diversas situaciones que atraviesan los divorciados como el trabajo, pésimos salarios, estirar el dinero, la educación de los descendientes y otras aristas.



Laura era secretaria en la Dirección Regional del Ministerio de Salud en Penonomé, la capital de la provincia de Coclé y su pareja ganaba su sustento como vendedor en una tienda de lujo en Paitilla.

Con el correr del tiempo las pláticas se tornaban picantes y calientes por el calibre de las palabras, las conversaciones en video que ambos realizaban en WhatsApp e incluso llegaron al punto de masturbación entre ambos por esa aplicación.

El sexo virtual no existe porque imposible hacer el amor a través de una pantalla disfrutar de felaciones o caricias, se toca un plástico no una piel, sin embargo, ellos creían que sí lo hacían.

Nunca coincidían los fines de semana para que Laura viajara la ciudad de Panamá a conocer a su novio porque el único día libre que Wilfredo tenía eran los lunes, lo que impedía un encuentro personal entre los tórtolos.



La dama estaba a punto de quiebra, sus amigas le advirtieron en que no confiara en ese tipo de noviazgos, aunque Laura juró y perjuró que su masculino nunca fue al juzgado a casarse.

Para aliviar la desesperación, un lunes que estaba de tiempo compensatorio subió a una buseta Penonomé-Panamá con el fin de dar una sorpresa a Wigberto y estar con él frente a frente.

Durmió durante el trayecto, se bajó en la terminal de Albrook, preguntó cómo hacia para llegar a Multiplaza, le explicaron, abordó un Metro bus y se fue a ver a su novio.

Se bajó en la parada correcta, interrogó sobre el almacén Danubis, le respondieron y se presentó.

En ese momento Wigberto salía del negocio tomado de la mano con una mujer, el impacto fue terrible, ella miró que su pareja llevaba un anillo de casado y la dama también.

Le gritó mentiroso, la esposa del infiel también le formó el Vietnam y ardió Troya para el masculino.

Laura volvió en medio de un mar de llanto a su ciudad, la esposa del conquistador cibernético lo dejó por jugar con dos damas.

Allí se descubrió que la mujer de Wigberto laboraban en las noches, lo que le dejó el campo abierto para sus travesuras.

Mientras viajaba la secretaria le contó a una señora lo ocurrido y esta le respondió que no todo lo que brilla es oro, mucho más esas famosas relaciones cibernéticas.

Fotografías de George Milton y Julia Cameron de Pexels no relacionadas con la historia.

 

 

 

 

 

 

Atrapado por la batida

 Rogelio Periñán, muy famoso en Villas del Prado, Bogotá, estaba con su novia Mimi, en el bar del paisa Julián Darío, cuando aparecieron de una calle un grupo de siete soldados con fusiles en mano.

Se colocaron frente al negocio, llamaron a un cliente de unos diecinueve años, le pidieron libreta militar, no la tenía, lo pusieron a caminar, se hizo el cojo y le ordenaron colocarse afuera del local.

En pocos minutos se presentaron dos motorizados de la Policía Nacional de Colombia, luego un gigantesco camión de carga, con una lona y dentro de ella decenas de muchachos retenidos.



Se trató de una batida del ejército colombiano, realizadas para que se cumpla el servicio militar obligatorio, tras un conflicto con más de cincuenta años entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el Estado.

El chico atrapado era Saúl, hermano menor de Alfredo, conocido en el barrio como El Caballo, mientras que su primo Fernando, vio todo y se refugió en la vivienda de Tatiana, casi en frente del negocio de Arturo, otro paisa.

Una guerra entre la extrema derecha e izquierda, a los militares les convenía la extensión de las operaciones porque su presupuesto y la ayuda internacional de Estados Unidos crecía cada año.

Obvio que los ascensos de la policía y las fuerzas armadas antes pasaban por la embajada estadounidense, que decidía a quién subir de rango o la figura que vetaban.

Saúl fue una de las víctimas de la pesca estatal de soldados, los insurgentes también hacían sus batidas en los poblados y se llevaban a jóvenes mayores de dieciséis a la selva y a batallar.

Las mujeres ni hablar, adolescente atractiva se convertía en novia del comandante del campo sin protestar o de lo contario le vendría un fuerte castigo.



Mientras que en Bogotá los padres de Saúl intentaron salvar su alistamiento obligatorio con sus papeles universitarios, sin embargo, fue en vano.

El joven fue enviado al Batallón de Artillería de Santa Bárbara, donde se encontró a cachacos miembros del club El Nogal, cuyas conexiones políticas y  económicas evitaron ser trasladados el monte a combatir.

Después de ser entrenado, Saúl con otros soldados, subieron a un helicóptero que aterrizó en Yopal, Casanare y lo asignaron a la Octava División como conscripto.

A los tres meses fueron a una operación contra las Farc, hubo un fuerte intercambio de disparos, morteros y los insurgentes lanzaron cilindros de gas y uno impactó cerca de Saúl.

Las esquirlas rellenaron su cuerpo, pero sobrevivió y lo enviaron al Hospital Militar Central de Chapinero, Bogotá, donde se recuperó de las lesiones.

Terminó de servicio obligatorio, luego llegó la paz con la guerrilla y al final se eliminó en su totalidad las batidas y el reclutamiento forzoso.

La historia de Saúl fue solo una de muchos jóvenes involucrados en una guerra sin pedirlo.

Fotografías del Ejército Nacional de Colombia y Wikipedia no relacionadas con el relato.

 

 

 

 

 

 

Mango maduro

Estefan estaba en la cocina de su restaurante de asados dando el toque especial a los alimentos que consumían en grandes cantidades los clientes del local, muy famoso por su cerdo al vino y pollo al carbón.

No era un cocinero estudiado, sino un empírico que aprendió el arte de la gastronomía porque su padre de igual nombre, se lo llevaba desde niño al trabajo para viese cómo se ganaba el pan.

Con el pasar del tiempo, juntó unos ahorros, pidió un crédito al banco y a sus 35 años abrió su propio negocio, a duro lomo, con el calor de la cocina y entre recetas logró salir adelante.



Estefan era divorciado, ya contaba con 50 años, sus dos hijos estudiados, residía solo en un apartamento en Betania y su transcurrir era normal hasta que al local ingresaron dos damas.

Una blanca de nombre Miranda y la otra de epidermis canela, Artemia, coqueta, delgada, de baja estatura, fría y calculadora, fémina que llamó la atención de inmediato del comerciante de ojos miel y blanca piel.

Él mismo las atendió, la culisa se dio cuenta de que le gustó, preguntó si trabajaba allí que quería hablar con el propietario, Estefan respondió que con él platicaba y la dama se le encendió la alarma.

Sin perder tiempo, en la cuenta Artemia dejó su número de celular para que el hombre se comunicara con ella, eso sucedió, se citaron a un bar, bebieron y se hicieron inseparables.

La chica solo tenía veinticuatro abriles, pero al hombre maduro no le interesó los veintiséis años de diferencia y fue al cuero.



Se hicieron pareja, el varón intentaba complacerla en todo lo que ella solicitaba, paseos, le alquiló un apartamento, le regaló un carro de segunda, mientras que los ahorros del negocio se fueron afectando por gastar más de lo que entraba al restaurante.

Para no quedar mal en el sexo, el caballero consumía bebidas exóticas, una miel, güisqui, viagra o cualquier afrodisíaco que le diera potencia al momento de ir a la cama con su novia.

A los ocho meses Artemia se tornó evasiva, contaba con poco tiempo para los encuentros y le pidió al cocinero que antes de ir al apartamento la llamara porque consiguió un trabajo, lo que hizo dudar al veterano hombre.

Estefan era viejo, no pendejo, por lo que una noche que debía estar en el negocio, se dirigió al nido de amor, las luces estaban encendidas, se suponía que su pareja debía laborar a esa hora. .

Abrió la puerta, escuchó música y risas, al entrar a la sala, Artemia se besaba con un chico de su edad, lo que generó disgusto del hombre herido, sacó un arma de fuego y le ordenó los tórtolos despojarse de sus ropas.

Con la pistola en mano, los desalojó a ambos del inmueble, ella lloró y gritó, sin embargo, los dejó en medio de la calle a los infieles desnudos, ante la sorpresiva mirada de los transeúntes y automovilistas.

El mango maduro aprendió que cuando está así siempre caerá del árbol.

Foto de René Terp y Rdne Stock Project de Pexels no relacionadas con la historia.

 

 

 

 

  

El misterioso mago

Akish fue acusado por un monje en el reino de Takan de conspirar contra el rey Larka y sin mediar juicio alguno, el monarca ordenó que fuese ejecutado en la horca a la semana siguiente.

El hombre pidió clemencia, uno de los consejeros del líder de esa nación solicitó un poco más de tiempo para investigar, sin embargo, Larka no cedió, por el contrario, le advirtió a su asesor que si insistía acompañaría a Akish.

Por toda la zona se esparció el rumor de que un hombre inocente subiría al patíbulo por una falsa acusación de un monje, enamorado de Alejandra, la esposa del caballero en desgracia.



Fue una jugada con el fin de sacarlo del camino, llevarla a monasterio para que sirviera a Dios y hacerla su mujer, como era un secreto a voces en Takan que varias mucamas se acostaban con los religiosos.

Seis días antes de la ejecución, en las afueras de Takan, caminaba un anciano de barba larga y blanca, extensos cabellos, ojos miel, usaba un traje negro con túnica, un bastón y llevaba botas de color marrón con clavos en la parte trasera y delantera.

Mientras dos mujeres conversaban del futuro triste Akish, el longevo, escuchó, volteó y preguntó donde estaba el varón, una de ellas respondió que en los calabozos de una de las torres.

Añadió que desconocía en cuál de las diez estructuras encerraron a Akish, el misterioso hombre de tercera edad, les pidió que se calmaran porque no moriría, se marchó y las damas tildaron de loco al viejo.

El señor ingresó al pueblo, se fue hasta la entrada de la cuarta torre, pidió al guardia ver al condenado a muerte, le preguntaron quién era y respondió que su abuelo.

—Solo quiero despedirme de él—.

Lo dejaron entrar, lo llevaron hasta la celda, los soldados reían, empujaron al anciano y lo enjaularon.



—Te quedarás toda la noche para acompañar al conspirador—, gritó un guardia con su espada en el costado izquierdo y una lanza en su mano derecha.

El mago le comentó a Akish que se tranquilizara que su esposa lo aguardaba en un lugar donde nunca lo encontrarían y que antes del amanecer estarían juntos, lo que provocó una risotada del condenado.

Casi a las cuatro de la madrugada, el viejo con su bota derecha se pinchó el dedo izquierdo, sangró, con el líquido rojo hizo un círculo en el piso y le pidió al joven que saltara dentro de la circunferencia.

—¿Está chiflado?

—Haz lo que te ordeno o en unas horas estarás muerto.

Akish obedeció, al caer en el círculo desapareció, luego el longevo hizo lo mismo y se esfumó.

Los soldados fueron a buscar al sentenciado y al anciano, pero no vieron a nadie ni tampoco el piso con la sangre. El misterioso mago cumplió su palabra.

Fotografías de Fariborz y Lum3n de Pexels no relacionadas con la historia.