Lenka Novak tenía como misión asesinar al presidente
de la isla Calamar, Alonso Barcelona, porque el político representaba un
peligro para los intereses de las Repúblicas Unidas (RU), no se dejaría manejar
ni imponer las políticas que beneficiaran a la potencia y sus transnacionales.
A la ciudadana de Checoslovaquia (ahora repúblicas
Checa y Eslovaquia) la entrenaron en el manejo de armas, memoria, defensa
personal, supervivencia en zonas selváticas y otras, por agentes espías de la Airu.
Su misión era la de entrar a la isla como periodista,
solicitar una entrevista con Barcelona, ganar su amistad y entregarle un habano
envenenado, preparado por los laboratorios de la Airu que mataría hasta un
tigre con solo colocarlo en el hocico del animal.
La europea obtuvo documentos falsos, arribó al
aeropuerto José del Mar de la ciudad Calamar, pasó por migración, luego aduanas
y abandonó la terminal aérea para trasladarse al hotel.
Pasaron ocho días, el palacio presidencial de Calamar
aceptó la entrevista para el diario El Sol, aunque antes debía
pasar una serie de pruebas que la inteligencia de la pequeña nación le haría.
Esa período tomó tres meses, Barcelona y Lenka, se
veían a diario, a tal punto que la dama perdió contacto con el agente de la
embajada de Repúblicas Unidas, a quien reportaba sus movimientos.
El agente secreto se enamoró del gobernante, no era
como se lo habían pintado en la propagada europea y de RU, por el contrario, su
único mal fue el de ocuparse por su pueblo.
Barcelona sabía todo, sus contactos en la Airu le
informaron de la operación hasta que después de una cena, bebía vino con Lenka,
el militar se despojó de escuadra y se la entregó.
—Se que vienes a matarme, aprieta el gatillo.
La dama tomó el arma y lo arrojó al sofá, lloró, se
sentó, posteriormente abrazó a Barcelona, le contó todo lo sucedido y el amor
que sentía por alguien que sus enemigos pintaban como un monstruo y no lo era.
Era una asesina a sueldo, estaba en la planilla de la Airu
y acababa con la vida de las personalidades políticas que le ordenaba esa agencia de espionaje,
tanto en Europa, África, América y Asia.
Lo que jamás pensó fue de que Barcelona debía
sobrevivir en una pelea de David contra Goliat, mientras que, del lado de la RU,
algunos analistas no estaban de acuerdo con la política de su país y ayudaron
al gobernante de la isla Calamar.
Una semana después de la confesión, el cuerpo de Lenka
fue encontrado en el Támesis de Londres, la Airu la asesinó para que no
hablara.
Fotografía de Cottonbro Studio y Yuting Gao no
relacionadas con la historia.