Operación Silencio Total

Heidi Müller era la única sobreviviente porque sus compañeros Allan Weber y Zelda Becker, fueron asesinados, así que Heidi logró cruzar la frontera con Suiza de forma clandestina y salir de Europa con falsos documentos.

Aterrada se alojaba en un hotel de Pedasí, en Panamá, con un pasaporte austríaco con el nombre de Agna Braun con el fin de evitar ser descubierta, aunque tarde o temprano la encontrarían.

Era la primera vez que los servicios secretos británicos, rusos, chinos, estadounidenses, alemanes y el israelí, dejaban sus diferencias para una operación internacional y de gran envergadura.



Müller, Weber y Becker, eran científicos e investigadores alemanes que trabajaban para una farmacéutica, por error, descubrieron un medicamento que curaba el cáncer con una sola inyección.

Esta novedad debía ocultarse, las grandes empresas fabricantes de medicinas dejarían de ganar más de 200 mil millones de dólares anuales si se utilizaba la nueva cura, convenía tapar el asunto y hacer más ricos a los industriales.

A Weber y Becker, los asesinaron en Berlín, la segunda cometió la estupidez de informar a su superior, a pesar de que el trío prometió guardar el secreto por lo peligroso del hallazgo.

Müller se sentía segura en ese lugar alejado de la capital panameña, contactar a su familia, ni pensarlo, todas las redes sociales y comunicaciones fueron intervenidas por el servicio secreto alemán.



La información era compartida por los espías involucrados en la Operación Silencio Total, miembros de los servicios secretos eran verdaderos asesinos a sueldo, dispuestos a matar a su madre para cumplir con su deber.

Müller tenía la desventaja de que no hablaba español, pero desde Suiza envió un correo electrónico a un periodista alemán para que publicara la noticia, el comunicador fue despedido de su trabajo, el diario Deutschland News, por intereses de sus accionistas con farmacéuticas.

El correo fue borrado, el periodista amenazado de muerte y su familia también porque si hablaba pasaría al más allá, así que salió de Munich con rumbo desconocido y un millón euros para sus gastos.

La mujer carecía de escapatoria, así que usó la inteligencia artificial para traducir al castellano, vio algunos diarios digitales en Panamá, remitió un correo electrónico, con su foto y donde contaba toda la historia a cinco de ellos con la esperanza que fuese publicado.

Solo uno se interesó en el asunto, le respondió que viajase a la ciudad de Panamá y Müller lo hizo. Al final nada perdía, el asunto fue divulgado en el diario Noticias Número Uno y la historia rebotó al exterior.

Los gobiernos negaron la operación de asesinar científicos, Müller rechazó  regresar a Alemania, era consciente de que tarde o temprano sería asesinada, a pesar de todo, la farmacéutica negó el descubrimiento y la tildó de loca.

Fotografías de Vlad y Pixabay de Pexels no relacionadas con la historia.

 

 

 

 

 

2 comentarios:

  1. Es evidente a las farmacéuticas solo le interesa el dinero y mantener a la gente enferma.

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  2. Cuantas historias similares y tildan de locos a quienes lo informan.

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