James Macdonald corrió por una calle de Glasgow para escapar de la policía, el sábado 3 de agosto de 2013, posteriormente de robar, con pistola en mano, una abarrotería, propiedad de unos pakistaníes.
Su necesidad de sustancias ilegales, generaron que el
abogado desempleado cayera al subsuelo y los periplos astrales despierto,
producto del consumo de la marihuana.
En pleno centro de la capital escocesa, los transeúntes
miraban la persecución del hombre rubio, alto, cabello corto, con ropa de
indigente, quien ingresó por un callejón y hubo un cambio radical.
James se encontró en una situación diferente, nevaba,
lo que le llamó la atención porque era agosto, pero las calles estaban casi congeladas
y hasta en las paredes había hielo.
Volteó la cabeza, poca concurrencia, la policía no lo seguía,
observó su alrededor todo cubierto de blanco como río gigantesco lácteo, caminó y vio una pareja que discutía en un callejón.
Un hombre caucásico, con una mujer de origen africano peleaban,
el varón le reclamaba una presunta infidelidad, ella lo negaba, mientras que
James se asustó cuando el caballero sacó una pistola.
El ladrón miró a todos lados, ni una sola alma
pululaba en las calles, escuchó un disparo, volteó la cabeza, la mujer estaba
en el piso, el asesino lloraba, la besó, guardó el arma de fuego y corrió hacia
afuera, James no se movió y el hombre lo atravesó.
Algo extraño pasaba, se fue hacia un puesto de ventas
de periódicos y miró el diario The Mirror
fechado el 8 de noviembre de 2015.
Aterrado, James se regresó por el mismo camino donde
entró a otra dimensión que lo llevó al futuro, al retornar a la calle donde lo
perseguía las autoridades, dos uniformados lo detuvieron de inmediato.
Les contó que fue testigo de un asesinato, que
reconocía al autor del delito, sin embargo, ni la policía, ni el fiscal ni el juez
le creyeron y lo sentenciaron a cuatro años de prisión por robo
Robert McKenzie fue uno de los policías que detuvo al
abogado, le correspondió dos años después reportar el cuerpo de una mujer de tez
negra, asesinada de un balazo.
Impresionado, recordó la historia del ladrón que le narró
un homicidio, precisamente con las descripciones
similares a las que acababa de reportar, así que McKenzie, le informó a sus
superiores y buscaron a James en prisión.
Se hizo un retrato hablado, el homicida era Harold Miller,
un empresario, casado y con tres hijos, quien presionado confesó ser el autor
del delito, la dama era su amante y él sospechaba que le era infiel.
El asesino fue encerrado, a James le perdonaron los
dos años que le faltaban para cumplir su sentencia, la policía no entendía cómo
sabía los hechos, él nunca supo cómo y por qué viajó en el tiempo.
Imagen de Lisa Fotios y Aimee de Pexels no relacionadas con la historia.