Le robaron los huevos...

Manuel Delgado, era un empresario panameño, un oligarca de pura cepa, miembro del Partido Nacional de Panamá, pero donante de todos los candidatos presidenciales porque nunca ponía los huevos en una sola canasta.

Tenía negocios en bancos, inmobiliarias, financieras, terrenos, ganado, barcos pesqueros, transporte de carga, acciones en varias compañías, pactaba con todo lo que le producía ingresos, por lo que muchos decían que Manuel Delgado “fumaba bajo el agua”.

Como apostaba a los cuatro caballos ganadores, sus negocios crecían, trababa a cualquier pendejo que se atravesara en su camino, ya que tenía millones y poder, así que nunca lo investigaban o juzgaban.



Manuel Delgado tenía una preocupación porque los precios de los materiales de la construcción se disparaban, lo que generaba el alza de los precios y apartamentos y menos compradores.

Para el 2011, la migración masiva de venezolanos en Panamá era una realidad, estaban por todos los rincones del país, muchos trabajaban honradamente, sin embargo, otros venían hacer dinero “como sea”.

A la oficina del magnate, se presentaron tres chamos, identificados como Max Urdaneta, Alberto Ruiz y Efigenio Cardini, quienes venían en busca de socios panameños para un proyecto de edificar casas de material policloruro de vinilo (PVC) en todo Panamá.

La idea la tomaron del gobierno de su país porque había dado resultados, la ventaja era que los materiales eran baratos y una vivienda de 70 metros cuadrados se construía en una semana aproximadamente con la mano de obra de tres personas.

Los extranjeros le mostraron varios videos de la fase de construcción, costos y entrevistas a los compradores que elogiaban tener una vivienda digna, barata y que neutralizaba, tanto el frío como el calor.

Mario Delgado, le dijo que lo pensaría, investigó la página web, tenían una cuenta bancaria en Panamá, papeles en el Seguro Social y estaban registrados en la Dirección General de Ingresos (DGI).



Los citó, los tres llegaron en un flamante BMW, serie tres, color gris, del año 2010, lo que le intuyó al empresario que eran de fiar.

Pactaron que el istmeño daría cuatro millones de dólares, él entraría en la sociedad, transferiría el dinero y luego venía el resto porque ellos le presentaron varios títulos de propiedad de inmensas tierras.

Al mes de la transferencia, el caballero no tuvo noticias de los venezolanos, no respondían en celular, en las oficinas tampoco contestaban, decidió enviar un emisario, quien regresó con la mala noticia que el local estaba vacío.

Uno de los hombres más vivos de Panamá fue víctima de una estafa porque los foráneos, usaron identificación falsa, los títulos de propiedad eran alterados, retiraron el dinero y se marcharon del país.

Estaba cabreado, emputado y molesto, pero no tuvo más remedio que aceptar que le robaron los huevos al águila.

El sacerdote seductor

Todos los martes, después de la misa en el Santuario Nacional, ubicado en el elegante Obarrio, de la capital panameña, Encarnación de Van Dalen, se quedaba para platicar con el párroco Marcos Cubillas.

La dama era de la alta sociedad panameña, integrante del club Unión, accionista de varias empresas y dos bancos, además su esposo, Juan Van Dalen, también nadaba en dinero, pero era un mujeriego.

Dicen que plata llama a la plata, la familia forrada en miles de dólares, sin embargo, la infelicidad no entraba a la mansión que tenían en urbanización Altos del Golf, en el corregimiento de San Francisco.

Encarnación le pedía consejos al sacerdote Marcos, quien conversaba con ella para que la pareja encontrara una solución a sus problemas.



La dama era toda una modelo, de 35 años, tres hijos, sus rubios cabellos, blanca con abundantes pecas, ojos verdes, senos inmensos y trasero arreglado en el quirófano, demostraban que la fémina paraba tráfico.

Marcos Cubillas era un cura oriundo de Bocas del Toro, alto, de tez canela, ojos negros y cabello “sal y pimienta” lacio, con cuerpo de atleta porque hacía ejercicios y con 50 años.

Sobre todas las cosas y sus votos de castidad, el masculino seguía siendo un hombre, lo que hacía tambalear su rígida vida religiosa cuando Encarnación se acercaba para plantearle sus conflictos familiares.

Pantalones vaqueros ajustados, camisetas pegadas a su tórax que mostraban sus volcanes naturales, que a veces tapaba con una chaqueta, su sonrisa y ojos verdes brillantes, volverían loco a cualquier varón.

Posteriormente de seis meses de pláticas, se encontraron en un centro comercial y se fueron a comer, hasta que el cura no soportó y rompió el hielo.

-La verdad Encarnación es usted tan linda, me perdona, que no sé qué tiene en la cabeza su esposo, porque anda con otras mujeres-.



Ella, respiró y suspiró, le tomó la mano al cura.

-Gracias padre, lástima que usted es sacerdote y está prohibido, ya sabe que-.

Por ser peligroso el asunto cambiaron de tema y a la semana, ella lo llamó a las nueve de la noche, tras pelear con su esposo.

El sacerdote la recibió, ella lloró, conversaron, bebieron güisqui y ocurrió, lo se avecinaba o un “bicicleteo” de dos horas en la pieza del religioso.

Los encuentros fueron esporádicos, luego se convirtieron en mensuales y posteriormente semanales, ella no le reclamaba nada a su marido y este comenzó a sospechar que le pagaban con la misma moneda.

Al año y medio de los “bicicleteos” la dama quedó embarazada, Marcos Cubillas aterrado porque sabía que era el accionista mayoritario de la criatura.

Encarnación de Van Dalen, no abortó y tuvo al bebé, en la elegante clínica de Paitilla, pero cuando le colocaron al varoncito a su lado, venía el escándalo porque era toda la cara del sacerdote.

Los Van Dalen fueron la comidilla del club Unión o de los rabiblancos panameños porque el bebé era de piel canela y a medida que crecía se parecía físicamente a su padre biológico.

Obvio que si el matrimonio era de caucásicos y rubios, los descendientes serían iguales, pero en este caso no fue así.

A los tres años, al cura, por presiones del poder económico, lo trasladaron a una parroquia en Darién como castigo, pero dejó su semilla entre la oligarquía panameña, a pesar de ser un campesino bocatoreño.

Terror en el banco

Cuando Mario y Marisol entraron al Banco de Fomento Agrario, ubicado en Betania, en la Ciudad de Panamá, nunca se imaginaron la película de terror que vivirían y los uniría.

Era un jueves 17 de agosto de 2000, él trabajaba como asistente de contabilidad en una empresa de automóviles y ella se ganaba el pan como recepcionista en una publicitaria.

Aproximadamente a las 9:30 a.m. entraron tres sujetos, con fusiles rusos AK-47, vestidos de negro, con pasamontañas, uno con acento colombiano, gritó que era un asalto y ordenó a los clientes se colocaran boca abajo en el piso.

Las cajeras aterradas alzaron sus manos, corrieron donde los clientes y los imitaron, mientras solamente se escuchaba los gritos de cloacas de los maleantes, quienes amenazaron con disparar en la cabeza si no obedecían.



Marisol y Mario, no se conocían, quedaron uno a lado del otro, él le decía en voz baja que mantuviera la calma, ella quería gritar, pero el hombre extendió su mano derecha para unirse a la de la mujer como si fuesen pareja.

Ambos eran de mediana estatura, cabello lacio, piel blanca, ojos pardos y delgados

Dos de los asaltantes eran altos y el otro pequeño, pero este último daba las órdenes para que sus compañeros sustrajeran el dinero de las cajas, luego pidió que llamaran al gerente de la sucursal.

El ejecutivo preñado de miedo, mientras le apuntaban en la cabeza con el fusil europeo, respondió que la apertura bóveda era automática y se abría a las once de mañana, ya que por seguridad se cambiaba el horario.

Un sonido de impacto, un golpe de culata en la cabeza del gerente, lo dejó tirado en el piso con un hilo de sangre.

Tres minutos después se escuchó el sonido de un megáfono de la Policía Nacional.



Daban instrucción a los asaltantes para que liberaran a los rehenes y salieran con las manos en alto, debido a que estaban rodeados, no había ruta de escape y nadie debía salir ileso.

El colombiano caminó a la puerta principal, abrió fuego y un plomazo de un francotirador impactó sobre su frente, lo que lo dejó muerto en el piso y la forma de la bala en el pasamontaña. Quedó tirado boca arriba y al lado el fusil.

Los demás maleantes se rindieron sin robar nada, los clientes y empleados del banco corrieron, Mario, de 30 años, le extendió la mano a Marisol para abandonar el local, la dama, de 25 años, no paraba de llorar.

Afuera él la abrazaba para consolarla, aunque nunca tuvo intención de conquista, si no fue solidaridad.

El resto de los asaltantes fueron detenidos, la pareja fue interrogada por la policía, ambos iban a cambiar un cheque de XIII mes (una bonificación en Panamá), pagado dos días antes.

Se hicieron compinches, con el tiempo Mario y Marisol se enamoraron, se casaron y vivieron una vida normal, como muchas parejas, sin imaginarse que unos minutos de terror los uniría hasta que la muerte los separara.

 


Jessica

Cuando Mariano vio a Jessica, salir del colegio con su uniforme de falda chocolate, camisa blanca, zapatos color café, bien lustrados, su cabello negro ensortijado, ojos oscuros y cuerpecito de guitarra, quedó enamorado.

Ella iba con Roxana, blanca, con pecas, cabello lacio y castaño, de baja estatura y delgada, quien era novia de Fernando, amigo de Mariano, todos adolescentes de 16 años.

Las chicas estudiaban en Instituto Justo Arosemena (IJA) de Casino (ya demolido), ubicado al final de la vía España, en la Ciudad de Panamá, y ese miércoles, tenían la tarde libre, ya que ese colegio es de doble turno.

Se fueron a la casa de un amigo en Río Abajo, mientras que Roxana y Fernando se deban besitos en el patio trasero, Mariano y Jessica miraban la televisión.

Él tímido, apenas hablaba y ella rompió el hielo.

-Tú poco abres la boca-

-Es que soy tímido-, respondió el adolescente en momentos que miraba los dulces ojos de la señorita.



Él se acercó más a ella, quien cambió el canal para ver la telenovela mexicana “Sí. mi amor”.

Rieron chistearon, la otra pareja ni se asomaba porque no querían ser molestados.

Mariano preguntó si ella tenía novio, la respuesta fue negativa, él dijo que era soltero, pero se notaba una electricidad entre ambos adolescentes.  

Al terminar la telenovela, el chico encendió la radio y sonaba la canción “Get down” de Dixie Band, y la sacó a bailar, ella se levantó del sofá y vino el baile.

No hablaban y solamente se miraban a los ojos. Posteriormente, vino el beso apasionado.

Mariano estudiaba el V año en el Colegio Richard Neumann y ese día no tenía clases, así que decidió acompañar a su amigo a buscar a la novia, pero nunca imaginó que conocería a Jessica.

Vino la despedida, no intercambiaron teléfonos, no obstante, ella le comentó al chico, de piel canela, cabello lacio, ojos pardos y de baja estatura, que se verían el próximo miércoles.



Desde ese día, todos los miércoles, el chico se paveaba del colegio para encontrarse con Jessica.

Un amor sano, de adolescentes, quienes apenas empezaban a vivir, había miércoles que no se veían y los fines de semana los padres de la señorita no la dejaban salir sola.

Era un vaivén de los chicos hasta que discutieron porque Mariano le reclamó que solamente se citaban los miércoles en las tardes, ella intentó defenderse con el argumento de que “estaba tapada”.

Un conflicto que terminó mal porque ella se fue molesta de la casa donde se veían, no la dejaban hablar por teléfono fijo (en 1985 no había celulares) y tampoco salir sola.

Varias veces Mariano pasó por Juan Díaz, por donde vivía Jessica, pero nunca la volvió a ver ni tuvo noticias de ella.

Transcurrieron 35 años, y al Mariano escuchar la canción “Get down”, recuerda su amor de adolescencia de nombre Jessica.


'Ser autor independiente es muy duro': Silvia Sanfederico

Silvia Sanfederico es una escritora española con cinco obras publicadas en la plataforma de Amazon, contó al portal “Fígaro Ábrego, el escritor de Vacamonte”, sus inicios, su amor por las letras y sus planes. No se pierda la interesante entrevista de la literata valenciana.


¿Quién es Silvia Sanfederico? Explique su mini biografía.

Soy Silvia Sanfederico Roca, nací el 2 de febrero de 1973 en Valencia (España). Me licencié en Economía en la Universidad de esta ciudad, y posteriormente trabajé en una asesoría de empresas y en la empresa constructora FCC Construcción, S.A., desempeñando tareas administrativas.


Mi pasión siempre ha sido la lectura y cuando era pequeña ya escribía cuentos. A los 18 años gané un concurso organizado por el instituto al que asistía.


En mi juventud escribí poesía, y solo ya en mi etapa adulta me atreví con la novela. Me apasiona la Historia, por lo que decidí escribir la Saga del Nuevo Mundo y La Lanza Sagrada.



También quise llegar a un público más juvenil publicando La Isla de Árum, una novela de fantasía y aventuras.

 

¿Cómo nace su pasión por la literatura?

Desde muy joven me ha gustado leer y mis asignaturas favoritas en el colegio y en el instituto eran Lengua y Literatura.

 

Háblenos de sus obras literarias.

Tengo publicada una saga de novela histórica, la Saga del Nuevo Mundo, formada por dos libros: Ángeles del Nuevo Mundo y La Unión de dos continentes. También tengo un thriller histórico, La Lanza Sagrada, y una novela de fantasía juvenil, La Isla de Árum.

 

¿En qué se basó para escribir sus obras?

La Saga del Nuevo Mundo trata de la América tras la Conquista española, en concreto la acción se desarrolla en el Paraguay del siglo XVIII. La Lanza Sagrada también es novela histórica, pero comprende un período de tiempo mucho más extenso, desde la crucifixión de Cristo hasta nuestros días.


La Isla de Árum es un libro de fantasía y se sitúa en un mundo totalmente inventado por mí.


¿Cuál es la novela u obra que más trabajo le costó? Explique.

El libro que más me costó escribir fue la Saga del Nuevo Mundo, pues tuve que hacer un extenso trabajo de documentación, ya que todos los hechos históricos que se indican son reales.


¿Cuál es su público lector?

Es muy variado, de todas las partes del mundo y de todas las edades. Aunque La Isla de Árum está destinada a un público más juvenil, también ha sido leída por el público adulto, a quien ha gustado mucho. 




¿Qué género literario prefiere leer y escribir?

Lo que más me gusta leer y escribir es la novela histórica, porque además de entretener, se aprende con ella.


¿Cuál es el género literario más leído en España para usted? Explique.

Creo que la romántica y el thriller.  En mi caso no escribo romántica, pero la novela que más he vendido ha sido La Lanza Sagrada, que es un thriller histórico.


Explique el espinoso camino del escritor independiente.

La verdad es que ser autor independiente es muy duro, porque el escritor que se autoedita tiene que hacerlo absolutamente todo: escribir, corregir, maquetar, hacer la portada, publicar el libro y encargarse después de su publicidad y promoción.

Además, no puede acudir a firmas ni ferias, que es donde se da más a conocer y se venden más ejemplares de libros.


¿Es escritora de mapa o de brújula?

De brújula, aunque sí tengo una pequeña idea de cómo se desarrollará la historia, y sobre todo cuál será el final.




¿En qué ocupa sus ratos libres?

Me gusta leer y estudiar. También ir a exposiciones, sobre todo las que tengan que ver con cualquier aspecto de la Historia. También, me gusta el cine y disfruto mucho viajando, aunque no puedo hacerlo con frecuencia.


¿Cuáles son sus proyectos literarios a futuro?

¡En pocos días publicaré un nuevo libro! La publicación está programada para el viernes 6 de mayo, así que, quien lea esta entrevista después de ese día, ya podrá adquirir el nuevo libro a través de Amazon. Se trata de mi primera novela de ciencia ficción.


¿Qué tiene que decir a los escritores anónimos con miedo de publicar obras?

Que no hay nada que temer. Que se lancen a publicar. Es muy divertido y solo pueden encontrar cosas buenas. Además, en el mundo indie acabamos conociéndonos todos y, por lo menos yo, solo he encontrado que buena gente, buenas personas que tratan de ayudar, como es el caso que mi amigo Fígaro, que ahora está haciéndome esta entrevista y a quien aprovecho la ocasión para darle las gracias.


Autora Vianca Quintero presenta su libro ‘El Tren del Deseo’

La escritora panameña Vianca Quintero presentó este viernes 29 de abril su segundo libro titulado: El Tren del Deseo, una historia de “chick list” y erotismo, con la que incursiona en este género literario, tras lanzar hace año y medio su primera obra autobiográfica, Alma Desnuda, La Aventura de Virginia.

En esta nueva apuesta, la autora cuenta la historia de tres amigas unidas por la amistad, pero sumidas en los más oscuros deseos y secretos.



𝐌𝐚𝐫𝐢𝐩𝐚𝐳, 𝐋𝐢𝐳 𝐲 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐟𝐚𝐧í𝐚, transitan caminos invisibles, marcados por el ritmo del tiempo, donde a veces se aman y en otros se pierden en sus respectivos mundos.

𝐄𝐥 𝐓𝐫𝐞𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐃𝐞𝐬𝐞𝐨, es una novela corta. En la historia el valor de la amistad se pone a prueba como sucede en la vida misma.

“El Tren del Deseo nace de una metáfora, cuyo significado corresponde a una de las figuras retóricas más importantes. Es un recurso que nos permite identificar o relacionar algo sin nombrarlo explícitamente”, señala la escritora.

Uno de los personajes fuertes de esta historia es Marsall, un hombre afroamericano, fuerte y de gran temple. No le teme a nada y es que su oficio dentro de los negocios ilícitos le han dado un gran poderío.

Como muchos de los hombres que están metidos en el mundo ilegal, Marshall tiene una debilidad por el sexo opuesto.



Con esta nueva historia, la escritora también desea destacar el rol de la mujer en la sociedad actual, las exigencias a las que se ven expuestas, los moldes que les exige, el medio para poder encajar y el valor de la amistad.

Escritora Silvia Sanfederico lanza nueva novela

 

La escritora española Silvia Sanfederico, lanzará al mercado este 6 de mayo su novela “En busca del planeta Libertad”, a la que el portal “Fígaro Ábrego, el escritor de Vacamonte” tuvo acceso de forma exclusiva a su portada y a su sinopsis.

La trama de que en el siglo XXIII algunos seres humanos han evolucionado genéticamente, transformándose en transhumanos.  

Los transhumanos habitan la Tierra y han expulsado a los antiguos humanos a la Luna, donde les obligan a trabajar en régimen de esclavitud.  

Desde allí, dos jóvenes, Orión y Selena, emprenderán junto al robot Servus un viaje fuera del Sistema Solar para encontrar un lugar donde poder vivir en libertad. 



Pero el viaje no será fácil y tendrán que visitar muchos planetas que albergan grandes peligros.  

La estará a la venta en la plataforma Amazon en papel y digital, así que ya saben lectores que la escritora valenciana suma ya seis sus obras literarias. ¡Felicidades a la literata indie o escritora autopublicada!

Hoy se publicará a las 9:30 a.m. hora de Panamá y 3:30 p.m. de España, una entrevista exclusiva con la autora valenciana en este portal, donde cuenta sus inicios y otras aristas de su carrera literaria.

 


La mafia de los empacadores

En todos lados, el vivo vive del más pendejo y una de las acciones que identifican del panameño, en su mayoría, donde vaya y resida, es que le gusta “jugar vivo” o hacerse más listo que el resto de las personas.

Rigoberto Salcedo, se quedó sin trabajo durante seis meses y venía la época navideña, en la cual se compra, compra y recompra de todo un poco.

El caballero tenía un hijo de 12 años, a quien lo educó sin ser exigente, sin embargo, su descendiente necesitaba juguetes, como otros niños, principalmente porque era su único crío y en otros tiempos recibía bastantes regalos.

Logró colocarse como empacador en un supermercado, ubicado en Juan Díaz, aunque tenía algo de dinero, necesitaba efectivo porque el tiempo no se detiene y el hambre acaba cuando las personas mueren.



El primer día vio algo extraño, gente que tenía su plaza laboral y recogía algo empacando mercancía, las llevaban en carretillas y, generalmente, le regalaban un dólar.

Los empacadores no son colaboradores del supermercado o no están en su planilla y no está permitido solicitar dinero a los clientes, si te dan las gracias solamente responde “a la orden”.

Se empacaba por turno, se empezaba en la caja rápida (antes que desaparecieran), se rotaba hasta llegar a las más grandes y cuando un empacador salía de la caja, el otro entraba con la frase “te sigo”.

En el comercio había dos empacadores, “Bocacho”, de mediana estatura, de raza negra y medio obeso, además de “Cholo plaga”, de rasgos indígenas, pequeño, cabello lacio y con un diente de oro.

Ambos se la tiraban de vivo y no le dan oportunidades al resto de los compañeros, ya que cuando salía “Bocacho” de la caja, entraba “Cholo plaga” y viceversa, lo que le generaba mayores ingresos que al resto de los empacadores.

Las cajeras los sermoneaban de vez en cuando, pero seguían con la misma práctica en detrimento del resto de los empacadores, quienes no decían nada porque llevan como tres años con ese estilo mafioso.



Tres meses después llegó una señora a comprar, quien escuchó una plática afuera del local entre unos empacadores porque estaban cabreados de la situación mafiosa de “Bocacho” y “Cholo plaga”.

No era una cliente cualquiera, sino la querida del gerente del supermercado, quien de inmediato se lo informó a su pareja y este enfurecido convocó a una reunión con los empacadores.

Se formó el lío, el dúo dinámico aceptó su responsabilidad y en una decisión salomónica, el gerente los echó y envió una nota, con copia de la cédula de los mafiosos empacadores, para que no trabajaran en la cadena de ese negocio.

Por jugar vivo se jodieron y se quedaron sin trabajo en tiempos duros.

 

 

 

 

¿Un as bajo la manga?

A menudo algunos me preguntan: ¿de dónde obtengo tantas historias para mi blog?, a lo que solamente pienso y sonrío.

Es muy sencillo, soy periodista, fui reportero, editor, jefe de información y director de dos diarios, viajé y fui diplomático, por lo que temas sobran, no solo para un blog, sino para escribir novelas, cuentos, obras de teatro, poemas y ensayos.

Un comunicador social, en la rama del periodismo y un taxista, tienen algo en común, y es que a diario le narran historias, argumentos, problemas, inquietudes, les piden opinión o sencillamente las personas se desahogan con ellos.

El reportero busca una noticia para informar de manera fría el cómo, cuándo, dónde, quién o quiénes y por qué, algo que enseñan en todas las escuelas de periodismo del mundo, mientras que el escritor crea su propio mundo.



Hablo de los periodistas académicos, los que estudiamos la carrera en universidades y no “colados”, quienes ahora con las redes sociales toman una cámara, hablan, gritan o tienen programas en la radio y dicen ser periodistas. ¡Ojo! No es lo mismo.

Pero, más allá del empirismo arcaico del periodismo y los colados, un reportero está en la calle, ve, escucha, analiza, lee, va a juicios, cubre noticias policiales, políticas y de economía, lo que incrementa su acervo informativo personal.

En una ocasión traté a una dama, quien conoció a su esposo en un baile de típico cuando ella era un patito feo, pero luego se transformó en una deseada mujer, lo que dio origen al relato “La pareja de Dorindo Cárdenas”.

La historia “Solo cinco segundos” tiene su origen en 1988, cuando tenía 20 años y era aseador de un almacén en Perejil, escuché el cuento de un compañero, quien antes de tener sexo, estaba tan excitado que eyaculó antes empezar el acto con una prostituta.

Otros relatos como “Tres doncellas y una partida”, “Un sueño de madrugada” y la novela “La Isla Camila”, tuvieron su origen en un sueño.



No hay una varita mágica para inventar historias, la experiencia, una noticia, otra novela leída, algo escuchado u observar un acontecimiento, es el germen real o el as bajo la manga para ser creativo.

Cualquier lugar alejado de la civilización, un pueblo pequeño, un escenario impensable, un colegio, algún centro laboral o gimnasio es el árbol donde crecen las hojas de las historias.

Solo se le agrega imaginación, descripción y narración a lo que redacta.

No siempre las mejores obras literarias las encuentra en Londres, Nueva York, Moscú o París, ya que están frente a sus ojos y usted no la descubre.

Y recuerde que por más fantasía que haya en una historia, tiene algo de la realidad o nació de ella.

'Fúgate'

Cuando los padres intentan que una relación fracase, sucede todo lo contrario a sus aspiraciones porque los jóvenes son rebeldes por naturaleza, con o sin causa y así es la propia vida.

Rebeca y Bartuano, eran dos chicos vecinos de Santa Clara, en el corregimiento de Juan Díaz, un barrio de clase media, ubicado en la periferia de la capital panameña.

La dama, de 26 años, vino sola de Jaqué, Darién, a laborar como empleada doméstica en una residencia de esa urbanización, sus patrones le dieron permiso para terminar la secundaria en la noche y luego estudiaba para ser Trabajadora social, en la Universidad de Panamá.

Era negra, delgada, cabello de afro, ojos negros, de mediana estatura y un alma caritativa, mientras que su novio, Bartuano, era blanco, de cabello castaño claro, ojos avellana y alto.



Sin embargo, había un problema porque los padres del jovencito, quien estudiaba Administración de Empresas, en la Universidad Santa María La Antigua (USMA), no querían a la dama para su hijo, sencillamente por su color y sus orígenes humildes. Bartuano tenía 23 años.

La relación provocaba peleas familiares, los papás del caballero insultaban a la chica cuando la veían en la calle y hasta le gritaban “negra de mierda”, pero ella jamás respondía a las injurias.

-Ya no aguanto más los conflictos. Creo que debemos terminar para acabar esta relación-, propuso la estudiante.

-Nunca, primero muerto. Esta noche fúgate de la casa de tus patrones y nos vemos en el carro de mi papá a escondidas-, respondió el caballero.

Hasta el momento, llevaban un año de novios y “nada de nada”, pero ese “fúgate” tendría consecuencias.

Se vieron esa noche, conversaron, se dieron besitos y caricias hasta que la lava interna del amor casi estalla, pero todo quedó ahí.

La pareja quedó “con ganas” y así sucesivamente por una semana, sin embargo, son seres humanos y el que busca encuentra.

Durante la tercera semana pasó lo inevitable y empezó el “bicicleteo” en el vehículo del papá del muchacho, pero este era joven, no pendejo, así que usó preservativo.

 


Ya llevaban seis meses con esa gracia, un sábado se encontraron en una fiesta en Marcasa, posteriormente al acabar cada uno agarró su camino, aunque antes de marcharse, él le recordó a ella la frase “fúgate”.

En efecto, se encontraron, y otra vez, incómodos, pero felices, mientras “bicicleteaban”  en el Toyota  Corolla del papá de Bartuano, hasta que el preservativo se rompió.

-Tranquilo mi amor que nada pasará-, dijo ella.

-¿Estás segura?-, preguntó él.

Nueve meses después de ese encuentro, llegó al mundo una preciosa niña mestiza, a la que bautizaron con el nombre de Carol Milena.

Los padres de Bartuano se tragaron el sapo y la pareja se instaló en la residencia del muchacho hasta que al año se fueron a vivir a un apartamento en Parque Lefevre.

Todos los planes fallaron porque colores contrarios se atraen y en muchas ocasiones es imposible separarlos.