Jessica

Cuando Mariano vio a Jessica, salir del colegio con su uniforme de falda chocolate, camisa blanca, zapatos color café, bien lustrados, su cabello negro ensortijado, ojos oscuros y cuerpecito de guitarra, quedó enamorado.

Ella iba con Roxana, blanca, con pecas, cabello lacio y castaño, de baja estatura y delgada, quien era novia de Fernando, amigo de Mariano, todos adolescentes de 16 años.

Las chicas estudiaban en Instituto Justo Arosemena (IJA) de Casino (ya demolido), ubicado al final de la vía España, en la Ciudad de Panamá, y ese miércoles, tenían la tarde libre, ya que ese colegio es de doble turno.

Se fueron a la casa de un amigo en Río Abajo, mientras que Roxana y Fernando se deban besitos en el patio trasero, Mariano y Jessica miraban la televisión.

Él tímido, apenas hablaba y ella rompió el hielo.

-Tú poco abres la boca-

-Es que soy tímido-, respondió el adolescente en momentos que miraba los dulces ojos de la señorita.



Él se acercó más a ella, quien cambió el canal para ver la telenovela mexicana “Sí. mi amor”.

Rieron chistearon, la otra pareja ni se asomaba porque no querían ser molestados.

Mariano preguntó si ella tenía novio, la respuesta fue negativa, él dijo que era soltero, pero se notaba una electricidad entre ambos adolescentes.  

Al terminar la telenovela, el chico encendió la radio y sonaba la canción “Get down” de Dixie Band, y la sacó a bailar, ella se levantó del sofá y vino el baile.

No hablaban y solamente se miraban a los ojos. Posteriormente, vino el beso apasionado.

Mariano estudiaba el V año en el Colegio Richard Neumann y ese día no tenía clases, así que decidió acompañar a su amigo a buscar a la novia, pero nunca imaginó que conocería a Jessica.

Vino la despedida, no intercambiaron teléfonos, no obstante, ella le comentó al chico, de piel canela, cabello lacio, ojos pardos y de baja estatura, que se verían el próximo miércoles.



Desde ese día, todos los miércoles, el chico se paveaba del colegio para encontrarse con Jessica.

Un amor sano, de adolescentes, quienes apenas empezaban a vivir, había miércoles que no se veían y los fines de semana los padres de la señorita no la dejaban salir sola.

Era un vaivén de los chicos hasta que discutieron porque Mariano le reclamó que solamente se citaban los miércoles en las tardes, ella intentó defenderse con el argumento de que “estaba tapada”.

Un conflicto que terminó mal porque ella se fue molesta de la casa donde se veían, no la dejaban hablar por teléfono fijo (en 1985 no había celulares) y tampoco salir sola.

Varias veces Mariano pasó por Juan Díaz, por donde vivía Jessica, pero nunca la volvió a ver ni tuvo noticias de ella.

Transcurrieron 35 años, y al Mariano escuchar la canción “Get down”, recuerda su amor de adolescencia de nombre Jessica.


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