A menudo algunos me preguntan: ¿de dónde obtengo tantas historias para mi blog?, a lo que solamente pienso y sonrío.
Es muy sencillo, soy periodista, fui reportero,
editor, jefe de información y director de dos diarios, viajé y fui diplomático,
por lo que temas sobran, no solo para un blog, sino para escribir novelas,
cuentos, obras de teatro, poemas y ensayos.
Un comunicador social, en la rama del periodismo y un
taxista, tienen algo en común, y es que a diario le narran historias, argumentos,
problemas, inquietudes, les piden opinión o sencillamente las personas se
desahogan con ellos.
El reportero busca una noticia para informar de manera
fría el cómo, cuándo, dónde, quién o quiénes y por qué, algo que enseñan en
todas las escuelas de periodismo del mundo, mientras que el escritor crea su
propio mundo.
Hablo de los periodistas académicos, los que
estudiamos la carrera en universidades y no “colados”, quienes ahora con las redes
sociales toman una cámara, hablan, gritan o tienen programas en la radio y
dicen ser periodistas. ¡Ojo! No es lo mismo.
Pero, más allá del empirismo arcaico del periodismo y
los colados, un reportero está en la calle, ve, escucha, analiza, lee, va a
juicios, cubre noticias policiales, políticas y de economía, lo que incrementa
su acervo informativo personal.
En una ocasión traté a una dama, quien conoció a su
esposo en un baile de típico cuando ella era un patito feo, pero luego se transformó
en una deseada mujer, lo que dio origen al relato “La pareja de Dorindo
Cárdenas”.
La historia “Solo cinco segundos” tiene su origen en
1988, cuando tenía 20 años y era aseador de un almacén en Perejil, escuché el
cuento de un compañero, quien antes de tener sexo, estaba tan excitado que eyaculó
antes empezar el acto con una prostituta.
Otros relatos como “Tres doncellas y una partida”, “Un
sueño de madrugada” y la novela “La Isla Camila”, tuvieron su origen en un
sueño.
No hay una varita mágica para inventar historias, la
experiencia, una noticia, otra novela leída, algo escuchado u observar un
acontecimiento, es el germen real o el as bajo la manga para ser creativo.
Cualquier lugar alejado de la civilización, un pueblo
pequeño, un escenario impensable, un colegio, algún centro laboral o gimnasio
es el árbol donde crecen las hojas de las historias.
Solo se le agrega imaginación, descripción y narración
a lo que redacta.
No siempre las mejores obras literarias las encuentra en Londres, Nueva York, Moscú o París, ya que están frente a sus ojos y usted
no la descubre.
Y recuerde que por más fantasía que haya en una historia,
tiene algo de la realidad o nació de ella.
Felicidades Fígaro, tus historias son muy entretenidas y uno aprende con el toque de historia que siempre llevan.
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