Francisco Carrizal era miembro de una de las familias más ricas de Colombia, poseían cientos de cabezas de ganado, sembradíos, acciones en bancos y fábricas, además la familia Carrizal estaban en la lista de los grandes latifundistas de la nación sudamericana.
El jovencito a los 15 años tuvo un encuentro con los
trabajadores de una de las fincas de su padre, cuando vio las miserables
condiciones de los empleados cambió su forma de ver la vida para convertirse en
izquierdista y abanderado de las causas sociales.
Algo extraño para un oligarca, quienes siempre piensan en
dinero, negocios y cuentas bancarias, Francisco era la excepción de la regla,
se negó a estudiar Administración de Empresas en la Universidad San Ignacio de
Loyola en California y la Javeriana de Bogotá.
Por el contrario, se diplomó en Economía de la Universidad Nacional
de Colombia, obtuvo el primer puesto con su tesis y una noche salió a una
reunión con antiguos compañeros de clases, el rebelde desapareció sin dejar
rastro o huellas.
Toda la policía Colombia y el ejército peinaron varios lugares
para encontrar al señor, pasaron tres meses y nada hasta que apareció en un
video uniformado como miembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (Farc), lo que sorprendió a su familia y los socios del club El Nogal.
Alfredo y Petita Carrizal, se encontraban avergonzados, su hijo,
criado en una vivienda de 20 habitaciones, con nanas, cocineras, conductores y
jardineros, se fue a vivir al monte entre los mosquitos de Casanare.
Mientras que en la selva se ganó el respeto de sus compañeros,
aunque al principio no fue bien recibido, demostró poseer agallas, coraje,
valentía y se ofrecía de voluntario a las misiones.
A los cinco años era directivo del Frente 28 de las Farc, rudo y
letrado, enseñaba a los guerrilleros inglés, francés, literatura, matemáticas y
economía.
Se enamoró a Tania, una guerrillera de raza negra, oriunda del
Chocó y conocida por tener excelente puntería.
Una noche, aviones de ejército bombardearon el campamento, las
bombas arrasaron con la zona, numerosos muertos, entre ellos Tania, al ver su
cuerpo, Francisco se negó a retirarse y se quedó con un grupo para apoyar a que
el resto de los sobrevivientes escaparan.
Después de cada bombardeo viene la infantería, eso ocurrió y
luego el enfrentamiento con los soldados, Francisco disparó todas las balas hasta
que la columna se quedó sin municiones.
Rebelde por naturaleza, primero morir porque nunca rendirse,
tomó su escuadra y se pegó un tiro en la sien derecha. No sería ser apresado por el enemigo.
Imágenes de archivo no relacionadas con el relato.