El secuestro de Chang Wang

 Llevaba seis días encerrado en una bodega en Coclé, Panamá, la policía no tenía idea de la situación porque la colonia china vive en una sociedad cerrada y poco denuncian los delitos que se comenten entre ellos.

Tienen sus propios clubes, asociaciones, se reúnen y se casan con los miembros de la colonia para conservar sus tradiciones, pero cuando una dama de esa etnia se involucra con panameños los padres pegan el grito al cielo.

Luis Chang Wang debía 350,000 dólares producto de juegos de azar en una sala exclusiva en un casino de la ciudad de Panamá, aunque el propietario de una tienda de materiales de construcción residía en Arraiján, se divertía en la capital.



Como muchos de su raza, el oriental era trabajador, llegó al istmo sin un centavo, traído por la mafia china, laboró durante diez años casi como esclavo en un restaurante como cocinero hasta que logró pagar su deuda.

La sociedad le ofreció un crédito que proviene de un fondo que la colonia mantiene para ayudar a sus miembros para abrir sus comercios y las puertas de la prosperidad.

Sin embargo, el caballero, como muchos de sus paisanos, tenían el demonio de los casinos, máquinas tragamonedas, caballos, apuestas y cualquier otro juego de azar que involucrase gastar miles de dólares.

No logró cancelar el monto y Ernesto Kang, jefe de la mafia china, ordenó el secuestro del comerciante oriental hasta que pagara la deuda o casara a una de sus hijas con el hijo de un socio del criminal.

Le alimentaban con pan y té de desayuno, fideos con arroz de almuerzo y cena, no estaba ni encadenado, ni encapuchado, solo sus captores cubrían su rostro con un pasamontaña y gafas oscuras por razones lógicas de no revelar su identidad.



A la policía llegó una llamada telefónica, un empleado de Chang Wang denunció que su patrón fue secuestrado por razones de deudas, desapareció cuando entraba a su negocio y residencia.

Las autoridades se mueven, Ernesto enfurece, su préstamo está en peligro de recuperarlo si logran rescatar a Chang Wang, ordena trasladarlo desde Coclé hacia Chiriquí.

A la víctima lo llevan en un vehículo camuflado entre naranjas, sin embargo, los inspectores en Divisa sospechan algo, revisan la fruta y escuchan los gritos masculinos.

¡Eureka! Chang Wang es rescatado, pero solo ganó la primera batalla porque aún debe el dinero a Ernesto, quien huye hacia México.

Imagen de Pexels y Jimmy Chan no relacionadas con la historia.

'Me cortaron la luz'

Nayuri, era una chica de barrio popular de la capital panameña, a los 25 años, ya llevaba en las estadísticas tres alumbramientos de padres distintos, quizás porque se enamoraba a la velocidad de la luz y se entregaba totalmente.

Residía en San Pedro, corregimiento de Juan Díaz con su madre, quien le apuntaba en la sien balas verbales para que buscara su pieza donde atrincherarse porque la vivienda era demasiado pequeña para siete personas.

Los vecinos del barrio querían pasar por su aduana a la culisa, pocotona, ojos oscuros e inmensos pechos que se notaban más cuando se colocaba esas camisetas de tela suplex deportivos.

Nayuri consiguió un trabajo en una tienda de venta de celulares, en Los Pueblos, fue a buscar chamba y el hijo del chinito Ng, al ver a la jovencita con pantalón largo y camiseta azul pegado al cuerpo, no titubeó y la contrató el mismo día.



A los dos meses la mujer se fue con sus tres cruces a un cuarto a San Cristóbal, su mamá le cuidaba a los nietos, sin embargo, el dinero no alcanzaba y Luis Ng, ya estaba cabreado de soltar dinero a la madre soltera y no le daba ni a oler.

Luego Nayuri organizó un baile en la discoteca La Birra para tener algo extra, su ingreso sería solamente de la venta de los boletos, mientras que el consumo del licor era para el dueño del local

El día del evento Filiberto, un hombre soltero de 38 años estaba con su hermano Patricio de 35, entraron a la discoteca cuando el primero vio a Nayuri y quedó loquito con esas curvas.

Patricio le advirtió que tuviese cuidado porque le olía algo raro, una mujer tan linda y sola era señal de que no era normal.

Filiberto pagó tragos, compró botellas, buco comida, bailó bien pegadito con la anfitriona y hasta piquitos lograron darse frente a los sorprendidos asistentes al evento.

Intercambiaron números de celulares, el domingo siguiente, el Romeo telefoneó a la fémina, sin embargo, respondió un caballero, con acento de malandrín, quien dijo que era el hermano de Nayuri y ella dormía.

Todo bien, el ingeniero en sistemas se fue con su hermano Patricio al supermercado a comprar unas carnes y pintitas para un asado, cuando sonó el móvil y Filiberto respondió.



Era su Julieta, cuya voz encendió la excitación del caballero y la invitó al evento social.

—Hola mi cielo. Vamos a un asado—.

—No puedo mi amor, tengo un problema—.

—Pero ¿es grave Nayuri? —.

—Sí papi, me cortaron la luz y son 362 dólares que debo pagar—.

Filiberto peló los ojos y cerró la comunicación. Entendió el mensaje bien claro, pero no daría un centavo a quien acaba de conocer y ya le pedía dinero. El amor terminó allí.

Imagen de Luca Nadorne de Pexels no relacionada con la historia.

Tres tiempos

 Marciano Cárdenas no le creyó en un principio a Estrella cuando la dama le dijo que laboraba en el centro de diversión de adultos La Loma, ubicado en Las Tablas, Panamá, porque su vestimenta no era extravagante o llamaba la atención, aunque sí su físico.

El ganadero, residente en Tonosí, viajó a Las Tablas a realizar una venta de reses, luego ingresó a un almacén a comprar abonos para sus siembras de arroz y maíz, al salir se tropezó con la dama.

Estrella llevaba una chicha de naranja que se le derramó, Marciano, como un buen caballero se disculpó, le ofreció comprar una camisa nueva y lo vertido, pero ella se negó con una sonrisa.

Oriunda de Maracaibo, Venezuela, con un marido y dos hijos, llegó al istmo en busca de trabajo, estuvo laborando en una casa de familia hasta que una paisana le comentó que fuera a Los Santos porque ganaría mucho dinero como prostituta.



La dama, de piel canela, ojos pardos, figura voluptuosa, robó el corazón del ganadero, casado y con cuatro hijos, dueño de inmensas tierras y gran cantidad de animales.

Sin embargo, Tonosí está distante de Las Tablas, por lo que la mujer le dio el número de teléfono que Marciano anotó con en el nombre Pedro Moreno para no despertar sospechas de su mujer.

Pasaron tres semanas, la pareja hablaba por celular cuando la esposa del empresario agropecuario estaba en el colegio dando clases porque era maestra y cuadraron que Marciano fuese a una cita clandestina en la primera oportunidad que se le presentara.

Al mes ese momento llegó, el varón salió a su encuentro en las instalaciones de La Loma, la mujer vestía un traje negro que dejaba a la vista su hermosa figura, cabello suelto y alisado.

Marciano entró, la saludó, le entregó el dinero a la mujer, ella ingresó a la parte donde están las piezas para irse al paraíso, Estrella se devolvió para darle los 60 dólares al encargado de la caja, eran tres tiempos a razón de 20 dólares por cada 15 minutos.



La hora cero, besos, caricias, algo raro en una prostituta, posteriormente vino lo fuerte y Marciano estaba arriba de la dama cuando sintió un dolor en el pecho.

La fémina se asustó, Marciano, se quejaba, colocaba su mano izquierda en su tórax y cerró los ojos. Un infarto dejó caído al soldado del amor.

El dictamen forense arrojó alcohol y restos de viagra en la sangre del ganadero, no aguantó y lo peor es que todo Los Santos se enteró de que don Marciano murió de un paro cardiáco en medio del sexo con la chama.

Fue preparado para luchar en tres tiempos, no obstante, en el primer asalto, sus 57 años lo traicionaron.

Fotografía de Alexander Krivistkiy de Pexels y Fígaro Ábrego no relacionadas con la historia.

 

La loma de la muerte

Cuando corría su automóvil Alfa Romeo, Próspero Marendi, pensaba que iba en algunas de esas carreras automovilísticas de Europa, América o Asia y se molestaba cuando un carro de marca más baja lo rebasaba.

Por las noches, con otros niños ricos, hacían competencia a lo largo de calle 50 en Panamá, muchas veces la policía poco actuaba porque era imposible meterse con familias del poder económico.

A Próspero lo sorprendieron varias veces conduciendo bajo los efectos del licor, pero de una vez llamaba a su tío que formaba parte de la cúpula militar y que en esos momentos gobernaba el país centroamericano.

En la sociedad capitalista, quien tiene dinero e influencias, cuenta con un escudo protector a menos que cometa un asesinato y en muchos casos, los parientes intentan sacarlo del país con el fin de evitar la cárcel.



Los días pasaban y durante en una de esas carreras, los locos conductores bajaban la loma de Dos Mares, atravesaban la Tumba Muerto y cruzaban hasta la calle Harry Heno, frente a la fábrica de harina Gold Mills de Panamá.

El reto era una carrera de aceleración sin hacer alto en la Tumba Muerto, lo que convertía la acción en algo peligroso en extremo y que le llamaba, la loma de la muerte.

Esa noche, el caballero conoció a Alessandra Testa, una chica italiana, pelinegra, ojos, verdes y delgada que vestía un pantalón de cuero negro y camiseta corta que resaltaba sus pechos.

Los competidores le cayeron como hienas a una cebra cuando sedientos de hambre, la dama le prestó atención a un culiso apodado Papo, residente en Chanis, hijo de un médico y quien tenía un Toyota SR.

Papo era el más limpio de todos los corredores, sin embargo, contaba con una astucia en el volante que todos los ricos le envidiaban, así que no les quedó otro remedio que aceptarlo.



Los yeyesitos no soportaban que la dama europea eligiese alguien de clase media, un jovencito que tenía algo porque sus padres estudiaron en la universidad y a pesar de que ellos nadaban el dinero, la mujer ni siquiera los determinó.

Una de esas noches, Próspero retó a Papo a que cruzaran la loma de la muerte tres veces, Alessandra le pidió a su novio que no lo hiciera porque una vez estaba bien, pero tres era comprar un pasaje al más allá.

Próspero le gritó maricón y que, si no era lo suficientemente hombre para aceptarlo, entonces no merecía un hembrón de novia y se buscara un travesti, lo que enfureció a Papo y casi se agarran a golpes.

A pesar de la negativa de Alessandra, su pareja y Próspero, iniciaron la carrera, bajaron la loma, cruzaron la vía hacia el centro, pero Papo vio un contenedor que venía a toda velocidad, aceleró y logro pasar.

Sin embargo, Próspero no tuvo la pericia, el gigantesco vehículo impactó al Alfa Romeo, lo dejó como un pedazo de papel, lo que generó que su conductor fallecería de forma instantánea.

Alessandra corrió, como los demás espectadores, ella abrazó a su novio, se encontraba asustado, aunque a salvo.

Desde ese día se acabaron las carreras.

Misterio laico

La noticia de la renuncia del párroco de Nogales, Antun Novak, luego de que apareció en su vehículo desorientado en una carretera que lleva hacia la ciudad del mismo nombre, en Arizona, Estados Unidos, cayó como una gigantesca piedra en México.

Marco Hernández, periodista del diario El Sol de Nogales, decidió investigar qué había ocurrido en realidad porque la iglesia católica presentó una denuncia sobre la desaparición del sacerdote, diez días antes que Novak dimitiera

El cura era muy querido en el Nogales mexicano, principalmente por su aspecto físico, alto, de ojos verdes, cabello canoso por sus 76 años y también por los encendidos sermones contra el narcotráfico y la complicidad de algunas autoridades.

Cuando se presentó la denuncia por su desaparición, el religioso tenía 48 horas que nos se reportaba a la parroquia, así que la diócesis de ese estado decidió actuar para evitar que ocurriera una tragedia.



El sacerdote llegó a México, enviado por el Vaticano desde Croacia, estuvo en Quintana Roo, Sinaloa, en la ciudad de México y lo trasladaron a Nogales para callar algunas voces.

Había rumores que tuvo algunas novias en la capital mexicana, así que para evitar un escándalo lo enviaron a la frontera con Estados Unidos, aunque eso era solo especulaciones sin pruebas.

Sin embargo, durante su investigación el comunicador Marco tuvo varios obstáculos, la policía local y federal de Nogales, se negó a entregar información de lo ocurrido, no hubo parte policial y el único que sabía qué ocurrió era el jefe de la Policía Federal.

Los exámenes del Ministerio Público como huellas dactilares, ADN y otros realizados al automotor del religioso terminaron en un sobre cerrado en el despacho del director de la Policía Federal.

Marco se preguntó qué ocurría, a razón de qué nadie quería hablar del tema y la renuncia del cura, argumentando que por su edad se retiraba, le insinuaba que algo sucedió y querían taparlo.



El Vaticano aceptó la renuncia de Novak y fue reemplazado por otro sacerdote, Marco intentó conseguir el video de un supermercado donde fue visto el religioso y la diligencia fue un fracaso.

Con mucho esfuerzo habló con algunos testigos que explicaron que vieron caminar a Novak por la autopista desorientado y cuando los federales lo encontraron dormido en su automóvil.

Al Sol de Nogales entró una llamada telefónica a la oficina del director, este la atendió y le ordenó a Marcos dejar la investigación de lo ocurrido con Novak,

Molesto Marcos salió la oficina porque meterse con los religiosos en un país católico era como arrojar niños a un río con pirañas.

Imagen de Gabriel Manjarres de Pexels y la Policía Federal de México no relacionadas con la historia.

¡Fuera de combate!

Era la noche de Cachao porque se dio cuenta de que Solinda Pérez, lo miraba constantemente durante la fiesta del 25 aniversario del Banco de Inversión y la parranda era fabulosa con abundante comida, bebida y hasta una orquesta de música pindín.

Desde que llegó a laborar como cajero, Cachao, le pegó el ojo a Solinda, la diferencia de 20 años no interesaba porque ella contaba con 45 años y él con 25, pero en el amor y el sexo los años no interesan cuando hay ganas.

Ambos casados, a ella le gustaba el pollito, se saludaban en el banco por los pasillos, sin embargo, ninguno de los dos se atrevió a dar el primer paso hasta que se presentó la oportunidad esa noche.

La dama vestía un traje rojo que dejaba a la vista sus pequeños pechos, pegado al cuerpo que levantaba el volumen de su trasero, una abertura del lado derecho que descubría sus pálidas piernas y robaba las miradas de los varones en el evento social.



Cachao era un fanático de la música cubana, coleccionaba discos de acetato, compactos y USB con la música de su país y en la universidad sus compañeros le pusieron ese apodo porque su compositor favorito era el cubano Israel López, el popular Cachao.

La pareja bailó varias canciones de merengue, él bebía seco con arándano y ella algo de vino porque debía conducir hacia su residencia, ubicada en la avenida Ricardo J. Alfaro de Panamá.

Muy pegados al rito de ‘Allá en el campo’ de Dorindo Cárdenas, los compañeros del banco solo miraban a los tórtolos que se querían desayunar, almorzar y cenar con sus pupilas.

El marido de Solinda estaba en Bocas del Toro y la mujer de Cachao, no reclamaba porque tenía un amante, así que el matrimonio aplicaba la consigna de ‘Cada loro en su estaca’ o sin reclamos por infidelidades.

Pero, Cachao se pasó de tragos, se sentía mareado, le dijo a Solinda su estado, ella decidió llevarlo a su casa en Juan Díaz, sin embargo, se desviaron en una casa de citas de esas que abundan en la avenida Domingo Díaz.



Entraron, empezaron los besos y las caricias, los fluidos y quejidos de ella eran intensos cuando sentía los labios varoniles por su pecho, posteriormente en las pantorrillas y espalda.

Con dificultad Cachao podía sostenerse producto del licor, así que la mujer le dijo que se acostara para mejor comodidad, ella estaba de pie, se levantó el vestido, quedó en interiores y luego como vino al mundo.

Al varón todo le daba vueltas, la mujer se acostó, le acariciaba en el pecho a su pareja de ocasión, no escuchaba nada del caballero y levantó la vista para verlo dormido y borracho.

Intentó despertarlo, no obstante, nada, así que Solinda, se vistió, salió de la habitación, entró a su carro, se fue y dejó al hombre desnudo y dormido en la pieza.

Ella se molestó, nunca más le habló a su compañero y él con la vergüenza de que quedó fuera de combate por el licor. No hubo otra oportunidad.

Imagen de Trinity Kubassek y Kristin Vogt de Pexels no relacionadas con la historia.

Iletrada, pero no pendeja

Maritza Boyd Arias se presentó a las celdas de la cárcel Nueva Esperanza de Colón, en Panamá para visitar a su marido Napoleón Bonaparte, donde estaba detenido, tras ser capturado con diez kilos de cocaína.

El matrimonio era oriundo de Ustupo, Guna Yala y era normal que se inscribieran con nombres exóticos, de adinerados o personajes históricos porque para ellos esas identidades latinas las inventaban porque en su idioma tenían sus nombres gunas.

A su marido le esperaban al menos seis años de prisión, investigación que llevaba cabo la Fiscalía de Drogas de Colón y Guna Yala, aunque Napoleón se encontró los estupefacientes en la playa, no lo reportó a las autoridades.

Era un secreto a voces en la región que los comerciantes de drogas colombianos arrojaban las sustancias ilegales al agua antes de ser sorprendidos por el Servicio Nacional Aeronaval (Senan) o la guardia costera de EE. UU.



La droga era arrastrada por la marea hasta la costa, cuando un vecino la encontraba no siempre avisaba al gobierno, sino que la escondía para posteriormente venderla y hacer mucho dinero.

Sin embargo, en el caso de Napoleón, le contó a un amigo sobre el hallazgo, su pasiero le pidió dinero y como el primero se negó, el segundo fue a la policía a delatar al hombre de 34 años.

Así que cuando lo visitó su pareja, Napoleón le dijo a Maritza que se echara la culpa porque por ser mujer, la juez la condenaría a tres meses de prisión, le daría dinero y saldría en poco tiempo.

Maritza le reclamó a su marido por la propuesta diabólica, aunque el cónyuge insistió bajo el argumento que él es quien lleva el sustento a la casa con un pequeño negocio de comida para los turistas.

Napoleón lloró y estaba desesperado para que su mujer se responsabilizara del cargamento de mercancía ilegal, pero la dama recordó que vio en la televisión un caso de una mujer que le metieron diez años por poseer diez kilos de cocaína.

Maritza solo fue hasta tercer grado del colegio, no leía ni siquiera periódicos, no obstante, con la información que observó en el medio masivo, sabía que pasaría una larga temporada en prisión.

Se peleó con su marido, al salir se encontró en la cárcel a un abogado, a quien la explicó la petición de su esposo y el letrado en leyes le aconsejó que ni en sueños complaciera a Napoleón.

La fémina no volvió a prisión, ni siquiera durante los cuatro años que Napoleón estuvo preso, sencillamente por ser una locura. Ella es iletrada, pero no pendeja.

Imagen de Ustupo cortesía de Wikipedia y la droga de internet no relacionadas con la historia.

Chilena de media cancha

 Silvia estaba feliz con su matrimonio con Alex, un ingeniero de sonido que laboraba en estudio de grabación ganaba buenos ingresos y labora extras en actividades extracurriculares como conciertos y otros eventos.

El esposo era todo un galán, refinado, tenía a su mujer como una reina, le complacía los caprichos de la dama, como un auto doble tracción, ropa lujosa, relojes, joyas y viajes.

Incluso en una ocasión, Silvia vio una película del día D y le pidió a su marido la llevara a conocer el Paso de Calé para conocer personalmente donde desembarcaron miles de soldados aliados en la invasión de Normandía.

Alex era abstemio, no bebía alcohol, se portaba bien y era un excelente esposo, sus rasgos acholados no fueron impedimento para empatarse con Silvia, una mulata, pocotona y amante del dinero junto con la comodidad.



Después de dos años del casamiento, la hermosa dama de piel ébano y pechos gigantescos dio a luz una hermosa niña mestiza, a quien bautizaron como Adriana María y que fue el ángel del hogar.

A los ochos de nacida la bebita, Alex empezó a llegar tarde todos los jueves con el argumento que era un día de intenso trabajo, a su esposa jamás se le pasó por la cabeza que su media naranja tuviera un romance extramarital con alguna cantante.

Pero, la dama no era celosa, aunque tampoco pendeja porque se alertó cuando su esposo colocó como bloqueo de su teléfono su fotografía para acceder al aparato tecnológico.

Silvia decidió revisar las pertenencias y la ropa de su marido, no obstante, la acción fracasó porque no encontró nada que le evidenciaría infidelidad.

No se quedó con los brazos cruzados, por el contrario, le aplicó la estrategia femenina de hacer el amor antes de que este se fuese al trabajo y cuando regresara.



Pasaron cuatro meses, la niña crecía y la mujer con dolores de cabeza porque no hallaba nada, su esposo seguía con lo mismo hasta que en la oficina de Silvia la enviaron a Penonomé.

Como era arquitecta, Silvia inspeccionó varios terrenos, debía regresar miércoles en la tarde, sin embargo, el martes en la noche decidió retornar al apartamento porque le era imposible esperar más tiempo.

Abrió la puerta principal, escuchó gemidos y risas, se quitó los zapatos, caminó lento hasta la habitación nupcial, la puerta estaba abierta, la empujó para ver a Alex en cuatro mientras era penetrado por un hombre rubio.

El grito se escuchó hasta Paso Canoas, el galán, era un homosexual oculto desde niño, intentó taparlo, se casó y trató de hacer su vida, aunque tarde o temprano se descubriría que le metió a su mujer una chilena de media cancha por temor al qué dirán.

 

Fotografías de Jeremy Wong y Cottonbro Studio de Pexeles no relacionadas con la historia.

La productora ucraniana

 Comencé a laborar como asistente de cámaras en el canal de televisión PQ hace ocho meses, cuando me faltaba poco tiempo para graduarme como licenciado en Producción de Cine y Televisión.

Había tenido varias novias en la facultad de Comunicación Social de la Universidad de Panamá y me recibí con honores, lo que me valió me nombraran permanente en la empresa.

A los dos meses de trabajar allí, llegó Dasha Lenna, una ucraniana de 35 años, quien residió durante un quinquenio en España, así que uno de los ejecutivos la conoció en un viaje a ese país y le ofreció un contrato como jefa de producción.

Siempre he dicho que los propietarios o accionistas de medios de comunicación contratan extranjeros con jugosos salarios, le entregan carros y un apartamento para que tengan comodidad y no renuncien, sin embargo, nunca resultan por distintas razones.



Dasha era estricta en el trabajo, gritaba y daba órdenes con rudeza, las mujeres la odiaban, mientras que los hombres la miraban con desprecio y lujuria al mismo tiempo por ser atractiva.

La dama tenía un cuerpo escultural, rubia, ojos verdes, alta y pechos gigantescos, por lo que me imagino que los varones tendrían numerosas fantasías sexuales con la europea.

La jefa conmigo, ni fu ni fa, me miraba, quizás le llamaba la atención porque soy negro, alto, ojos pardos y me gusta ir al gimnasio, pero la dama siempre marcó distancia entre ella y sus subalternos.

Todo siguió igual en el canal hasta que se realizó una pequeña recepción entre los empleados porque una de las producciones elevó la audiencia y con ello más patrocinadores.

Algunos traguitos, picadas y música donde asistieron los ejecutivos, pero nunca me imaginaría que la situación se saliera de control.

Dasha me abordó, me dijo que yo era un hombre sexi, que nunca había hecho el amor con un negro, aunque noté que estaba algo bebida, la mujer insistió y me comía con sus ojos de pradera.



Me ordenó que no me marchara hasta que revisáramos un video, obedecí y cuando se fueron todos, se me acercó y me llevó hasta el cuarto de las utilerías, así que sabía lo que acontecería.

Ni siquiera les describiré lo que aconteció porque recorrí toda su geografía como la rubia fémina llegó a este mundo, su pecho derecho estaba en mis labios y aquello en el túnel de amor cuando, ¡Zas!, se abrió la puerta.

Era el gerente general del canal, Lucas Zarkowloski, quien se sorprendió al vernos desnudos haciendo el amor, el caballero cerró la puerta y se marchó.

Al día siguiente, los dos fuimos despedidos de la empresa, Dasha lloró porque perdió los privilegios y quedé cargando cámaras en otro canal, no obstante, vivimos juntos a pesar de que ella me lleva nueve años.

Imagen Gökhan Baytekin y de Qaleb Oquendo de Pexels no relacionadas con la historia.