George Patton y Charlie Chaplin eran dos adolescentes de dieciséis años que se disputaban el amor de Elizabeth Arias Boyd, de quince abriles, a pesar de que eran primos, residían en la misma casa y toda su vida se criaron juntos.
Los tres eran de la etnia guna, así que los vecinos no se sorprendieron por
los nombres con el que los registraron en el Tribunal Electoral porque para esa
etnia eso no interesa y es que en su comunidad cuentan con sus identidades en su
lengua materna.
Beth, como le llamaban en casa, tenía rasgos hermosos, de baja estatura,
sonrisa angelical, pero de carácter fuerte, no le llamaba la atención sus
paisanos, siempre decía que al llegar el momento de casarse lo haría con un latino.
Entretanto, dentro de la casa en Veracruz, Panamá Oeste, donde residían
como quince familiares de George y Charlie, como suele suceder por tradición en
la que son numerosos miembros, los regaños no paraban.
En ocasiones los primos jugaban videos o balompié, se iban a la playa a
vender helados o rebuscarse algunos reales, todo con el fin de entregarle algún
regalo a lo que ellos aspiraban que fuese su media naranja.
En Veracruz había una bola de corrillo de que Beth estaba enamorada de
Arthur, un santeño blanco y ojos miel, de 16 años, cuyos padres eran
propietarios de una fonda muy famosa por sus tamales de olla.
Nadie los vio juntos, así que por el momento todo era un bochinche, mientras
que los Romeo atacaban a su presa constantemente, sin embargo, la adolescente los
rechazaba y los esquivaba.
El rumor no detenía los conflictos entre los parientes hasta que George retó
a Charlie a una pelea en el cuadro de balompié, un domingo cuando se desarrollaba
una liga y su amada Beth, los vería.
Quien triunfara se quedaría con el amor de la chica y no discutieron más,
no obstante, la palabra duelo llegó hasta los oídos de la adolescente quien
intentó detener la disputa sin conseguirlo.
El día de la pelea, los chicos se colocaron como boxeadores, George tiró el
primer golpe, fue esquivado por Charlie, quien lanzó un derechazo, pero falló,
luego el primero le metió un mata puerco que impactó en el rostro
del segundo, este lo devolvió y golpeó el mentón de George.
Los chicos se golpeaban, nadie intervino hasta que se dieron cuenta de que Beth
veía todo, tomada de mano con Arthur, lo que detuvo el popular encuentro
boxístico y sorprendió a ambos adolescentes de que por gusto se daban trompadas.
Beth disfrutaba de la actividad deportiva y se besaba con Arthur.
Para rematar, los padres de los boxeadores se presentaron con correa en
mano para darle una limpia a los muchachos porque tanta chiquilla
linda que había en Veracruz y ellos se daban puñete por una que solo le gustaban
los latinos.
Fotografía de la Junta Comunal de Veracruz y Pexels no relacionadas con la
historia.
Chuzo se la llevo el santeño
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