Julian Nowak llevaba dos semanas internado en el hospital Gorgas de la
antigua Zona del Canal de Panamá, por fuertes dolores en el estómago, vomitaba,
sudaba frío y los galenos desconocían su mal.
Los exámenes practicados al hijo de migrantes polacos establecidos en
Wisconsin, diagnosticaban que carecía de enfermedades, sus organismos
funcionaban bien, pero el caballero permanecía en observación.
Se habló de una variante del Virus del Nilo o Dengue, sin embargo, dio negativo
a los resultados, mientras el militar esperaba el perdón de su novia Maranda, residente
en La Boca Town, en Río Abajo.
Julian le encantaban las mujeres de raza negra, había pocas en su natal
Abrams, un pueblo de menos de mil residentes, así que ese tipo de féminas le
parecían exóticas y con más razón porque no hablaban inglés.
El caballero la conoció en un restaurante de la Avenida de los Mártires,
llegó el flechazo, la visitaba cuando estaba libre en la Boca Town hasta que
vio a Wanda, la prima de su novia y también le gusto.
Hizo un par de cintas clandestinas con su nuevo amor oculto, Maranda lo descubrió,
se calló un par de semanas hasta que se formó la bronca y la novia herida le
dijo al soldado que lo hechizó, por lo que en su estómago vivía una lagartija que lo
mataría matarlo poco a poco.
Entretanto, Julian al cumplir tres semanas hospitalizado, le confesó a un médico-capitán
que su mal era porque dentro de su interior rondaba el pequeño reptil que su
novia le introdujo por medio de la brujería.
El médico rompió a reír, sus estudios le impedían creer lo que el soldado
raso afirmaba, no obstante, como la salud de Julian empeoraba decidió hacer
algo que nunca un galeno realiza.
Le dio a beber al paciente una sustancia que provocó el vómito, el doctor
colocó un cubo pequeño para recoger el líquido y dentro de él había una pequeña
lagartija que introdujo, lo que sorprendió al soldado, al creer que expulsó al
reptil.
A los pocos días el estado de Julian mejoró, a la semana fue dado de alta,
lo primero que hizo fue ir donde su novia para pedir perdón por la infidelidad,
pero le manifestaron que toda la familia regresó a Bocas del Toro.
El soldado lloró, vino una vecina y lo consoló, se fueron al cuarto a tomar
algunas pintas, se portó bien, sin embargo, Julian siempre creyó que esa lagartija
fue producto de un mal o hechizo de su antigua pareja.
Al séptimo mes de su recuperación lo trasladaron a Alemania donde contaba
muy feliz la historia del reptil en los bares de Berlín.
Fotografía de Francesco Ungaro y Pixabay de Pexels no relacionadas con el relato.
Ja ja ja no hay que creer, ni dejar de creer 🤣🤣
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