Los alemanes Karen, Kristten y Hans, llegaron desde Múnich, Alemania a una gran aventura en Panamá, principalmente para hacer turismo ecológico, recorrer montañas, ríos, cuevas y playas.
Atraídos por las
historias de su amigo Guido, quien vivió tres meses en El Valle de Antón, les
contaba anécdotas de las bellezas de país centroamericano, su caluroso clima, su gente hospitalaria y la variedad de cervezas.
Estuvieron tres días en
El Valle de Antón, comieron patacones con salchichas guisadas, tamales, arroz
con pollo, chicharrón con empanadas de carne, bollo y abundante chicheme.
Al cuarto día partieron
con un guía hacia Olá, su destino era subir el cerro Picacho que demoraba unos 40
minutos a escalar, con una parada a los 20 para descansar y luego andar hasta
cima a unos 500 metros sobre el nivel del mar.
En la última parte del
cerro es difícil de caminar por lo empinado del terreno, pocos centímetros de
espacio para ambos pies, el equipaje era un morral pequeño con algunas galletas
y dos botellas de agua.
Fue todo un éxito llegar
a la cima, los germanos, con los guías panameños, tomaron videos y fotos
con la ayuda de un dron que captó toda la zona verdosa que enamoró a los
europeos.
Como no hay hoteles ni hostales
en Olá, pensaron ir a Los Machos cuando terminaran para regresar a El Valle y
pegarse otra borrachera a punta de cerveza local.
Subir era más fácil,
aunque para bajar se debía hacerlo con una soga desde la punta por el pico del
terreno hasta cierto punto, así que Hans enterró la clavija para asegurar la
soga y evitar una tragedia.
No obstante, el instrumento
debía hundirse por completo y la noche anterior llovió lo que dejó la tierra
fangosa.
La primera en bajar fue
Karen, quien emocionada con una cámara frontal en un casco grabó sus gritos,
risas y palabras en alemán, mientras que la segunda fue Kristten que descendió sin
problemas.
Hans fue el tercero, pero
por el terreno afectado por el agua, la clavija se salió y el alemán rodó por el
camino picoso, se golpeó las costillas, un fémur y su nuca impactó con una
roca.
Su muerte fue instantánea
al recibir el golpe, sus compatriotas lloraban, las cámaras de las chicas
grabaron la caída y los guías impotentes bajaron tan de prisa como pudieron.
Ya era tarde, el chico de
26 años murió en una tierra del cual se enamoró y horas antes de subir dijo en
broma que si fallecía quería hacerlo en un lugar tan bello como Picacho, Olá.
Su funeral fue allí mismo,
sus padres viajaron, esparcieron sus cenizas en la cima de cerro Picacho donde ahora descansa en paz.
La verdad murió feliz y tal cual lo pidió, en un bello lugar 😔
ResponderBorrarSe le cumplió el deseo de morir en una tierra bella. Saludos.
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