Autoengañada

El gran San Miguelito de Panamá era peinado por unidades de la Policía Nacional (PN), en busca de una bebita de diez días, llevada sin la autorización de la madre en el Centro de Salud de Santa Librada, el lunes 11 de diciembre del año 2000.

La joven mamá, identificada como Silvia, de 21 años, laboraba como cajera en una cadena de supermercados, dama que llevó a su hija al centro de salud para una revisión médica, sin embargo, le entró ganas de hacer necesidades del aparato digestivo.

Silvia le pidió el favor a una adolescente que cuidase a la bebé unos minutos mientras iba al inodoro, sin embargo, al retornar la chica desapareció con la recién nacida.



La nueva madre llamó a su marido, se fueron a la Policía Técnica Judicial (PTJ) a presentar la denuncia, lo que provocó un operativo en todo el país con el fin de hallar a la nena que aún no tenía nombre.

Se intervino el teléfono fijo de Silvia y su marido Alfredo para rastrear una posible solicitud de rescate, algo que algunos policías dudaban porque la pareja residía en la casa de los abuelos maternos de la criatura y no eran pudientes.

Pasaron tres días y nada, el peligro latente de sacarla del país, los funcionarios de la Dirección Nacional de Migración en el año 2000, estaban alertas en puertos, aeropuertos y en Paso Canoas que limita con Costa Rica para evitarlo.

Tensión en todo Panamá, la televisión, la radio y los periódicos no soltaban el tema, hasta que un joven de 17 años, apodado Cletín, se presentó en la estación de la Policía en Pacora, Panamá Este.

Con la información que proporcionó se hizo un allanamiento en una casa de precaristas, mientras los vecinos observan sorprendidos cuando una mujer policía cargaba en sus brazos a la bebé.

Fue llevada a revisión médica, intacta, sana y salva.

La responsable del delito fue una menor de 16 años, con aspecto corporal de 20, de quienes los investigadores se reservaron el nombre por su edad y la identificaron como Juana 1.



Ella era la novia de Cletín, le dijo que estaba embarazada para que se fueran a vivir juntos, el caballero se negó, luego Juana 1 se paseó por hospitales y algunos centros de salud hasta que vio a Silvia.

Cletín les contó a las autoridades que su exnovia se presentó a su casa con una bebé en brazos diciendo que era la hija de ambos, él no le creyó porque en los nueve meses de su ausencia se enteró de que nadie la vio con el vientre elevado.

Juana 1 fue llevada a un centro de detención de menores y a Medicina Legal para un tratamiento psiquiátrico, mientras se desarrollaban las investigaciones.

El autoengaño no le funcionó, y la niña fue registrada con el nombre de Milagros.

 Fotografías ilustrativas cortesía de la Policía Nacional no relacionadas con la historia.

 

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