Pedro Montes intentaba salir de la prisión de la pantalla del móvil, sin embargo, todos sus intentos por lograrlo fracasaron porque por su obsesión con el aparato tecnológico, esté se lo tragó.
Atrapado en su propio yo y sus acciones, no escuchó
los consejos de su madre porque apenas llegaba del colegio, descuidaba sus
responsabilidades como estudiante para agarrar el celular y pasar horas con él.
Navegaba por TikTok, Facebook, Instagram, Pinterest,
Google, Kwai y varias redes sociales, en ocasiones ni consumía sus alimentos,
lo que generó que su salud se deteriorara.
Tampoco hacía vida social o jugaba en el parque, con
sus amigos y vecinos, como cualquier chico de 16 años, porque su vida solamente
era el celular.
Debía usar el aparato, de lo contrario le entraba los
ataques de nomofobia, lo que significa ansiedad extrema cuando una persona no
utiliza su teléfono móvil.
Las citas al psicólogo sirvieron de algo en algún
período, no obstante, cayó de nuevo en el mundo de la cibernética, aislado de
su propia familia y el mundo exterior que le rodeaba.
Sus vecinos lo tildaban de loco, en la escuela estaba
aislado, la autora de sus días le quitó el móvil, por lo que se enfureció y
destruyó parte de la sala.
Quebró platos, vasos, jarrones, rajó los sofás y dañó
los espejos que adornaban la sala.
Para no llamar a una ambulancia con el fin de
internarlo en un sanatorio mental, su mamá se lo entregó y de inmediato Pedro se fue a
su pieza.
Feliz, lo encendió y empezó a navegar, posteriormente del
teléfono salieron inmensos cables que le taparon la boca para evitar que
gritara, le ató de manos, luego los pies y un gigantesco hueco se abrió en la
pantalla para llevárselo.
Ahora Pedro desde adentro golpea la pantalla para que lo ayuden a salir, su mamá desconoce dónde está y llora a cada momento porque al final el chico fue víctima de la tecnología.
No solo la juventud vive pegada al móvil, también adultos y profesionales. Hay una vida muy linda fuera del mundo del móvil 👍
ResponderBorrarEsta es una realidad indiscutible. La tecnología ha tomado tanta fuerza en la vida de todos, que un artefacto electrónico se ha convertido en parte de nosotros mismo. Si salimos a algún lugar y nos damos cuenta que no lo llevamos, nos devolvemos desde donde sea para regresar por el. A atrapado la atención total de todo ser humano hasta el punto que, ya los niños no disfrutan de los juegos en las calles y parques con sus amigos. Los adultos quieren estar al tanto de todo lo que pasa y cuántas críticas escriben sobre los famosos. Las buenas costumbres como leer un libro físico, dialogar en la mesa, ver una buena película juntos, planear estrategias para el progreso familiar u muchas cosas más se han trasladado a una pantalla de bolsillo. Excelente texto reflexivo. Felicitaciones compañero.
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