Tres son multitud

La Dirección de Responsabilidad Profesional (DRP) de la Policía Nacional (PN) de Panamá, concluyó que un cabo y un sargento, eran responsables de afectar la imagen de la institución, por lo que debían ser despedidos.

El cabo Luis Trejos y el sargento, Manuel Collado, culpables de protagonizar una pelea en la estación de San Miguel, en la capital panameña, ambos enamorados de la agente Estefanía Méndez.

Y es que los triángulos amorosos son peligrosos, Luis fue expareja de Estefanía, mientras que Manuel es su actual novio, el primero seguía jodiendo a la dama y el segundo también andaba con otra mujer policía.



Luis, sencillamente al terminar su turno en Tocumen, fue donde Manuel a reclamarle que quemaba a su pareja, a lo que este respondió que eso no era de su incumbencia y se largara de la estación.

Manuel le metió un derechazo a la barbilla izquierda de su contrincante, quien respondió con una izquierda en el tórax, aunque ninguno cayó y el resto de los uniformados no intervinieron.

En pelea de marido y mujer nadie se mete, dicen en Panamá, sin embargo, alguien hacía tercio, se dieron golpes, patadas y posteriormente los toletes impactaron en la anatomía de los boxeadores.

Luis quedó con el brazo derecho quebrado y Manuel con tres costillas derechas rotas, Estefanía no logró ver la función boxística porque estaba libre ese jueves en la tarde.



Gran cantidad de gruesas palabras y cloacas se escucharon por todo San Miguel desde la estación y los vecinos se acercaron para ver a dos miembros del orden público hacer todo lo contrario para lo que fueron entrenados.

Estefanía es de raza negra, de baja estatura, lindo rostro, ojos pardos, cuerpo de diosa y caminado coqueto, jamás se imaginó estar involucrada sin quererlo embrollo amoroso.

Los rivales, de contextura atlética, caucásicos y de cabello negro, se llevaron la peor parte de esta historia.

Estefanía, harta de esa situación y como toda la entidad sabía quién era la medalla a ganar, le dio la baja sentimental a Manuel porque se enteró de que tenía otro frente femenino.

Tres son multitud, Luis no encajaba en la pieza, Manuel movía dos máquinas al mismo tiempo y la dama herida en su orgullo de mujer dejó a su novio por perro.

Ahora los gladiadores están en el hospital, sin trabajo y sin pareja.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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