Los libros quemados de Tafán

En el reino de Tafán, había una consejera del rey llamada Ineida, no apta para el cargo, sin embargo, era de extrema confianza del monarca, por lo que nadie se atrevía a meterse con ella ni contradecir sus instrucciones.

Como el rey Tafán tenía demasiados problemas en su casa y tampoco sabía gobernar, le dio amplios poderes a sus consejeros para resolver los conflictos sin hacer tantas consultas para evitar ser molestado.

Ineida era una mujer fría, bruja, malévola, interesada por las monedas de plata y oro, calculadora, manipulaba el rey con sus hechizos, convertía el día en noche, escondía a la luna y apagaba las estrellas con sus poderes.



En un mundo donde los gusanos trabajaban duro y las hormigas eran explotadas en las minas de maíz, el reino tenía una biblioteca con 10 mil libros de enseñanza, literarios, religiosos, de motivación y todo tipo de lectura.

Varios consejeros nunca le prestaron atención a que el comején y los ácaros atacaban las páginas de importantes libros, un empleado de la biblioteca desde hacía tiempo le comentó a la directora que poco a poco se dañaban, por lo que necesitan restauración urgente.

El problema llegó hasta los oídos de Ineida, quien era enemiga de los libros porque ellos son la autopista del camino correcto, contra el atraso, la pobreza, la ignorancia, el subdesarrollo y a favor de la superación.

Un montón de libros, muchos de ellos con décadas en la biblioteca del reino, es un peligro para el rey, su corte y sus esbirros que le besan la mano para obtener prebendas y negocios.

Sí señores, los aprovechados están en cualquier mundo, dimensión, época e historia literaria o real.



Así que la consejera Ineida reunió a todos sus secuaces para planificar la “solución final” al problema de los libros, lo harían durante las fiestas del cumpleaños del rey Tafán para que nadie lo descubriera.

Había miles de monedas de oro para repararlos, no obstante, ese no era el plan.

Las festividades duraban una semana con licor de rosas, vino de palma, güisqui de mango y abundante carne de armadillo con pan para un pueblo hambriento de alimentos y de conocimiento.

Como la mayoría de las personas no están preparadas para pensar y discurrir, sino vivir a la velocidad de la luz para solucionar sus problemas, la orden fue ejecutada al pie de la letra. 

Decenas de carretas llevaron los libros en sacos de tela y fueron arrojados a las fogatas usadas para alumbrar la parranda semanal y ninguno se salvó.

Diez años después de la quema, el rey Tafán murió, su reino fue invadido por otro, fueron derrotados porque no había libros sobre guerra, estrategia militar, curar a enfermos, de gobernar y otros temas.

Ni siquiera Ineida pudo salvarse porque llegó otra hechicera con más poderes que ella y la convirtió en una piedra que arrojó en las aguas del río que rodeaba la demarcación de Tafán.

La cultura e historia del reino de Tafán desapareció, fue absorbida por los Azones, el invasor que si cuidó sus libros y preparó a su pueblo para el futuro.


 

 

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