El viernes 16 de junio del año 2000, la Fiscalía Segunda de Drogas, realizó un operativo en una casa de citas, ubicada en la calle 79B Este, Carrasquilla y entrando por la vía España, en las afueras de la ciudad de Panamá, Panamá.
Los funcionarios de instrucción y miembros de la
desaparecida Dirección de Investigación e Información Policial (Diip) andaban
detrás de dos narcotraficantes, quienes huyeron de la habitación donde harían
el intercambio, hacia el pasillo usado por los empleados para colocar los equipos y material de limpieza.
Posteriormente, ingresaron por una ventana a un cuarto,
seguido por las autoridades, los narcos arrojaron dos paquetes de cocaína y al
entrar los investigadores había una pareja haciendo el amor.
Al lado estaba la droga, por lo que el caballero y la
dama fueron detenidos de inmediato.
Pero, el asunto no terminó allí, los malandrines
huyeron hacia otra pieza donde otra pareja “bicicleteaba”, en medio de los
gritos de placer de la fémina, quien puso ojos de terror al ver a los
narcotraficantes y los dos quilos de droga que dejaron.
Ya los traquetos no tenían lugar para huir, entró la
policía y los miembros del Ministerio Público y cargaron con los cuatro.
Les dieron tiempo para vestirse, mientras que la
primera mujer gritaba que no era ninguna narcotraficante, aunque aceptó que era
casada y el masculino no era precisamente el hombre que firmó el acta
matrimonial en el juzgado.
Entretanto, en el cuarto donde capturaron a los
cuatro, el varón rogó a los policías que lo liberaran porque no conocían a los
delincuentes, sin embargo, para ese tiempo estaba el sistema judicial
inquisitivo, así que debían esperar la decisión del Ministerio Público o pedir
a un juez su liberación.
El caballero de la segunda habitación era casado y la
dama también, pero no eran pareja legalmente unida, sino amantes furtivos que
se veían cada dos o tres veces por semana para hacer el amor. No hacían vida
social.
Todos fueron esposados y enviados en una patrulla a
las celdas preventivas del edificio Avesa, de la vía España, para que el lunes
iniciaran las sumarias por delitos relacionados con drogas.
En momentos que viajaban los cuatro amantes, le
disparaban insultos y se cagaban en las madres de los narcotraficantes, quienes
no abrieron la boca en ningún momento.
Los caballeros y las damas fueron separados, como
suele ocurrir en todas las cárceles, aunque sean preventivas.
Para el lunes 19 de junio del año 2000, dos esposos y
esposas fueron con sus abogados para averiguar la razón de la detención de sus
medias naranjas y la noticia les cayó como un balde de agua fría.
Una de las esposas, le comunicó al letrado en Derecho
que no representara a su marido y la otra lloró.
Paralelamente, un esposo “quemado” fue más benévolo,
le dijo a su mujer que pagaría su defensa con la condición de divorciarse por
adulterio y para salir de los barrotes la dama aceptó.
A los dos meses, la Fiscalía Segunda de Drogas, otorgó
impedimento de salida del país a los infieles y durante la audiencia
preliminar, el juez dictó sobreseimiento definitivo a los cuatro traviesos.
Lograron la libertad y también una separación legal.
A los traquetos los sentenciaron a siete años de
prisión por narcotráfico.
🤣🤣 por andar de mal portados
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