Clara y el diablo

Por: Osiris González

Clara Mendieta, era una chica de 35 años, trigueña, simpática y de un cuerpo escultural, pero se sentía sola y andaba en bares y discotecas tratando de conocer el amor de su vida.

Salía con uno y con otro, pero no duraban más de dos semanas porque ellos buscaban no ser "el amor de su vida" sino momentos de placer.

En uno de sus arranques conoció a Leonardo Camarena, un hombre alto, guapo y de ojos verdes, por quien Clara se perdió desde el primer momento.



Leonardo se percató de la mirada fija y coqueta de Clara, por lo que se acercó y ofreció pagarle unos tragos. 

Hablaron hasta el amanecer de temas triviales y del interés de Leonardo en encontrar una buena mujer para quedarse con ella "para siempre", aunque con el cliché, la fémina quedó "enamorada" del masculino. A la semana ya vivían juntos.

Todo era amor y pasión hasta que un día desenfrenado, Leonardo sacó su verdadero "yo" al maltratar a Clara durante sus apasionados momentos de intensidad e intercambio de fluidos.

La dama resultó con moretones en todo el cuerpo, sangraba y sin poder caminar, quedó tendida en la cama por dos días, mientras que Leonardo estaba con las energías renovadas.

Él le pedía pescado, ella corrió a cocinarle uno, a lo que su marido le arrojó el plato al piso y la golpeó.

-¿Esto es lo que me das? Quiero muchos pescados, es lo que necesito-.

Clara corrió al mercado y por varios lugares con el fin de comprar  los productos del mar que encontrara para llevarle a su ahora compañero de vida.

Así pasaron los meses, mientras Clara perdía peso, enferma, demacrada y con ojeras bien marcadas, Leonardo andaba lleno de vida y abusando de la incredulidad de la dama. 

Un día la mamá de Clara fue a visitarla y hablarle por todo lo que veía.



-Hija, ese hombre te trata muy mal, mira cómo te tiene. Escucha como aúlla al comer. Él solo come pescado crudo, eso no es normal-.

Clara le comentó a la autora de sus días que no hablara alto, ya que su pareja sabía todo de ella e incluso hasta lo que pensaba y le daba miedo enojarlo.

-Lo ves. Eso no es bueno, vamos a casa, deja a ese hombre o esa cosa porque no sabemos si es el diablo mismo-.

-No lo puedo dejar porque él es el amor de mi vida y debo quedarme con él para siempre-.

Lamentablemente, Clara siguió con Leonardo hasta que un día la encontraron muerta y el caballero desapareció.

Así sucede con muchas damas guapas e inteligentes, quienes por mantenerse al lado de un hombre que les da mala vida se lo aguantan todo por no estar solas.

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