Fue por ´lana´ y …

Astrid Laura Galina aprendió a sobrevivir en la vida o dirían otros que abusar de la buena fe de los masculinos, a quienes veía como un cajero automático.

Medía 1.80, de raza negra, pechos y trasero atractivo, cabello alisado y unos ojos oscuros muy, pero muy llamativos.

Cuando algún varón se cruzaba en su camino, lo dejaba casi en la bancarrota, sin embargo, tras sacarle dinero  se marchaba sin despedirse.

En la casa comunal del Ingenio, en Betania, de la capital panameña y conocida como “El Arca de Noé”, se crio, probó de la pobreza y necesidades, luego se cambió a un apartamento en Obarrio, de clase media.

Los lujos eran pagados por sus admiradores.



Tuvo muchos pretendientes, de todos los colores, ideas políticas, limpios, con dinero, políticos, empresarios o profesionales de clase media.

Marco Nieto, enloquecía con ella, pero solo era sacarle plata y nada de regarle un boleto para un periplo en el túnel del amor.

Los amigos del caballero de marras le aconsejaron dejar ese negocio porque lo exprimían como una camiseta en lavadora.

Entre lo que le explicaban era que Astrid Laura Galina no era otra cosa que una “calienta huevo”  y jamás obtendría algo de la dama.

Marco Nieto, trabajaba como vendedor en un almacén de Obarrio, donde la conoció y lo enloqueció.

Santeño, de baja estatura, ojos color miel, cabello castaño y contextura delgada, no cumplía con los requisitos de cuentas bancarias suficientes para complacer los caprichos de la mulata.

Todas las quincenas, la invitaba a cenar al restaurante Napoli de Obarrio, donde tras platicar ella le quitaba casi toda su paga.

Solamente le dejaba para el transporte, lo que comenzó a preocupar a la madre del hombre.



Tiempo después, Astrid Laura Galina conoció a Josef Smirak, un argentino de origen croata, supuestamente establecido en la Patagonia con propiedades, mucho ganado y forrado en plata.

Quedó impresionada con el extranjero, blanco, de ojos azules, cabello lacio rubio y contextura de atleta.

Su lotería pensó la chica, de 25 años, se citaban y “bicicleteaban” todos los días hasta que ella le anunció que tendrían una criatura mestiza, puesto que estaba preñada.

No obstante, el “amarre” o el plan falló porque Josef Smirak desapareció como un fantasma en una cortina de humo, tras dos meses apareció en un periódico que explicaba que fue detenido con fines de extradición hacia Argentina.

El sudamericano era un estafador internacional.

Astrid Laura Galina, al ver la noticia, lloró y corrió donde Marco Nieto en busca de ayuda, quien ni corto ni perezoso le dijo que él no era ningún pendejo y no cargaría chiquillo ajeno, menos de una fémina interesada.

A la mujer se le apagó la fogata que encendió bajo el agua, sin dinero, sin trabajo y con una barriga. ¡Tremendo embrollo!

Sus padres nunca le enseñaron que, tanto el hombre como la mujer, si quieren algo deben trabajar porque irse por la “lana” fácil no es lo correcto, ya que podrías salir trasquilado.

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