La vida y el mundo es una caja de sorpresas. En
ocasiones la ficción se convierte en una realidad para dejarnos mudos.
Mi novela El Trébol de la Muerte, es una telaraña de
grupos revolucionarios, unos de izquierda, nacionalistas e independentistas o
terroristas, como usted lo quiera calificar.
Todos juntos en Panamá aprovechando las ventajas
comerciales del istmo para lograr su meta y obvio que los grupos estatales que
los combaten también los siguen en mi país.
En esa obra, Carmen Yorlenne Gaviria, es una mulata,
bella y colonense que se enamora de Mark Collins, un rubio norirlandés, católico
que huye a Panamá para esconderse, luego de colocar una bomba en un bar de
Irlanda del Norte.
Hace casi una semana, en una feria del libro
organizada por Escritores Independientes de Panamá (Einpa) para celebrar
nuestro I aniversario, conocí a Phil y Nicole, quienes me compraron un ejemplar
de la polémica novela.
Resulta que la descripción física de Nicole es
parecida a Carmen Yorlenne Gaviria y su novio Phil, es un irlandés, casi igual
al que describo en la novela, solo que no tiene el cabello ensortijado como
Mark Collins y usa gafas.
¿Casualidad? No lo sé, no obstante, mucha coincidencia
y la ficción se convirtió en realidad. Ella mulata y él es el clásico caucásico
europeo.
Yo feliz de haber conocido a la pareja y no cabía en
el pellejo de alegría por verlos con mi novela en la mano de Nicole porque en
esta vida de todo puede pasar, aunque nos sorprenda.
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