Jeanette González fue deportada de Chicago hacia Caracas, Venezuela, luego de residir durante cuatro años sin documentos, la sorprendió una redada, mientras salía del metro hacia el restaurante donde lavaba platos.
No fue su mejor día, se encontraba resfriada, decidió no perder esa jornada,
necesitaba la paga con el fin de enviarla a su esposo y el monto servía a la
manutención de los hijos del matrimonio.
El restante iba al banco para comprar una casa cuando regresara, no obstante,
el destino la llevó a otro futuro.
La mujer se bajó del avión con un diluvio en sus ojos, toda una odisea, fue
a gozar el falso sueño estadounidense, vivía para trabajar, guardaba plata y su
marido en Caracas residía con los hijos.
Jeanette fue hasta su hogar un domingo como a las nueve y media de la
mañana, le abrió la puerta una mujer pelinegra, de piel canela, muy atractiva y
en pijama.
La migrante se sorprendió, le preguntó a la fémina quién era, la respuesta
fue que la mujer de Leónidas, a los pocos minutos el varón se presentó y luego
quedó mudo al ver a su esposa.
El infiel, de 31 años, hacia fiesta con la plata que Jeanette enviaba con
mucho esfuerzo, él se ganaba al pan como vendedor en una tienda de lujos en el
Hatillo, la zona de ricos.
Antes de migrar, la pareja carecía de problemas económicos, ella decidió
dar el paso en busca de proyectos inspirados en producciones cinematográficas
que proyectan a una enfermera conduciendo un Mercedes-Benz y un mundo de
quimeras repleto de dólares imaginarios.
Mientras que la dama dentro de la vivienda, identificada como Tatiana,
preguntó la identidad de la visitante, de la voz de Jeanette se escuchó que la
esposa y la amante estalló en ira.
Leónidas quedó entre la espada y la pared, hubo una discusión, hasta la policía
se hizo presente en la propiedad, el caballero tuvo que sacar su ropa e irse donde
un amigo pasar unos días.
Al ver los niños a Jeanette lloraron de alegría porque su padre les informó
que nunca más volvería de Estados Unidos por estar en prisión al entrar y residir ilegalmente en ese país.
El asunto se tornó peor al enterarse de que la cuenta bancaria donde se
depositó el dinero enviado desde Chicago no existía, Leónidas gastó miles de
dólares en parrandas y mujeres.
Jeanette no solo fue víctima de la infidelidad, sino del robo y humillación
de su marido, todo por cumplir un falso sueño inspirado en el cine de Hollywood.
Fotografía de Clau Oliveros y Caleb Oquendo de Pexels no relacionados con
la historia.
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