La venganza varonil

Cuando Rogelio fue a llevar su móvil porque necesitaba reparaciones lo atendió un caballero que, al ver el aparato, se tornó agresivo con el cliente, algo extraño de alguien que recién abrió su negocio de compra, venta y reparación de móviles.

Rogelio vivía en Parque Lefevre, en un cuarto estudio con Joanna una migrante portuguesa de 28 años, quien laboraba como mesera en un restaurante en calle 50, donde los clientes andaban en autos lujosos.

Mientras que el hombre que atendió a Rogelio en la tienda de celulares era identificado como José Carlos, de 35 años, quien antes trabajó como vendedor de móviles en una de las empresas operadoras del sistema.



Fue liquidado, tras diez años de servicio y con el dinero de las prestaciones decidió laborar para él, sin embargo, en ese local fue donde atendió a una dama extranjera que llevó su móvil y al final del camino terminó siendo su novia.

Una ruleta rusa, al José Carlos ver la fotografía usada como protector de pantalla de Rogelio, se impactó al observar a Joanna abrazada con el cliente, lo que se traducía en que la dama jugaba sucio a ambos.

No tenía idea desde cuándo la europea le era infiel a los dos caballeros, quizás porque en ese continente la gente es más liberal, no obstante, los varones estaban enamorados de la fémina pelirroja.

El peligro era que Rogelio era en extremadamente celoso, José Carlos lo desconocía y planeó citar a su novia el mismo día que Rogelio recogería el teléfono celular y con el fin de que ardiera Troya.



Joanna era fría, calculadora, no cariñosa y solo le interesaba escalar en esta tormentosa vida, no le interesaba a si dañaba a sus parejas o compañeros de labores o cualquiera que pudiese usar para su norte.

El asunto fue que ese día del encuentro, eran las nueve de la mañana, Rogelio llegó a buscar su móvil, José Carlos entró al depósito para buscar el teléfono y dar tiempo para que su novia llegase.

Al presentarse Joanna, se asustó al ver a sus dos parejas en el mismo negocio, quiso retroceder, José Carlos entregó el móvil al cliente y este al ver la fotografía protectora de pantalla miró con odio a su mujer.

El comerciante cambió la foto de su cliente por la de él abrazado con Joanna, así que, al reclamar, la mujer quedó muda y luego tartamudeaba porque era imposible explicar las razones de su infidelidad.

Rogelio sacó el arma, José Carlos le advirtió que no valía la pena pasar veinte años de prisión por una basura, sin embargo, el varón herido, le ordenó desnudarse o la rellenaba a balazos.

Joanna accedió a gritos y con lágrimas, luego la dejaron ir por Calidonia en traje de Adán y Eva, mientras era observada por todos los transeúntes, posteriormente fue detenida por la policía y al ver que su estatus migratorio estaba de ilegal la deportaron.

La venganza de José Carlos fue efectiva.

Fotografía de Cottonbro Studio y Tim Samuel de Pexels no relacionadas con la historia.

 

 

 

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