El precio del amor

Antes de ser detenida Sarah se encontraba todos los viernes después de clases con Ryan, su estudiante de matemáticas en Yorktown High School, en Arlington, Virginia, en la casa de su alumno.

Una relación clandestina, ella de 28 años y él de 16, aunque el aspecto corporal del jugador de fútbol era atlético, con tórax gigantesco, bíceps elevados y piernas de luchador.

Ese viernes, Sarah, se fue al baño, se cambió de ropa, se colocó un hilo dental, un pantalón vaquero, se peinó su alisado cabello, negro y se pintó sus labios de color rosa mate que resaltaban el color de piel de la descendiente de esclavos de Ghana.



En una ciudad ultraconservadora, donde aún prevalecen las ideas de supremacistas blancos, es la tierra perfecta para sembrar la semilla de Ku Kux Klan y se cosechar numerosos resentidos sociales racistas.

El adolescente estaba muy orgulloso de nadar en las montañas de ébano de la dama, con trasero voluptuoso y labios gruesos que besaba muy intensamente cuando se arrastraban entre las sábanas de sedas.

No se escuchaban gemidos, lo hacían casi en silencio, sin embargo, el sexo era duro, fuerte, en todas partes de la casa y con inmensas ganas como si ambos fuesen condenados a muerte.

La pareja fumaba marihuana y bebía cerveza, aprovechando que los padres del menor se iban los fines de semana a Carolina del Sur por asuntos laborales, así que bingo para los tortolitos.

Sarah aún no sabía que tenía un mes de embarazo, su novio furtivo disparaba las balas adentro, desde el primer avance no conocían el látex ni otros métodos para no incrementar el censo en Virginia.



Pero todo tiene su precio, Allison, era compañera de Ryan, sospechaba de la ilegal relación, el varón la esquivaba siempre que ella lo invitaba a salir y descargó el desprecio con venganza.

Fue Allison quien siguió a la pareja durante tres viernes seguidos y el día que capturaron a la maestra, avisó a la policía de un amorío clandestino entre un estudiante y su maestra.

Consiguieron la orden de un juez, ni siquiera llamaron a la puerta y usaron un ariete con el propósito de irrumpir, lo hicieron, recorrieron la vivienda y llegaron hasta la recámara cuando los novios se vestían.

Sarah fue detenida, fichada, hubo un escándalo en el colegio y la ciudad, los periódicos y redes sociales publicaron la noticia.

Ahora la maestra está libre bajo fianza, sin embargo, le espera una sentencia de entre dos a veinte años de cárcel, lo que deberá pagar por el precio del amor.

Fotografías de Mart Production y Joao Paulo de Souza Oliviera de Pexels no relacionadas con la historia. 

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