La flor del higuerón

En la isla de Taboga, Emérito y Pretérito, se pelearon durante años porque el primero era quien recogía la flor que daba origen al fruto para sus rituales paganos, mientras que el segundo solamente se quedaba con los reductos en la zona conocida como La Zanja.

Asunto conflictivo por casi 20 años, Emérito era un brujo tabogano, con dinero y algunas plantaciones, tierras y propietario de una tienda de víveres en la isla, producto, como dicen algunos, de sus prácticas oscuras, diabólicas, satánicas o no católicas.

Pueblo chico, infierno grande, dice un viejo refrán y en Taboga se le aplicaba como anillo al dedo para ambos personajes porque Pretérito tampoco era un limpio, era dueño de varios botes de pesca y otros que buscaban a los pasajeros de los barcos para trasladarlos a la playa antes de que se construyera el muelle.



La flor solo nacía y duraba poco tiempo, precisamente el 24 de julio en vísperas del día de San Juan, así que como Emérito era quien más recolectaba, tenía supuestamente riquezas y paz.

En el caso de Pretérito, tomaba lo poco que quedaba y siempre quería más, aunque nunca lo conseguía

Larga vida, riquezas, salud, prosperidad, mujeres, estatus y respeto, los habitantes de la isla no tenían conflictos con Emérito, quizás más por temor a que usara sus poderes para convertirlos en cangrejo o sardina en el mar.

Sin embargo, como el tiempo pasa, el cuerpo se devalúa, los cambios físicos de Emérito fueron radicales, envejeció de manera radical porque al cumplir 60 se asemejaba a un octogenario.

De ser un roble, se transformó en un palitroqui con salud debilitada, a lo que los vecinos de Taboga cuchicheaban que el diablo se cobró todos los favores prestados al brujo y comerciante.



Precisamente recoger todas esas flores del higuerón le dieron poder, plata y muchas cosas, no obstante, fue su sentencia de muerte y peligro de que su alma quedara en el purgatorio.

Emérito estaba en cama, imposible fallecer, así que uno de sus hijos rezó una antigua oración y le dieron vuelta al cuerpo tres veces para que el alma del brujo descansara en paz.

La sorpresa que se llevaron todos fue de que minutos antes de que muriera Emérito, una carreta en llamas apareció afuera de la vivienda, cuando el varón dio su último respiro, se vio un pequeño humo que salió del cuerpo de Emérito, entró al carruaje y se marchó a una colina.

Por todo Taboga se comenta que el diablo vino y se llevó el alma de Emérito por los favores que le hizo y las flores del higuerón que recolectó.

Mientras que Pretérito murió solo y en la ruina.

Imágenes de Pixabay y Samid Botello no relacionadas con la historia.


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