Cheque canguro

Yahir García era un abogado con muchos clientes y varias denuncias en el Tribunal del Honor y Disciplina del Colegio Nacional de Abogados (CNA) de Panamá, aunque se salvaba de todas las acusaciones de estafa.

Defendía carteristas, narcotraficantes, asesinos, políticos corruptos y cualquiera que le cancelara sus honorarios profesionales en efectivo, cheques, propiedades, ganados, vehículo o cualquier cosa de valor.

Para el año 2000 llegó al istmo un político sudamericano, quien pretendía escapar de la justicia de su país porque era la mano que mecía la cuna y la CIA de Estados Unidos lo abandonó por un favor que se negó hacerle.



José Kaleb, se refugió en Panamá gracias a un yate que le prestó Antonio Serena, un empresario acostumbrado a donar a varios candidatos presidenciales y del senado para luego hacer negocios.

Sin embargo, a estallar la revolución y caerse el gobierno, se supo de la jugada, Antonio huyó a tierras panameñas, pero a la semana fue capturado por las autoridades locales por un pedido de extradición.

Maud, el hermano de Antonio, arribó a Panamá para contratar los servicios profesionales de Yahir, quien le metió un sablazo de 30 mil dólares para evitar que el comerciante fuera extraditado.

Tras cuatro meses de subir y bajar escaleras y presentar recursos judiciales, los nueve magistrados de la Corte Suprema de Justicia de Panamá (CSJ) declararon viable la extradición de Antonio, mientras este permanecía en una celda de la desaparecida Policía Técnica Judicial (PTJ).

La última jugada de Yahir fue pedir a Maud, 50 mil dólares para sobornos y usar un último recurso legal, aunque el extranjero es abogado y conocía de antemano que nada se podía hacer.



Maud emitió un cheque por esa cantidad y esa misma noche tomó un vuelo hacia Recife, Brasil, donde no hay ley de extradición.

Yahir muerto de la risa porque obtuvo la jugosa cantidad de 80 mil dólares, no había posibilidades de detener la solicitud internacional porque detrás de ese caso estaba el imperio y pocos países de América los tienen bien puestos para desafiarlos.

Se fue el banco como a las once de la mañana a cambiar el cheque, pero la cajera le dijo que esperara, al retornar le informó que no había suficientes fondos que respaldara el documento comercial.

Le robaron los huevos al águila y le metieron un cheque canguro al caballero listo, aunque nada pudo hacer.

Imágenes cortesía de Cottonbro Studio y Burst no relacionadas con la historia.

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