Nunca pensé que sería el triunfador con el amor de Daysi porque cuando la conocí ella tenía novio, y yo mujer y gran cantidad de buitres querían llevarla a la cama.
Fue en el supermercado
donde laboraba como carnicero, mientras que ella prestaba sus servicios para
una panadería y colocaba los productos en los anaqueles, lo que la dejaba a
merced de los sedientos masculinos.
Daysi era una fémina deseada,
piel blanca, senos medianos, sonrisa coqueta, buen trasero y hasta el timbre de
su voz, era una especie de imán que enloquecía a los varones, desde mis
compañeros del supermercado, hasta los clientes.
Vestía muy sencilla, con pantalón
vaqueros ajustados, camiseta de la panadería que dejaba la forma de sus pechos,
usaba zapatillas blancas, se recogía el cabello como cola de caballo y ni una
sola gota de maquillaje.
Lo que me encantó fue su
sencillez, sin embargo, mi esposa llevaba tres meses de embarazo, así que dejé
esa situación como estaba porque no quería problemas y más porque venía de un
hogar de divorciados.
Solo me saludaba y miraba
desde lejos, su atracción silenciosa era correspondida como si ambos nos comunicáramos
por lenguaje de señas, ninguno dio el primer paso, no nos atrevimos, no
quisimos romper el hielo y dejamos el agua correr.
No obstante, cuando el
destino te sella las puertas, no puedes escapar, renuncié del supermercado para
laborar en otro negocio similar en el departamento de inventario, algo así como
un ascenso y no supe de Daysi por dos años.
Me iba bien, con mayor
salario y ambiente de trabajo, hasta que el dueño del negocio me notificó que instalaría una pequeña panadería porque no comprarías más esos productos y me
adelantó que en horas de la tarde llegará la encargada.
Casi me caigo de nalgas
al ver a Daysi, la jefa de esa sección, ambos quedamos mudos, sorprendidos, el
amor volvió a nacer, ella estaba recién casada y mi hijo tenía un año y cuatro
meses.
Esa misma tarde salimos a
tomar café y aconteció lo inevitable o hicimos el amor, algo que se repitió
durante dos años.
Nunca fuimos al cine, a
un parque, restaurante, bar, a la playa o algún lugar, solamente a pensiones
para colisionar con las sábanas y unir nuestros cuerpos.
Los dos nos enamoramos, confieso, pero decidimos seguir con nuestras familias porque fue la vida que
elegimos, ninguno buscaba separación o estallar bombas sentimentales, ni
embarazos complicados.
Desde hace cuatro años no
veo a Daysi, recuerdo todo como si fuese ayer, la última vez que hicimos el
amor e intento olvidar ese capítulo de mi vida porque así debe ser.
Imagen de Cottonbro
Studio y Pok Rie de Pexels no relacionadas con la historia.
Así es la vida. Las cosas cuando van a pasar, pasan y solo el tiempo que está destinado.
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