Su fotografía inundaba todas las redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, Pinterest, TikTok y otras, al igual que once mujeres más que fueron reportadas como desaparecidas.
Los estamentos de seguridad de Panamá y el coordinador
de los fiscales encargados de los casos, Vicente Dimyanov pasaban largas
jornadas de hasta 12 horas laborando.
Se realizaron varios allanamientos, se encontró a una chica
de 16 años en Chiriquí, pero la adolescente se fue con su novio de 21 años,
quien fue detenido de inmediato porque es ilegal ser pareja de una menor.
A otra desaparecida, de 21 años, la hallaron en la casa
de una prima en Chepo. Abandonó su vivienda tras una pelea con sus padres.
Ya eran dos menos, sin embargo, a Marisol González,
estudiante de XI grado, del Instituto Urracá, de Santiago de Veraguas no la
encontraban y fue vista la última vez el 4 de abril de 2022, aproximadamente a las 6:30
p.m., tras salir del colegio.
La jovencita, delgada, de cabello negro, blanca, ojos
verdes, de 1.76 metros de estatura y voluptuosa figura para su corta edad, huyó, quizás brava, por un pleito familiar y aún se abrazaba la
esperanza de que se presentara en casa.
Una llamada telefónica anónima desde un teléfono
monedero, ya poco utilizado por la nueva tecnología, alerta a los
investigadores de una vivienda en Villa de las Fuentes, donde alguien dice que
vio una chica parecida a la veragüense.
Como un bólido, la policía, peritos y un ejército de
inspectores empiezan a vigilar la casa, pero se dan cuenta de que vive una pareja
de longevos, aunque todo el mundo es sospechoso cuando se investiga.
Tres horas después, un juez autoriza el cateo, la policía destruye la puerta, entran, los ancianos aterrados gritan al ver a los uniformados con
armas de fuego, chalecos y pasamontañas, mientras que las autoridades observan una fémina parecida a Marisol González.
Falsa alarma, era Clara Di Marzo, la nieta de los
longevos que vino desde Calabria (Italia) a visitar a sus abuelos en Panamá.
A Vicente Dimyanov se le cae la cara de vergüenza, le
ofrece sus disculpas a los italianos Alessandro y Clio de Di Marzo, los
ancianos se notan molestos por el acto judicial sin corroborar información.
Clara Di Marzo, no entiende castellano ni sabe lo que ocurre,
al ver tantos policías en la casa de sus parientes con pistola en mano, no
obstante, la abuela le explica y deja de llorar.
La fiscal general, Alicia Ibáñez, llama a Vicente
Dimyanov, para “putearlo”, las televisoras y plataformas digitales
transmitieron en vivo en acto judicial y entrevistaron a los ancianos
disgustados. Una diligencia fracasada.
El coordinador de las sumarias en Panamá, Chiriquí y
Veraguas, se va derrotado hacia su oficina.
Al día siguiente, en el elegante barrio de Punta Pacífica,
la policía detiene un lujoso BMW, cuyo conductor se pasó una luz roja, al bajar
la ventanilla, el agente ve un arma de fuego, saca su pistola, ordena al caballero salir con las
manos en alto y lo esposa. “Eureka”, atrás había cuatro quilos de cocaína.
Cuando lo llevan a la Fiscalía de Drogas, el hombre alega tener información importante de un caso, no obstante, pide protección, al
preguntarle qué tipo de caso, el masculino responde y los funcionarios de
instrucción casi se caen de sus sillas.
Continuará…
Tu narrativa me lleva al lugar y siento miedo y ansiedad por saber que pasa.
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