Francisco Navarro Arias y Anastasio Galindo López, se conocieron en las aulas del Colegio Javier, un plantel de curas, ultra conservador y donde la oligarquía católica matriculaba a sus hijos.
Ambos chicos compartían muchas cosas, eran salseros,
le gustaba patinar, ver películas de terror y comer hamburguesas.
Tras terminar la secundaria, sus padres los enviaron a
estudiar distintas carreras a Estados Unidos, como lo hace los de poder
económico en Panamá.
El primero se diplomó como ingeniero industrial en la
Universidad de Kansas y el segundo trajo en su maleta un título de literatura
inglesa en la Universidad de Portland, algo que no fue del agrado de sus
padres, desde el principio, pero los convenció y de algo debía graduarse.
A “Panchito”, prácticamente lo obligaron a casarse con
Lilita Vander Hans, la bisnieta de un aventurero holandés que se coló en el
Club Unión, a pesar de ser prófugo de la justicia de su país por estafador.
Mientras que “Tachito” peleó, pataleó, se cabreó y se
negó a casarse con Marian Horowitz, cuyos padres se la pusieron en bandeja de
plata, no tanto por amor, sino para salvar de la quiebra su negocio de cadena
de almacenes de ropa.
Durante una fiesta del Año nuevo 2012, “Panchito” y “Tachito”
se reencontraron en el famoso club de Punta Paitilla, rieron, recordaron viejos
tiempos, hartaron y “chuparon” guaro como cosacos.
Intercambiaron números de móvil y se volvieron
inseparables desde ese momento, tanto que preocupó a Lilita sus constantes
perdidas de la fábrica de bloques de la familia y de las reuniones los viernes
en el club.
“Tachito” era un hombre de armas a tomar, rebelde con
o sin causa, se negaba a seguir las tradiciones de la oligarquía panameña, ya
que él decidía su vida y nadie intervendría, lo que provocaba pleitos con su
familia.
Un día, Lilita buscó y encontró las cuentas de las
tarjetas de crédito de su marido. Grata sorpresa hallar numerosos pagos del
hotel Kardati, de la avenida Ricardo J. Alfaro. ¿Tendría amante?
A llegar a casa ardió el rancho, gritos, reclamos y
preguntas del por qué no la embarazaba.
“Panchito” harto de la situación, le pidió el divorcio
porque no estaba en condiciones de seguir un matrimonio con una mujer que no
amaba, lo que generó llantos y sufrimientos de la fémina.
Sin hijos y todo hablado, ambos caballeros empezaron a
frecuentar lugares públicos juntos, lo que creó la bola de corrillos en el club
de los rabiblancos que los señores eran homosexuales.
En una sociedad panameña, donde la hipocresía y el
doble discurso son la nota característica, esta no acepta que en este mundo hay
de todo, sin embargo, cuando se trata de dinero y “familias” lo que prevalece
son las dinastías, las herencias y los intereses económicos.
Algunos los trataban bien, no obstante, los ataques
hacia Lilita eran devastadores, entre ellos, que se casó con un “maricón”.
No le dio el divorcio a su esposo, pero se fue a
Miami, EUA, donde una prima para contar toda su historia.
“Panchito” y “Tachito” ya hartos de la situación,
críticas infundadas, embustes de socios, amigos y parientes, tomaron una
decisión, no la más correcta, pero una salida a su problema.
Se hospedaron en el Hotel Panamá, comieron, bebieron,
bailaron y en el último trago se incluyeron cianuro a los tragos de güisqui.
La trabajadora manual los encontró a los dos en la
cama, con una rosa roja en el centro y una nota que decía lo siguiente: “Si no
nos quieren en la tierra, estaremos juntos en el cielo”.
Sus familias, por ser poderosas, presionaron para que
los periódicos no publicaran la noticia, como ocurre cuando los oligarcas hacen
cagadas, cometen delitos y se registran este tipo de hechos.
Solo un diario digital divulgó la información que
tituló: ´Panchito y Tachito´, del colegio hasta la muerte´.
El que esté libre de pecado que tire la primera
piedra.
Es cierto, solo publican lo malo de la gente humilde. Todas las trastadas que hace la gente de dinero queda como si nada.
ResponderBorrarUna historia que representan las realidades de muchos. Excelente relato Figaro
ResponderBorrar