Cada martes, Gonzalo Pérez, se reunía con sus amigos en el café Le Bistrot, de la vía Argentina, para charlar sobre poesía y las últimas noticias literarias.
Eran tertulias donde no faltaba el tabaco, el vino,
las cervezas, las picadas y las historias de letras.
“Chalo” era de mediana estatura, piel canela, cabello
lacio, ojos pardos y con barriga cervecera porque le encantaba, así como las
mujeres, principalmente si eran blancas como un reguero lácteo.
Ese martes, estaba “Chalo” con Rafael Túnez y Adrián
Ballesteros, mientras debatían sobre los poemas de Ricardo Miró y Federico
García Lorca, los saludó una dama, con aspecto de extranjera.
Ya la habían visto otras veces en el café charlando
con otras dos féminas, una aparentemente indostana y otra asiática.
Las tres mujeres eran Susan Taylor (estadounidense),
Kelly Patel (británica de origen indostán) y Mik-suk Park (estadounidense de
origen coreano), todas estudiantes de español en Panamá, ya que querían
mejorarlo para aplicar como docentes en California donde vivían.
Susan se presentó y los caballeros le ofrecieron un
espacio para que los acompañara porque el trío de féminas escuchaba las
pláticas literarias y les llamó la atención el tema conversado.
Media hora después llegaron las dos damas, tuvieron
que cambiar de mesa para una más amplia, pero la tertulia se convirtió en
parranda hasta la una de la madrugada.
“Chalo” bailó con Susan, Rafael con Mik-suk y Kelly
con Arturo, esta última estaba recién divorciada, rompía con las tradiciones de
su familia porque fue criada en Londres, donde la casaron con un hombre
desconocido, luego se divorció y se marchó a Los Ángeles para una nueva vida.
Todo fue normal en el arranque hasta que Susan besó a “Chalo”,
quien estaba hipnotizado con la mujer de pelo negro, ojos verdes, alta y caucásica.
El asunto fue que sobrepasó los límites de las ideas políticas
de “Chalo” un izquierdista y anti yanqui en toda su expresión, a quien la vida
le puso una prueba por hablar mucho.
Sus amigos lo vacilaban que, tanto que hablaba mal de
EUA, y tenía de novia una estadounidense.
No obstante, la extranjera le enseñó a su pareja que
los ciudadanos no son culpables de las decisiones de sus presidentes y también
son víctimas de las guerras e intervenciones militares porque los soldados
muertos son del pueblo, no de la élite norteamericana.
Las tertulias seguían y la pareja tenía seis meses de
ser novios, Susan debía partir a California y le propuso a su media naranja
casarse e irse juntos a EUA. Le conseguiría trabajo como profesor de español en
algún colegio.
“Chalo” dio vueltas por una semana, todo su discurso
anti yanqui se iría por la basura, sus amigos lo criticarían, pero al final las
críticas de pasillo no aportan nada y la gente tóxica debe alejarse.
Se casó con su norteamericana, se fue con ella para
instalarse en Buena Park, Los Ángeles, trabajó primero dando clases de
castellano a particulares y luego en un colegio privado.
La vida le demostró a “Chalo” que el amor es una parte
importante en este mundo y hasta de ideas políticas se cambia cuando el
corazón está flechado.
El amor hace cambiar al corazón mas difícil 😃😁
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