El baile del ataúd

Martín Ramírez, era un hombre de 60 años, aunque su apariencia era de dos décadas menos, de baja estatura, cuerpo atlético, blanco, ojos miel y abundante cabello castaño claro y lacio.

Trabajaba como peón en la finca de los Fernández, en Churuquita Chiquita del rural Penonomé, a principios de los años 60, donde había zonas que aún no llegaba la electricidad y se abastecía de agua por pozos.

La provincia era el orgullo de Panamá, ya que Roberto F. Chiari, descendiente de coclesanos, asumió la presidencia del país el 1 de octubre de 1960 y de donde era originaria la familia Arias-Madrid, que logró meter a dos de sus descendientes en el Palacio de las Garzas.

Martín Ramírez tenía una habilidad para arrear ganado, sembrar, construir o ser una mano de obra calificada, lo que hacía que los terratenientes lo corretearan para contratarlo y las mujeres sucumbían ante sus encantos.



Algunos se sorprendían porque nunca había ido al médico, tenía sus dientes completos, no perdió una sola hebra de su cabello y estaba tan fuerte como un roble.

Decían por Churuquita Chiquita que el hombre de marras era el amante oculto o “tinieblo” de doña Tiffany Scott de Galindo, una escocesa casada con Adolfo Galindo, oligarca panameño y socio de los Fernández.

Las malas lenguas afirmaban que el caballero tenía un pacto con el diablo para poseer una salud fuerte, tener sexo por varias horas sin parar y conquistar damas de hasta 30 años menor que él.

Pueblo chico, infierno grande dice un viejo refrán, porque a los oídos de don Adolfo entró la noticia de que la escocesa lo pasaba por la parrilla (serle infiel) con el humilde e ignorante campesino, así que tomó cartas en el asunto.

En una fiesta le dieron de beber vino de palma a Martín Ramírez, quien la consumió como si se tratara de agua  y tras “mamar” guaro quedó completamente borracho.

Dos peones encontraron su cuerpo en medio del camino que llevaba a la finca de los Fernández, avisaron a las autoridades y como tenía aliento a licor, no le hicieron autopsia, presumiendo que le dio un ataque al corazón.

El corregidor no se iba a buscar conflictos si investigaba a Adolfo Galindo, ya que también sabía la historia de amor entre el hoy occiso y la extranjera, pero se quedó callado. Nada de buscar líos con un “rabiblanco”.

Durante el velorio de cuerpo presente (esa práctica no se realiza en la actualidad), en la casa de la hermana de Martín, Tita Ramírez, sucedió algo que dejó a todos boquiabiertos.

Cuando doña Mercedes rezaba el padrenuestro, sopló una brisa fuerte que apagó las guarichas y la velas alrededor del ataúd, este temblaba sobre la gigantesca mesa donde lo colocaron.

La caja parecía que danzaba frente los parroquianos sorprendidos.

Aterrados, los vecinos abandonaron la vivienda en momentos que cuchicheaban que era cierto que Martín tenía un pacto con el diablo, razón por la cual no quería que rezaran por su alma.



En medio de la lluvia, lo sepultaron en el cementerio Municipal de Penonomé, en una tumba sin cruz, solo con un madero pintado de blanco con su nombre, fecha de nacimiento y muerte.

Un mes después, dos chavales jugaban en el camposanto, encontraron la tierra removida y la tumba abierta sin el cuerpo, corrieron con miedo y la noticia se regó por todo el pueblo.

Adolfo Galindo quedó seis meses internado en un hospital mental porque decía que en las noches se le aparecía Martín Ramírez, luego salió del nosocomio, sin embargo, le diagnosticaron trastornos psicóticos de por vida y su mujer escocesa falleció de un infarto.

Los bochinchosos del pueblo señalan que el peón se llevó a la extranjera e hizo que su esposo perdiera el juicio por venganza, ya que lo mandó a envenenar.

En las madrugadas penonomeñas, algunos vecinos afirman haber visto en las calles el fantasma de Martín Ramírez pululando con una mujer sin rostro.

3 comentarios:

  1. Buenísima 👏👏👏 historia de miedo con historia y un toque panameño. El lenguaje es sencillo y agradable.
    Muy bien 👍

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  2. Sorprendente conocer este tipo de historia, que pasan en los pueblos interioranos de Panamá.
    Muchos no creen en esto, pero infinidades de familias han sido testigos de lo paranormal.
    Excelente historia, felicitaciones!

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  3. Excelente relato, así muchas historias en el interior de nuestro país que aún no conocemos. 👏

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