Algo nervioso Isaiah Turner apuntó su
rifle en la estepa cercana al río Little Bighorn, disparó, luego cayó un nativo
muerto, el militar hizo un giro con su caballo para acercarse, sin embargo, los
indígenas superaban en número al ejército estadounidense.
Eran aproximadamente las 12:45 de la
tarde del 25 de junio de 1876, en Montana, y hacía pocos minutos había empezado
la batalla de Little Bighorn, cuyo fin era acabar con todas las tribus de la
zona y tomar las “Montañas Negras”, donde abundaba el oro, de acuerdo con los
geólogos que trajo el teniente coronel George Custer, héroe de la Guerra Civil
de Estados Unidos.
Custer seguiría las órdenes del general
William Sherman para resolver el problema indio o la denominada “solución
final”, como lo bautizó el militar de alto rango estadounidense en esa época.
En otras palabras, el exterminio en su
totalidad, porque las tierras eran necesarias para que el hombre blanco se
instalara allí.
Esa “solución final” sería aplicada 70
años después en Europa, con consecuencias fatales, como ocurriría el 29 de
diciembre en Wounded Knee (Dakota del Sur), en 1890, en el oeste de Estados
Unidos.
Isaiah Turner estaba orgulloso de lucir
su uniforme azul, su sombrero, sus botas negras, la espada para atravesar
cuerpos de arapahoes, lakotas y cheyennes.
Era uno de los pocos negros aceptados en
el 7mo regimiento de Caballería del US Army y su orgullo carecía de límites.
Seguía las instrucciones del mayor
Marcus Reno de atacar por el oeste a los nativos, mientras que el capitán
Frederick Benteen lo haría por el norte, según el plan establecido por Custer,
quien lo haría por el este y otros oficiales por el sur.
Un movimiento de pinzas para evitar que
los indios escaparan porque había que matar hombres, mujeres, niños y ancianos,
ya que desobedecieron la orden del presidente Ulysses Grant, de abandonar esos
terrirorios y establecerse en reservas.
El hombre blanco solo tenía casi 600
hombres, mientras que los nativos le superaban de 15 en uno porque Toro Sentado
logró unir varias tribus y junto con Caballo Loco pelearían hasta el final.
No cederían un centímetro más de las
tierras a los colonos.
La
masacre
Isaiah Turner logró dar de baja a varios
nativos, pero el fuego era intenso, no solo de balas porque los indios contaban
con pocos rifles, arcos, flechas y lanzas; al caer los soldados del US Army,
los indios tomaban los rifles y les quitaban las municiones para usarlas.
Las chozas nativas ardían, pero no el
coraje de los indios que empezaron a masacrar a los soldados. Reno ordenó
montar, luego desmontar y por último retirada total porque reconoce que no está
en condiciones de vencer.
El soldado búfalo junto con su caballo
se da vueltas y emprende la huida, aunque minutos después cae muerto en el
suelo teñido de sangre, sudor y desesperanza del hombre blanco. Van hacia el
camino de la derrota.
Todo está perdido, George Custer muerto
con una bala en una de sus sienes y otra en el pecho, los indios usaron las
tácticas de guerra del hombre blanco y los hicieron polvo.
Los dos hermanos de Custer también
muertos y con ello se desató el odio hacia la comunidad indígena del país
porque el pueblo estadounidense y los diarios exigían “venganza”.
Histórica
lucha
Con la muerte de Isaiah Turner también
se esfuma el esfuerzo del hombre negro de su lucha por tener derechos como los
demás ciudadanos estadounidenses.
Estaban vetados para ingresar como
Vigilantes de Texas (Texas Rangers), vivían en los arrabales y eran tratados
como nacionales de quinta categoría.
La vida tiene miles de ironías y el caso
olvidado del soldado búfalo (negro), quien fue integrante de un grupo que tenía
como fin acabar con los nativos, es parte de la contradictoria historia de
EE.UU.
Un hombre negro en un mundo creado solo
para blancos con distintos intereses y fines, una época donde el racismo era
tan normal como la nieve que caía sobre las montañas y las praderas.
Soldados negros que también sirvieron
como unidades en la guerra de Independencia contra Inglaterra, sin embargo, no
les otorgaron la ciudadanía estadounidense y siguieron de esclavos.
La ciudadanía era solo era para el
hombre blanco que hablaba inglés, tampoco se la extendieron a alemanes,
españoles, holandeses, franceses y de otros países que ayudaron a ser libre a
Estados Unidos del yugo británico.
Isaiah Turner dio su vida para demostrar
que estaba dispuesto a defender el país donde nació, no obstante, la historia
decidió enterrarlo y olvidarlo sin ser mencionado en documentales, periódicos o
ser un fantasma entre los blancos.
Más
muertos
La batalla de Little Bighorn significó una derrota para los soldados, pero los nativos perdieron la guerra, fueron obligados a vivir en reservas y las grandes extensiones de territorios se los robó el hombre blanco para dar paso a la “civilización”, aunque tampoco sería fácil conseguirlo.
El 29 de diciembre de 1890, en Wounded
Knee, sería un día triste para la historia de los indígenas que vivían en zonas
que aún los blancos se frotaban las manos para obtenerlas.
La famosa 7ma División de Caballería del
US Army masacró a un aproximado de 300 indios lakotas.
Hombres, ancianos, mujeres y niños
perecieron ante las balas y las espadas del US Army.
Los historiadores solo culpan a los
españoles de masacrar a los nativos de América, pero no fueron los únicos que
acabaron con miles de indígenas para descaradamente robarles sus posesiones territoriales.
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