'Los mexicanos son seres generosos que aman y reciben': Ligia Urroz

 

La escritora nicaragüense, con más de 40 años de residencia en México, Ligia Urroz, concedió una entrevista al portal “Fígaro Ábrego, el escritor de Vacamonte”  y sus sensacionales respuestas dejan a cualquiera boquiabierto. Una mujer que nació para las letras y la música.

 

¿Quién es Ligia Urroz? Nárrenos su vida brevemente.

Ligia Urroz es una mujer que creció antes de tiempo; apenas con once años de vida había vivido los horrores de la guerra y del exilio. Migró junto con su familia a México, una vez ahí, se dedicó al estudio y al trabajo. Hizo la carrera en economía y luego un máster en Londres, trabajó 25 años en el sector financiero para luego dedicarse por completo a sus pasiones: la música, la literatura y su estudio.



¿Cómo llega su pasión por la literatura?

Mi pasión por la literatura llega desde muy pequeña, aprendí a leer a los 3 años y de ahí me convertí en una lectora voraz.

A los dieciséis años tuve una charla con Gabriel García Márquez (en ese entonces yo ya había leído todo lo que él había publicado). En dicha charla le pregunté con toda la ingenuidad de una lectora adolescente acerca de sus personajes y derroteros. Él me dijo que estaba impresionado de que una jovencita conociese toda su obra y charlara sin tapujos sobre ella. Creo que a partir de ahí decidí que nunca me iba a separar de mis lecturas, y lo he cumplido.

Cuéntenos un poco de su obra Somoza.

Somoza es mi última novela, editada por Planeta. Es una obra de autoficción. En ella cuento los últimos años de la dictadura en Nicaragua del general Anastasio Somoza Debayle. La narro en múltiples voces: un narrador omnisciente, Ligia niña -quien conoció de cerca al general- y Ligia adulta, -quien a partir de la madurez y el tiempo- le pide cuentas y le reclama al dictador.

¿Cómo fue ese drástico cambio de una Nicaragua en guerra a un exilio en tierras desconocidas?

A pesar de haber dejado todo atrás (mi tierra, casa, familia, amigos, colegio), México me recibió con los brazos abiertos.

Los mexicanos son seres generosos que aman y reciben. Fueron momentos de mucha pérdida y carencias que me enseñaron a ser resiliente y a aprender el valor del trabajo y del estudio.

¿Ha vuelto usted a Nicaragua?

He vuelto un par de veces; la primera a reencontrarme con mi tierra y la segunda a presentar mi novela La Muralla.



¿Cómo ve su país de origen en 10 años?

Espero de corazón que la dictadura de Daniel Ortega termine y empiecen momentos de verdadera democracia y paz. Si eso no ocurre, mi país continuará sufriendo carencias y derramamiento de sangre.

¿Cuál es su público lector?

Tengo lectores de todas las edades a partir de los trece años. De hecho, mi novela La Muralla, fue preseleccionada por la SEP para formar parte de las Bibliotecas de Aula de las escuelas públicas. Lamentablemente nunca se tuvo el presupuesto y solo aparecen en el catálogo.

¿Qué género literario prefiere leer y escribir?

Escribo novela, cuento, ensayo y crónica. Dependiendo de mi necesidad de escribir y del momento por el que esté pasando, escojo el género. Me gusta mucho también leer poesía. Es necesaria.



También toca la guitarra ¿Cómo nace el amor por la música?

Toda mi familia del lado Urroz lleva la música en la sangre. Mi abuelo paterno fue el director de la Orquesta Sinfónica de Nicaragua y primer violín. Desde pequeña lo escuchaba practicar unas seis o siete horas al día. Mi primera aproximación a la música fue el género clásico y aprendí a ser ecléctica. A los 6 años recibí mis primeras clases de guitarra y desde entonces he tocado. He pasado por el coro de la iglesia, el grupo de instrumental de la escuela y ahora soy guitarra rítmica de una banda de rock ochentero.

¿Qué hace Ligia Urroz en su tiempo libre?

Creo que no tengo tiempo libre porque siempre lo dedico a la lectura, pero cuando no leo, soy una apasionada del ejercicio y el vino. Me gusta viajar y asombrarme a cada paso.

¿Cuáles son sus proyectos literarios a futuro?

Estoy escribiendo una novela acerca de adicciones.

Un mensaje a la juventud mundial.

Los invito a que lean porque es una forma de conocer la vida. La literatura nos mueve hacia realidades diferentes, pensamos en múltiples cabezas, conocemos y viajamos por territorios donde nunca hemos estado y probablemente no estaremos físicamente. ¿Quién no se ha conmovido flotando por el Amazonas dentro del Corazón de las tinieblas de Conrad? Hemos viajado por los océanos y visto el mundo acuático de Verne. Platicamos con nuestros muertos en Comala, luchamos contra molinos de viento y reinado en Barataria con nuestros admirados Sancho y Don Quijote.

Respiramos la humedad y vemos mariposas amarillas en Macondo. He visto dos lunas con Murakami y me he paseado por las calles de París encontrando a la Maga y Oliveira.

Regalándonos la dicha de ser lectores indagamos acerca de la naturaleza humana: nos buscamos a nosotros mismos y abrimos los sentidos; nos sorprendemos y revelamos.

La literatura es un instrumento de defensa de la libertad humana; nos abrimos en canal y nos leemos para ser más sensibles y empáticos porque la raza humana es una.

Todo lo anterior para recomendar que LEAN.

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