Barriga de Tómbola y Pata de Elefante, regresaban desde Las Lajas adentro hacia el pueblo chiricano, borrachos, producto del guarapo que se zamparon en la casa de su abuelo, en el año 1960.
Para esa época en Panamá existían poblados que no
contaban con energía eléctrica, aunque en Las Lajas algunas partes sí tenían el
servicio de la antigua empresa Fuerza y Luz.
Dos pasos para adelante, uno para atrás, abrazados, vestidos
con pantalón corto, diablo fuerte, cutarras y Pata de Elefante, llevaba
una botella de vidrio con la bebida fermentada, mientras cantaban la canción
Don Goyo, de Graciela Arango de Tobón.
—Ese muerto no lo cargo, yo, que lo cargue el que lo
mató—, coreaban los hermanos, en medio de una noche con luna llena, con brisa
suave, muchas estrellas y árboles tupidos.
Los vecinos les advirtieron que no jugaran con fuego
porque en ese trayecto les podría aparecer el cura sin cabeza, figura que supuestamente
se presentaba a los peatones, principalmente cuando el sol se retiraba a descansar
y con luna llena.
Era como la quinta vez que pululaban en la madrugada
desde la casa de su pariente, así que, al terminar de chupar, se marcharon por el famoso camino
conocido como El Paso del Padre.
Los vecinos narraban del fantasma del religioso, quien
murió supuestamente decapitado por un demonio durante un exorcismo en 1950 y
recorría el camino de tierra en busca de venganza contra el hijo del diablo.
Así que los hermanos andaron hasta que sintieron que
alguien los seguía, voltearon en tres ocasiones, no vieron nada, luego escucharon
pisadas en la hierba seca y el clima cambió a muy frío.
Intentaron correr, Pata de Elefante cayó, su
hermano Barriga de Tómbola, se agachó para ayudarlo, al levantarlo, las
pupilas de los jovencitos de 21 y 23 años, casi se les sale por que lo estaba
frente a ellos.
Con su usual vestido de cura, color negro, su respectivo alzacuello,
zapatos, negros, tría consigo en ambas manos bolsas plásticas oscuras, que provocaban
una hediondez por contener animales muertos, lo divisaron.
La figura no tenía cabeza, por su cuello salían pequeños
talingos que posteriormente crecían y desaparecían entre las estrellas y la
luna llena.
Barriga de Tómbola abrió la boca del susto, imposible gritar, se desmayó
y Pata de Elefante, intentó despertarlo, pero al ver el fantasma dirigirse
a él, perdió el conocimiento.
A las seis y media de la mañana del domingo, Don
Roberto, el dueño de la cantina de Las Lajas, descubrió los hermanos, quienes
despertaron en medio de gritos y llantos, contaron que sí era cierto la existencia
del cura.
En el pueblo los tildaron de borrachos y locos, no
obstante, no volvieron a caminar en la noche por el Paso del Padre para
evitar reencontrase con el famoso sacerdote.
Fotografía de Mart Production y archivo no
relacionadas con la historia.
Barriga de Tómbola 🤣🤣🤣 muero de risa, tienes unas ocurrencias 🤣
ResponderBorrarCuentos de la cripta
ResponderBorrarMe muero del miedo tan sólo de pensarlo. 😱
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